El empresario Juan Carlos Barrabés ha recurrido su imputación en la causa por tráfico de influencias y corrupción en los negocios que investiga el juez Juan Carlos Peinado al considerarla “injustificada”. En el escrito presentado por su defensa, al que ha tenido acceso elDiario.es, se describe el “grave” estado de salud en el que se encuentra el empresario, de 54 años, y bajo el que tuvo que declarar como testigo el pasado 15 de julio, sometido a una severa medicación.
Cuatro días después de su declaración como testigo, el juez Peinado cambió la condición de Barrabés de testigo a investigado sin haberle advertido durante la comparecencia, que se alargó durante cerca de una hora, de que pudiera estar inculpándose. De haber sido así, Peinado debería haber interrumpido la declaración y haberle citado en otra ocasión ya acompañado de un abogado.
Este es uno de los aspectos de su imputación que cuestiona el abogado de Barrabés. El empresario ha contratado para su representación a Javier Sánchez-Junco, fiscal Anticorrupción en excedencia y reputado penalista que, entre otros, ha defendido a Juan Carlos I.
“Entre la declaración de mi representado y el auto que ahora recurrimos únicamente medió un escrito presentado por la acusación popular del partido político Vox, en el que, sin aducir razón alguna, ni justificación para ello, solicitaba la declaracion de mi representado como investigado, apuntando sustanciamente que había efectuado contestaciones 'con falta de recuerdo y concreción de fechas'”, describe la defensa.
Esclerosis, trombosis, quimioterapia...
Sánchez-Junco explica que Barrabés, como conoce el juez, sufre una enfermedad –que aquí se omite por respeto a la privacidad del investigado– pero que, a efectos de la causa tiene consecuencias tan graves como “lesiones escleróticas” o “trombosis”, entre otras, y que, sobre todo, requiere de un agresivo tratamiento de quimioterapia y radioterapia. “No es necesario indicar la profunda afectación física y psíquica que produce un tratamiento como el indicado”, añade el letrado.
Pese a ello, continúa Sánchez-Junco, el juez intentó que Barrabés declarara por videoconferencia desde el hospital. Entretanto, el empresario recibió el alta hospitalaria y pudo hacerlo desde su domicilio, donde sigue el tratamiento con desplazamientos al centro médico.
Su declaración como testigo, continúa, “se desarrolló de una forma absolutamente inocua”. Solo preguntó el juez y Vox, que dirige la acusación popular. Las preguntas no estuvieron relacionadas con posibles hechos delictivos, según el abogado, “tenían más un carácter informativo” y, “desde luego, [estuvieron] desprovistas de cualquier tinte incriminatorio”.
“A pesar de su enfermedad y la alta dosis de medicamanetos a la que estaba sometido (y que hizo constar en el acto de la declaración), contestó a todas las preguntas que se le formularon desde luego sin eludir respuesta alguna y ofreciendo consultar en lo posible, aquello que no conocía o recordaba”, detalla el abogado.
Sin embargo, y también pese a los dos informes de la Guardia Civil que excluyen indicios de delito, cuatro días después de la declaración como testigo, Peinado cambió su condición a la de investigado.
El abogado pone especial énfasis en denunciar que si el juez consideraba que los informes de la Guardia Civil incriminan a Barrabés “debió de acordar entonces la declaración como investigado”. “Sin embargo, resulta sorprendente y carece de toda lógica que, a pesar de tenerlos a su disposición, mantuviera la condición de testigo para declarar con juramento o promesa de decir verdad”, remata el letrado de la defensa.