Defensa destina 21 millones de euros de su presupuesto a mantener los complejos deportivos para los militares. La mayoría de estas instalaciones son piscinas, pistas de tenis, de pádel y campos de golf cuyos socios son en gran parte mandos del Ejército, que pueden dar acceso a familiares y amigos. El Ministerio asegura que el 91,6% del gasto se cubre con las cuotas de los usuarios y que el coste para las arcas públicas no supera los 1,8 millones de euros.
Los datos corresponden al ejercicio de 2015 y salen de la respuesta de Defensa a una petición de información que eldiario.es. En esa respuesta, el Ministerio asegura que estas instalaciones, repartidas por todo el país, tienen como primera razón de ser “la necesidad de prestar apoyo a la preparación física de los militares”.
Defensa hace un listado de los centros con su situación y su tamaño. La más grande está ubicada en Madrid, con una extensión de 1,6 millones de metros cuadrados, y alberga multitud de instalaciones deportivas, entre las que hay 5 piscinas, 28 pistas de tenis, 10 de pádel, una pista de atletismo y hasta un campo de golf de 10 hoyos.
El segundo gran complejo deportivo también está en Madrid. Se trata del Centro Barberán y Collar, unas instalaciones que albergan un campo de golf cuyo mantenimiento ascendió a 245.000 euros en 2015. También cuenta con pistas de pádel, tenis, piscina descubierta y gimnasio. El Centro Deportivo San Jorge, también en la capital, es el tercero en tamaño, y alberga dos piscinas (una de tamaño olímpico), 11 pistas de tenis y 6 de pádel, además de un campo de fútbol.
El Ministerio asegura que estos complejos están también pensados como “núcleo de acción social y cultural”, porque organizan eventos para sus socios, proporcionando a los militares y a sus familias una vía de “integración” en su destino.
El acceso a estas instalaciones está muy restringido. El Ministerio los clasifica en cuatro categorías, según una instrucción general del año 2012. A los de tipo A sólo puede acceder “el personal militar cuya categoría militar se corresponda con la de Oficial General u Oficial”. A los de tipo B los suboficiales, a los de tipo AB los de ambas categorías y a los de tipo C la Tropa, el escalafón más bajo dentro del Ejército.
Los militares, que pagan una cuota de entre 5 y 11 euros mensuales, pueden hacer socios a sus familiares. El resto de civiles que quieran acceder de estos clubes deportivos deben tener la invitación de un militar que ya sea socio. También pueden disfrutar de estas instalaciones militares extranjeros y reservistas.
En la respuesta a la petición de información, el Ministerio insiste en que estas instalaciones ayudan en la preparación física de los militares, se realizan en ellas pruebas físicas y sirven en ocasiones para “el adiestramiento y la instrucción militar”. Sin embargo, reconoce también que ya cuenta con unos centros para este fin: las instalaciones deportivas de las bases y acuartelamientos militares.
Defensa asegura que esos complejos están destinados a la instrucción y el adiestramiento, pero que al estar integrados en la estructura de las bases militares “no es posible disgregar los datos de presupuesto y costes de mantenimiento de dichas instalaciones”.
Así, en total hay 38 centros deportivos para los militares fuera de sus acuartelamientos. Además de los ya mencionados, destacan el de Sevilla, con 8 piscinas, 11 pistas de tenis, 9 de papel y una de petanca, entre otras instalaciones, o el de Alcalá de Henares, enfocado a la hípica y que cuenta entre sus servicios con una “sala taurina”.
En esta relación de instalaciones deportivas el Ejército no ha incluido otras como el campo de Golf de Torrejón de Ardoz, porque no tiene consideración de Centro deportivo socio cultural. Su mantenimiento asciende a 582.780 euros y tiene una extensión de 693.800 metros cuadrados.