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Cristianos de la ciudad de Qamishli sumergidos en la incertidumbre de una Siria inestable

DAMASCO —

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Mohamed Siali

Qamishli, 17 dic (EFE).- En la ciudad de Qamishli, en el norte de Siria y de mayoría kurda, los cristianos sirios están sumergidos en la incertidumbre de un futuro incierto, pues la inestabilidad ha llevado a muchos a optar por la migración, mientras otros, a pesar de su inquietud, se aferran a la lucha y a la esperanza en su tierra.

La identidad cristiana siria es compleja. Además de su importante dimensión religiosa, los cristianos sirios también se enorgullecen de su herencia asiria, siendo habitantes auténticos de la región antes de la llegada del cristianismo, y aún conservan su lengua y cultura.

Gran éxodo cristiano

En Qamishli, hay varias denominaciones cristianas, como los ortodoxos, católicos y protestantes, que han convivido históricamente con otras religiones, como el islam y el judaísmo.

En esta ciudad siria, con una población de aproximadamente un millón de personas, viven 20.000 cristianos, aunque este número ha disminuido significativamente debido a la migración causada por la inestabilidad y la falta de oportunidades socioeconómicas.

“En Qamishli y las localidades circundantes vivían 200.000 cristianos, de los cuales el 75 % emigraron. La guerra ha afectado gravemente la demografía de la región, dejando pueblos enteros vacíos de cristianos”, dice Sanharib Barsoum, presidente del Partido de la Unión Asiria en Siria (SUP).

El partido SUP, creado en 2005 para defender los intereses de los cristianos en las regiones septentrionales del país, es uno de los fundadores de la administración autónoma en el norte de Siria (la autoridad de facto en la región).

Las razones de esta migración incluyen el deterioro de la situación socioeconómica, la inestabilidad política y la guerra y el servicio militar obligatorio prolongado para los jóvenes en el Ejército sirio, que ha estado involucrado en combates intensos contra las fuerzas de oposición.

Desengaño por el nuevo régimen

En relación con la llegada de Hayat Tahrir al Sham (HTS, islamista radical) al poder en Siria tras la caída del régimen de Bachar al Asad el pasado 8 de este mes, Barsoum dice: “Esto no es lo que aspiramos. Buscamos construir un sistema secular, democrático y pluralista, en el que las fuerzas políticas democráticas compartan el poder, y los cristianos sean una parte esencial de él”.

“Lo que ha sucedido en Siria despierta temores en todos, especialmente en los cristianos, porque este modelo y esta ideología no son adecuados para Siria y no son aceptables”, añade, aunque defiende la importancia del diálogo con el nuevo régimen para entender sus intenciones.

“Si el nuevo régimen repite el anterior con una base religiosa, esto será inaceptable y entraremos en una nueva fase de lucha para alcanzar nuestros objetivos”, advierte.

Barsoum recuerda con nostalgia las historias de convivencia en Qamishli en el pasado. “Había diversidad y todos nos sentíamos como una sola familia”, aunque el régimen derrocado creó posteriormente divisiones, algo que no quiere que continúe con ningún nuevo gobierno.

Lucha conjunta

El político recordó que todas las comunidades, incluidos los cristianos, participaron en la autodefensa de sus áreas después de que el régimen central se debilitara en los últimos años, y ofrecieron “mártires” en la guerra contra el grupo terrorista Estado Islámico.

En el apogeo de la revuelta en 2012, el partido fundó un brazo de seguridad llamado 'Sotoro', una organización de autodefensa para proteger los barrios y comunidades cristianas. Posteriormente, creó el Consejo Militar Asirio, y ambas organizaciones armadas están bajo el paraguas de las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD, fuerzas kurdas).

En la sede del partido, destacan antiguos cuadros asirios y carteles de líderes y combatientes fallecidos en los últimos años, así como una foto de uno de los fundadores más destacados del partido , Said Malke, quien fue secuestrado por el régimen sirio en agosto de 2013 en el aeropuerto de Qamishli y desde entonces no se ha sabido nada de él.

El pastor de la Iglesia Evangélica Unida en Qamishli, George Moshi, considera que la caída de Al Asad “fue algo bueno” para los cristianos de la ciudad, pero no oculta su incertidumbre sobre el futuro debido a la contradicción entre los tranquilizadores eslóganes de HTS y su ideología radical.

“Tenemos reservas sobre el futuro. No sabemos si HTS cumplirá las promesas que ha hecho de tratar bien a todas las comunidades. Hay temores que no podemos ocultar sobre el establecimiento de un régimen islamista radical”, añade, defendiendo un nuevo sistema federal y secular.

Moshi recordó que en 2012 solicitó permiso para construir la Iglesia Evangélica Unida en Qamishli al régimen anterior, pero las autoridades se negaron a otorgarle la licencia, y solo pudo construir la iglesia en 2019 después de que las FSD tomaran el control de la ciudad. “El nuevo régimen no será mejor que el de al Asad en la gestión de la libertad de creencias”.

No hay carnavales navideños

Georgette Barsoum, presidenta de la Unión de Mujeres Asirias, tampoco esconde su cautela hacia el nuevo régimen que no oculta sus tendencias radicales, ya sea a través de los versículos coránicos que recitan sus líderes o sus banderas, que se asemejan a los estandartes de las organizaciones islámicas extremistas.

“Lo que vemos, aunque no podemos tomarlo como un estándar, son comienzos aterradores y preocupantes para nuestra pacífica comunidad cristiana”, lamentó.

Debido a este temor, la activista dijo que las iglesias en Qamishli decidieron no celebrar las festividades navideñas de este año con carnavales o en espacios públicos, limitándose solo a misas dentro de los templos y pequeñas celebraciones en casas y espacios privados.