Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La derecha abandona la conspiración del pucherazo después de años sembrando dudas sobre el sistema electoral

Feijóo, en las pasadas elecciones europeas.

Alberto Pozas

12

El pucherazo electoral es un fantasma que la derecha española invoca o entierra en función de si las urnas les benefician o les perjudican. Después de varias citas electorales alertando abiertamente de un posible fraude en las votaciones de elecciones generales, autonómicas y municipales, tanto PP como Vox han dejado de lado sus bulos preventivos después de las europeas en las que ambos mejoraron sus resultados. Ahora es el ultra Luis 'Alvise' Pérez ha cogido el testigo y ha convertido la bandera de la conspiración en el eje central de la campaña que le ha dado tres asientos en el Parlamento Europeo, desarrollando una táctica electoral importada de Donald Trump en Estados Unidos, Javier Milei en Argentina o Jair Bolsonaro en Brasil.

Las teorías de la conspiración sobre pucherazos e irregularidades en el recuento de votos suele tener, en primer lugar, una intención preventiva: alertar por adelantado del posible fraude electoral para movilizar al electorado. En los últimos años, tanto el PP de Alberto Núñez Feijóo como Vox se han subido al carro de cuestionar los resultados por adelantado y dejar caer el supuesto escándalo cuando termina la jornada electoral. En las últimas elecciones europeas la estrategia, directamente, ha decaído y en estos comicios no han encontrado motivos para cuestionar el sistema de voto español.

“Sánchez se va a ir como llegó, con un intento de pucherazo”, dijo Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, en el acto de cierre de campaña de las elecciones autonómicas de mayo del año pasado. Mes y medio después, a las puertas de las elecciones generales, el PP volvió a la carga, esta vez con el voto por correo. Feijóo llegó a dirigirse directamente a los carteros para que repartieran “todos los votos” pese “a sus jefes”. Una vez pasadas las diversas citas con las urnas de 2023, la derecha abandonó la teoría de la conspiración, basada sobre todo en la operación judicial contra Coalición por Melilla y las sospechas de fraude en el voto por correo en Mojácar que salpicaron a PSOE y PP.

La estrategia no es un invento de la derecha española. En Estados Unidos Donald Trump tiene un largo historial en cuestionar las elecciones, sobre todo si no le gusta el resultado. En la reelección de Barack Obama, en 2012, Trump invitó a sus miles de seguidores de Twitter a “marchar sobre Washington” para protestar contra la “parodia” electoral. En 2020, cuando claudicó ante Joe Biden y tuvo que abandonar la Casa Blanca, lo hizo antes y después de las votaciones: “La única manera de que perdamos estas elecciones es si son amañadas”, dijo. El voto por correo, afirmó en los días posteriores mientras su derrota se hacía cada vez más evidente, era un “sistema corrupto”.

En Brasil, el expresidente Jair Bolsonaro tiene una amplia experiencia en cuestionar los resultados electorales, sobre todo cuando implicaron que su gobierno iba a decaer en favor de Lula Da Silva. El líder político brasileño de extrema derecha ha sido condenado por cuestionar de forma infundada la fiabilidad del sistema electoral brasileño en los comicios de 2022. En Argentina, el presidente Javier Milei denunció un “fraude colosal” en la segunda vuelta de las elecciones argentinas de 2023. Poco después dio marcha atrás y retiró las acciones legales. Desde que preside el país no se han repetido las denuncias de corrupción electoral.

Vox también ha desarrollado esas técnicas en España y hasta fechas recientes. El pasado mes de marzo, los de Santiago Abascal propusieron una modificación de la ley electoral y que cambie el sistema de recuento del voto por Correo. La extrema derecha parlamentaria también lleva años alentando bulos electorales. En mayo de 2019, pocos días después de las elecciones generales, las primeras en las que consiguió representación en el Congreso. “Que se comprueben una a una todas las actas. En las elecciones autonómicas descubrimos un porcentaje muy importante de votos que estaban mal computados a través de las empresas contratadas por el Gobierno”, dijo Javier Ortega Smith.

En las últimas elecciones, un posible pucherazo electoral no formó parte de los miedos de los partidos de la derecha. Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal evitaron agitar el temor a una maniobra del Gobierno para alterar los resultados de las urnas. El mensaje que protagonizó las campañas electorales de 2023 ha decaído ante la amnistía, la investigación judicial a Begoña Gómez y otros asuntos más rentables desde el punto de vista electoral. Y el testigo ha pasado a otras candidaturas y partidos a la derecha de la derecha que llevan años promoviendo este tipo de dudas.

“Seamos claros: ¿Pucherazo en España?”

En el nuevo panorama político español hay un candidato que lleva años alentando estas teorías conspirativas, mucho antes de presentarse a unas elecciones: Luis 'Alvise' Pérez. En su canal de Telegram el hoy eurodiputado electo por 'Se Acabó La Fiesta' lleva varios cursos difundiendo fraude electoral tras fraude electoral, a veces antes de que se celebren los comicios y a veces durante las votaciones, difundiendo fotos o vídeos sin contexto que, según cuenta a su medio millón de suscriptores, prueban maniobras encabezadas por Indra para manipular los resultados de las urnas.

Los ejemplos siguen vivos en su canal. “El PSOE subiendo en escaños. Seamos claros: ¿Pucherazo en España?” preguntó a sus seguidores cuando empezó el recuento de los votos de las últimas elecciones generales. “Las elecciones deben aplazarse y certificar el sistema electoral español con peritos dentro de Indra y sin votos por correo manipulables”, dijo unos días antes de las elecciones autonómicas y municipales de mayo.

Las alusiones a la supuesta corrupción en el recuento de votos, el transporte de papeletas o la gestión del sufragio por correo son algo transversal a años de mensajes en el canal de Telegram de Alvise Pérez, pero el agitador ultra pisó el acelerador hace unos meses, cuando anunció que se presentaba a las elecciones europeas. Su gran reclamo de campaña ha sido aliarse con el perito informático Gabriel Araújo y afirmar que cuenta con algo llamado “Electo-VAR” y un software llamado “Scrutinia” para “controlar a Indra en el recuento de actas electorales”.

Desde el principio de las elecciones, las consignas de Alvise adelantaron por la derecha a cualquier teoría conspiranoica desplegada por líderes políticos a nivel mundial para cuestionar un resultado electoral. Pidió “no votar por Correos, es puro fraude” y centró su campaña en imprimir y repartir papeletas “para evitar el sabotaje electoral”. “Estamos viviendo decenas de delitos electorales en los recuentos electorales. Estamos grabándolo todo para denunciarlo en los tribunales”, dijo durante la jornada de votación.

Las urnas han dado a 'Se Acabó la Fiesta' unos resultados muy por encima de cualquier expectativa: tres eurodiputados y más de 800.000 votos. Pero eso no ha frenado a los colaboradores de Pérez a la hora de cuestionar, en lo que no tiene que ver con su candidatura, los resultados del pasado nueve de junio. Su perito colaborador ha pedido en la red social X que se retiren los escaños de Podemos, Junts y PNV. Pérez afirma, por su parte, que va a forzar el examen del escrutinio en “todos los municipios de este país” y, mientras tanto, ha difundido un pantallazo en el que afirma que el PSOE fue tercera fuerza por detrás de Vox y que su candidatura consiguió dos millones más de votos de los que salieron de las urnas.

Etiquetas
stats