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Los críticos del PSOE acusan a la gestora de ganar tiempo para dejar fuera a los militantes del PSC

¿Por qué la gestora propondrá una fecha para la batalla por el liderazgo pero no la convocará? Es la pregunta que se han hecho algunos socialistas al confirmarse los planes de la gestora, que fijará este sábado que en junio se celebre el 39º congreso ordinario del PSOE. En el sector crítico con la actual dirección creen que el censo, y con él la participación del PSC en la elección del próximo secretario general, está detrás de la decisión. 

Las normas del PSOE establecen que los congresos –en los que se elige ahora por primarias al líder y se designa una nueva dirección– deben convocarse al menos con 60 días de anterioridad. Los estatutos no establecen un límite de anticipación: “Puede convocarse con 215 días”, pone a modo de ejemplo un conocedor de las normas. Es en el momento en el que el Comité Federal convoca formalmente el congreso en el que se cierra el censo, es decir, el listado de participantes. 

De acuerdo con el reglamento federal de congresos vigente, el censo lo forman los militantes del PSOE, los del PSC y los afilados a las organizaciones juveniles de ambas organizaciones.  

La razón que encuentran los dirigentes críticos con la gestora es que el retraso en convocar formalmente el congreso pretende evitar el cierre del censo ahora para “poder cepillarse al PSC”. “Con el congreso convocado y el censo cerrado, ¿cómo le quitas la posibilidad de participar a quienes ya le has dado derecho a voto?”, se pregunta un dirigente crítico con la dirección. 

“La única excusa para dejarlo sin convocar es que así tienen dos meses para manejar el censo –expresa un barón–. Ganan tiempo para recuperar a la gente que se ha dado de baja en Andalucía por el impago de las cuotas y también para llevarse por delante al PSC”.

La posibilidad de que los militantes del PSC queden excluidos de la elección del próximo secretario general del PSOE está sobre la mesa de la negociación que han abierto ambos partidos para revisar sus relaciones tras el voto en contra en la investidura de Mariano Rajoy de los diputados catalanes, pese a la orden del Comité Federal. Las dos reuniones que, por el momento, han mantenido las comisiones designadas por las organizaciones han prosperado poco. “No hemos abordado asuntos orgánicos”, aseguran. 

En el PSC están convencidos de que la resolución no será la expulsión de los órganos del PSOE. La gestora mantiene esa posibilidad, aunque se muestra “optimista” sobre la marcha de las conversaciones para continuar juntos. 

Los gestos de costura del PSC

Miquel Iceta ha tenido gestos hacia el PSOE para intentar “coser” tras la crisis abierta con la ruptura de la disciplina de voto. La primera fue la promesa del primer secretario del PSC a Susana Díaz de mostrar “neutralidad” en las primarias para la secretaría general. Ese compromiso se ha plasmado en un documento asumido por los secretarios de organización de las agrupaciones catalanas en una reunión en la que se garantiza imparcialidad de los cargos y federaciones del PSC, según La Vanguardia. Iceta ha rebajado también la efusividad en el apoyo a Pedro Sánchez que mostró justo antes de su defenestración.

Además, ha incrementado su crítica al proceso independentista con la aprobación de un documento en la última reunión de su Ejecutiva en la que insistía en su apuesta por la reforma constitucional como solución para el conflicto catalán. La dirección de Iceta aprovechó incluso la felicitación de Navidad de los socialistas catalanes para reiterar su compromiso con la declaración de Granada, el documento de propuesta territorial que el PSOE tiene vigente desde 2013: utilizó una imagen de ese fruto. 

La gestora no explica por qué esperará a una nueva reunión del Comité Federal para convocar formalmente el congreso. Lo que deja claro es que aspira a zanjar las críticas de los barones alejados de la dirección que reclamaban su celebración (en abril). De hecho, la decisión de ponerle fecha ahora ha descolocado a algunos cargos intermedios próximos a la gestora, que ven un signo de debilidad ponerle fecha al congreso, como piden los barones críticos, a quienes consideran minoritarios en la batalla. 

La dirección de Javier Fernández quiere aplacar el debate sobre el congreso una vez se conozca la fecha de su celebración y espera que la discusión se centre en la materia ideológica por lo que ha pedido a quienes aspiren a la secretaría general que guarden sus cartas hasta que se convoque el congreso en un par de meses. Pero el ruido está garantizado.