Más de 7 millones de personas en la Unión Europea (UE) trabajan en las industrias creativas y culturales, cinco veces más que en el sector de las telecomunicaciones (1,2 millones), según un estudio de Ernst&Young presentado hoy en Bruselas.
El informe, realizado por encargo de las sociedades de autores europeas, pone de relieve el peso económico del sector en el PIB de la Unión y su crecimiento pese a las dificultades económicas.
Mientras la creación de empleo en Europa cayó el 0,7 % anual entre 2008 y 2012, en el ámbito de las industrias creativas y culturales se produjo un crecimiento del 0,7 % cada uno de esos años, dice el documento.
La industria creativa emplea a 7,1 millones de personas, frente a la industria de los químicos (1,3 millones) o de la automoción (3 millones), y atrae a trabajadores jóvenes (el 19,1 % de los puestos de trabajo está ocupado por menores de 30 años).
Solo en el sector de la música trabajan un millón de personas.
Además, el estudio revela que la facturación de la industria creativa cultural europea asciende a 535.900 millones de euros y que se trata de un sector precursor en el ámbito de la tecnología digital.
Pone de relieve, asimismo, el potencial del sector, con datos como el del uso del vídeo a la carta, que se ha multiplicado por cinco entre 2008 y 2012 o el del sector de los videojuegos, donde se prevé un crecimiento del 9 % entre 2012 y 2015.
El informe recuerda también que la publicidad “online” ha experimentado un crecimiento anual del 12 % desde 2008 y que el sector editorial europeo es el más grande del mundo.
“Las industrias culturales y creativas han demostrado una extraordinaria resistencia ante la crisis económica y se encuentran bien posicionadas para continuar creciendo en el futuro, gracias a su papel de precursores de la innovación digital”, añade.
El estudio indica que Europa se puede beneficiar mucho de la promoción de las industrias culturales y creativas y proponen soluciones para favorecer un mayor crecimiento en el sector, empezando por el desarrollo del potencial de las pymes, con la búsqueda de soluciones para afrontar lagunas de financiación.
Asimismo, abogan por mantener un sistema de propiedad intelectual que alimente la creatividad y garantice la rentabilidad de la inversión y por restablecer el equilibrio en la actual transferencia de valor, que hoy beneficia fundamentalmente a los intermediarios online.