Los primeros en llegar al paseo de Recoletos fueron los fotógrafos y la policía en torno a las 08:30 de la mañana. Un amplio dispositivo policial custodiaba las aceras cercanas al Tribunal Supremo, donde este martes ha arrancado el juicio del procés. La primera sesión todavía no había comenzado, faltaban todavía alrededor de dos horas, pero en la calle comenzaron a aparecer familiares, manifestantes, lazos amarillos y banderas de Catalunya. En el frío corazón de Madrid, repetían casi al unísono una sola frase: “Libertad para los presos políticos”.
Pocos minutos después, acudieron a la concentración las principales figuras políticas del bloque independentista causando un gran revuelo entre los periodistas. Joan Tardà, Roger Torrent, Gabriel Rufián y Quim Torra han sido los protagonistas durante los primeros minutos de la manifestación. “Lo único que hicieron fue poner las urnas, un referéndum. Vamos a ver [durante este juicio] dignidad democrática y veremos también la vergüenza de que se les acuse por haber puesto las urnas, por haber practicado la democracia”, ha dicho Roger Torrent, presidente del Parlamento de Catalunya.
“Ningún Estado democrático aguanta ver cómo 12 hombres pacíficos tienen que sentarse en el banco de los acusados por haber puesto unas urnas. Apelamos al conjunto de los demócratas españoles. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a ver esto? ¿Hasta dónde tenemos que aguantar solo para impedir que los catalanes y las catalanas puedan decidir libremente sobre su futuro?”, ha preguntado Torrent ante los medios.
En la primera parte de esta concentración, que más tarde subió el paseo en dirección Colón hasta llegar a la calle Génova, la policía ha tenido que apartar a dos hombre que llevaban una bandera de España y que pedían prisión para Torrent y Puigdemont. Este ha sido el primer momento de tensión vivido entre unos y otros.
Tras las declaraciones políticas, y detrás de una pancarta que rezaba “decidir no es delito”, el grupo en apoyo a los acusados empezó a moverse, escoltado todo el tiempo por decenas de policías. Miguel, uno de los manifestantes, se sorprendió al ver el gran despliegue policial. “La concentración es muy pequeñita, como cabía esperar. Lo que me ha extrañado es el derroche policial que han hecho para tan pocos como somos. Nos ha costado incluso llegar hasta aquí porque hasta han cortado el paso desde los metros aledaños”, se quejaba este manifestante, que utilizaba por capa la bandera catalana.
Según él mismo explicaba, había venido a reivindicar el derecho a decidir y la “absoluta inocencia de las personas que están juzgando”. Algo parecido comentaba Alicia, otra de las concentradas, a este medio: “Pienso que los pueblos tienen derecho a decidir su futuro y tienen que dejar votar a los catalanes. Aquí tiene que decidir el pueblo, ni el ministro ni los jueces y sino, no es una democracia”.
Cuando la marcha se dirigió hacia los accesos del Tribunal Supremo, al comienzo de la calle Génova desde Colón, se encontró con otra manifestación que esperaba en ese mismo punto. Al otro lado de la calle y ataviados con banderas españolas, integrantes de Hogar Social y de la Falange han gritado en contra de los primeros, de Puigdemont y han reivindicado que Catalunya también es España.
“¡Terroristas!”, se oía desde un extremo. “¡Libertad!”, justo desde el otro. En medio, dispuestos en filas a diferentes alturas, agentes de la policía nacional y furgones hacían las veces de barrera. Aunque sin pasajes de violencia, los insultos no han cesado durante toda la marcha. “Estáis haciendo el ridículo, gilipollas”, es lo que le dijo un hombre de unos 70 años a una mujer algo más joven que portaba un símbolo a favor de la libertad de los presos políticos. En ese mismo instante, un policía se tuvo que poner en medio de los dos.
“¡Paletos, estudiad historia!”, fue lo que otro hombre que paseaba a su perro espetó. “Juicio justo, pero largos años a la sombra por intentar usurparnos la soberanía nacional”, gritó otro más, que fue cercado por cinco policías.
Tras unos minutos en Génova, la marcha volvió a descender Recoletos y cerró esta mañana de reivindicaciones con una concentración silenciosa que ha durado media hora y que solo ha sido interrumpida por los insultos de los vecinos contrariados. “Cumplid la ley” o “menuda panda de piojosos”, ha sido el broche final de la primera mañana del juicio del procés, que durará al menos tres meses.