El proximo jueves, en el primer Pleno del curso político, el Congreso verá las enmiendas a la Ley de Transparencia y enviará el texto al Senado, donde continuará su camino. Los grupos parlamentarios votarán a favor o en contra de cada una en función de sus propios criterios y de las largas negociaciones de la tramitación de la norma. Todos salvo el representante de Compromís-Equo, Joan Baldoví, quien pulsará los botones de sí, no o abstención en función de lo que decidan los ciudadanos.
Para ello han puesto en marcha una plataforma, desarrollada en colaboración con Agora Voting, abierta no solo a sus militantes y simpatizantes sino a cualquier español que desee participar en el proceso legislativo. La web que aloja el proyecto estará activa desde la tarde de este domingo y en ella se podrán consultar previamente las decenas de enmiendas presentadas por los grupos parlamentarios. Para hacer más ágil el proceso, los organizadores las han agrupado en siete bloques temáticos: Derecho a la Información como derecho fundamental, Sujetos Obligados, Regulación de lobbies, Formatos de la Información, Causas de la Inadmisión, Silencio Administrativo Negativo y Órgano de transparencia. Cada apartado tendrá a su vez distintas opciones de voto.
“Todo comenzó en un acto de Equo Madrid”, recuerda Joan Baldoví. “Me preguntaron si sería capaz de llevar la voz de la gente al Congreso y respondí que sí sin pensarlo. Es una iniciativa intersante y pionera: acercar nuestro botón al dedo de la gente”. Quienes lanzaron el reto fueron dos jóvenes desarrolladores deseosos de avanzar en la participación de la sociedad en el día a día de las instituciones a través de Internet. Su reto: utilizar el sistema que estaban desarrollando para abrir las decisiones políticas a la ciudadanía. “Le propusimos que cediera su escaño; no sabíamos lo que nos iba a contestar, pero dijo que sí”, relata Eduardo Robles, uno de los resposables del proyecto.
Seguridad y disfunciones
En el proceso podrán participar no solo los militantes y simpatizantes de ambos partidos, sino que será abierto. Para garantizar su integridad y evitar que una persona pueda votar varias veces, el sistema exigirá verificar la identidad de quien quiera participar a través del sistema de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, el mismo que utiliza Hacienda para el pago de impuestos. “La seguridad es lo más importante”, asegura Robles. “Primero pensamos en el DNI electrónico pero lo descartamos porque está muy mal implementado”. Además del CERES, y para aumentar las posibilidades de participación, se ha habilitado un sistema de verificación mediante el escaneo del DNI.
La integridad del sistema es una de los principales preocupaciones. Pero no la única. Estas iniciativas restan capacidad de negociación a los partidos políticos y suponen un gran cambio en la tramitación habitual de las leyes en España, como reconoce el diputado vaenciano. “Estamos empezando. Es un experimento. No sabemos qué alcance tendrá pero la voluntad es ampliar el abanico” de consultas. “Tendremos que ver el resultado y, si hay disfunciones, veremos”. Esas disfunciones pueden venir en forma de acciones coordinadas de colectivos muy organizados que pueden empujar a un partido a votar en contra de su propio programa.
Sin embargo, no es la primera experiencia de ambos partidos con la democracia abierta. Baldoví cuenta con un buzón electrónico donde cualquier persona puede proponer preguntas o iniciativas parlamentarias al diputado de Compromís-Equo. Por su parte, el partido verde elige a todos sus candidatos mediante elecciones primarias en las que participan militantes y simpatizantes.
Eduardo Robles, por su parte, le resta importancia a posibles acciones concertadas: “Cuanta más gente participe en este tipo de iniciativas, mejor. Al final se está utilizando una nueva vía que puede provocar una retroalimentación”. y que aumente la participación política. El cocreador de Agora Voting reconoce que es un debate que se ha planteado pero cree que en el futuro la plataforma permitirá que el proceso arranque con la propia redacción de las enmiendas, lo que minimizaría el problema. “Yo pongo como ejemplo la guerra de Irak. Si en ese momento hubiéramos tenido un Baldoví...”.
En cualquier caso, ambos otorgan más relevancia al cambio en la forma de hacer política que supone este experimento que a los posibles peligros. “Es una manera de acercarse a la gente, sobre todo a los jóvenes, y de que se acerquen a nosotros”, dice Baldoví. En un momento en el que el trabajo de los políticos está en entredicho y es uno de los grandes problemas que vislumbran los españoles, “es una forma de que vean cómo se tramita una ley. Se trata de acercar nuestro trabajo a la sociedad y de que se sienta corresponsable de él”.