Los debates electorales televisados, pioneros en el mundo árabe, y la ausencia de encuestas, vetadas por la ley electoral, marcaron la primera semana de la campaña para las presidenciales del próximo domingo.
Bajo el título “Camino a Cartago”, este nuevo formato estuvo dividido en tres emisiones de dos horas y media de duración, cada una diseñada para que intervinieran nueve candidatos, aunque dos de ellos no pudieron participar por motivos judiciales.
Cada uno disponía de 90 segundos rigurosamente cronometrados para exponer su programa sobre cuestiones, elegidas por sorteo, como la seguridad nacional, las relaciones diplomáticas, las libertades individuales o la crisis económica, entre otras.
Emitida en hora de máxima audiencia por cerca de 30 medios locales, logró, según Sigma Conseil, el principal órgano de sondeos y medición de audiencias, cerca de tres millones de telespectadores en su primera emisión de este sábado.
Una iniciativa pionera en la joven democracia tunecina que fue organizada por la ONG especializada en debates políticos “Iniciativa Munathara” junto a la Instancia Superior Independiente de las Elecciones (ISIE) y la Alta Autoridad Independiente de la Comunicación Audiovisual (HAICA).
Ambas instituciones elaboraron un manual con las reglas a seguir durante la campaña tanto para los candidatos como para los medios de comunicación y periodistas.
Eso no ha impedido que varias cadenas de televisión fueran inhabilitadas para realizar la cobertura electoral y algunas de ellas hayan recibido importantes sanciones por falta de imparcialidad, que pueden alcanzar hasta los 16.000 euros.
Una de las críticas más repetidas por el público fue la ausencia de diálogo entre los diferentes candidatos, prohibido por el reglamento, o el uso del árabe clásico en sus intervenciones en lugar del dialecto tunecino hablado por la mayoría de la ciudadanía.
“Es como si estuvieran en un examen de selectividad en el que se han aprendido su discurso de memoria y tienen que repetir la lección. Esto no es un debate”, declaró a Efe Rim, una experta en estrategia política.
Por su parte, Safwene Grira, periodista tunecino, atribuyó los errores a la falta de experiencia y criticó la “pasividad” de los presentadores de la televisión pública.
“Su presencia era mínima, podrían haber sido reemplazados por robots porque lo único que hacían eran leer en voz alta las preguntas que ni tan si quiera habían redactado ellos. Tendrían que haber tenido un papel más activo”, explicó.
El gran ausente de este debate fue el populista magnate mediático Nabil Karoui, antiguo aliado del presidente Beji Caïd Essebsi -fallecido el pasado julio-, que se halla en prisión preventiva desde el pasado 23 de agosto acusado de blanqueo de dinero y evasión fiscal.
Según su gabinete, el político recibió solo horas antes de3l debate la invitación para asistir, por lo que no pudo solicitar una autorización al juez de instrucción.
Un hecho que preocupa a la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE-UE) en Túnez, que instó este lunes a las autoridades a tomar medidas para permitir a todos los candidatos realizar su campaña “desde el respeto al principio de igualdad de oportunidades, tal como recoge la ley electoral tunecina”.
Otro de los atriles vacíos fue el de Slim Riahi, expresidente del club de fútbol African, que huyó a Francia a principios de año después de que la Justicia dictara una orden de arresto contra él por malversación de fondos.
Riahi propuso intervenir a través de una videoconferencia ante el riesgo de ser detenido a su entrada en el país, pero su propuesta fue rechazada por los organizadores.
Al margen de los debates tampoco faltaron las polémicas sobre los carteles electorales, como el del primer ministro Youssef Chahed, criticado por haber plagiado el diseño del expresidente francés François Hollande y el eslogan de la última campaña del también exmandatario galo Nicolas Sarkozy.
Por otro lado, el exministro de Defensa y candidato del partido gobernante Nidaa Tounis, Abdelkarim Zbidi, fue acusado de “instrumentalizar” el Ejército, considerado una institución neutra, a favor de su candidatura al difundir fotografías en las que aparece junto a varios generales.
En cuanto a las propuestas insólitas de algunos aspirantes a Cartago está la del islamista Abdelfatah Mouro, candidato de Ennahda, la principal fuerza en el Parlamento, quien defendió la creación de un ejército cibernético.
O la del candidato del Frente Popular Mongi Rahoui, a favor de cambiar la moneda nacional para luchar contra el contrabando y el blanqueo de dinero.
También la de Chahed, que ha cedido sus poderes durante la campaña para no ser acusado de aprovecharse del cargo, quien se declaró partidario de aplicar la pena de muerte a los pederastas.
La campaña de estas elecciones, las segundas libres desde la revolución de 2011, arrancó el pasado 2 de septiembre y durará hasta el 13 de septiembre.
Si ninguno de los 27 candidatos en concurso logra la mayoría absoluta se deberá celebrar una segunda vuelta electoral antes del próximo 3 de noviembre.