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La dirección del Partido Popular puso este sábado el foco en la ciudad de Madrid. Cuatro años después de perder el poder en la capital por el triunfo de Manuela Carmena, el pacto entre PP, Ciudadanos y Vox volvía a dar el Ayuntamiento madrileño a los populares, que recuperaban así uno de sus feudos tradicionales, donde gobernaron ininterrumpidamente durante 24 años, entre 1991 y 2015.
La plana mayor del partido con su presidente, Pablo Casado, a la cabeza, arropaba a Almeida en su investidura, a la que asistían, además, todos sus predecesores populares en el cargo: José María Álvarez del Manzano, Alberto Ruiz Gallardón y Ana Botella, así como la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre y otros cargos nacionales del PP como su secretario general, Teodoro García Egea. Tras el pleno, Casado proclamaba: “Hoy empieza el cambio que llegará a España”.
Con la venta de ese triunfo simbólico en la capital madrileña, logrado in extremis durante la madrugada del mismo sábado cuando el PP firmó sendos acuerdos con Ciudadanos y Vox, la dirección de los populares trata de ocultar, sin embargo, el fuerte retroceso que sufrió en las urnas el 26M –920.000 votos menos que en las municipales de 2015– que ha conllevado una importante pérdida del poder local que obtuvo hace cuatro años.
Esa caída se refleja en el mapa que ha dibujado este sábado la formación de los ayuntamientos de las capitales de provincia y las ciudades con más de 50.000 habitantes. En 2015 el PP logró la Alcaldía en 41 de esos municipios más grandes, mientras este sábado tan solo ha obtenido regidores en 34, siete menos.
Con excepciones como Estepona (Málaga), Benidorm (Alicante) o Torrejón de Ardoz (Madrid), donde los populares han retenido la mayoría absoluta, en la práctica totalidad de los grandes municipios en los que el PP ha logrado las alcaldías ha sido gracias al apoyo de los concejales de Ciudadanos y Vox.
Las dos formaciones se han convertido en las grandes aliadas del partido de Casado, al que han apuntalado allí donde las tres derechas han sumado pese a que en los últimos meses los tres partidos han mantenido una encarnizada batalla por cada voto del electorado conservador tanto para las elecciones generales del 28 de abril como para el 26M. Esa batalla acabó por partir en tres al centro derecha en las urnas, provocando una fuerte caída en el apoyo al PP.
Aunque consiguen recuperar plazas como Madrid, Zaragoza o Córdoba y mantienen Alicante, Málaga o Santander, los populares se quedan sin regidor en Albacete, Ávila, Burgos, Cáceres, Cuenca, Guadalajara, Jaén, León, Logroño, Melilla, Ourense o Palencia. Los populares no gobiernan ninguna de las siete ciudades de Galicia y la formación de Alberto Núñez Feijóo ha tenido que pactar en Ourense con la Democracia Ourensana de Gonzalo Pérez Jácome –tercera fuerza en el Consistorio– para darle la Alcaldía a cambio de que José Manuel Baltar conserve la Diputación provincial.
La caída de los populares, cuyo líder presumía este sábado, sin embargo, de que se había producido un “punto de inflexión” en su presidencia que suponía el inicio de su camino a la Moncloa, contrasta con el fortalecimiento del poder municipal que ha registrado el PSOE, que el 26M ganó más de un millón de votos respecto a las elecciones municipales de hace cuatro años.
Los socialistas, que en los comicios locales confirmaron el ascenso que también lograron en las generales del 28 de abril y que previsiblemente mantendrá en la Moncloa a Pedro Sánchez, conseguían este sábado reforzar su peso local en las capitales de provincia y en las ciudades de más de 50.000 habitantes. En 2015 obtuvieron 68 alcaldías en esos municipios, mientras ahora han logrado regidores en 76, ocho localidades más que hace cuatro años.
Con la excepción de Vigo, única gran ciudad en la que el PSOE ha arrasado con mayoría absoluta –la candidatura de su alcalde, Abel Caballero, logró 20 de los 27 ediles del municipio–, bien con pactos de izquierda o bien con alianzas con Ciudadanos este sábado los socialistas han conquistado las alcaldías de A Coruña, Burgos, Cáceres, Cuenca, Huelva, Huesca, Logroño, Palma, Santa Cruz de Tenerife y Santiago de Compostela.
El partido de Sánchez logra retener, además, Castellón de la Plana, Ciudad Real –en un pacto con Ciudadanos, por el que los socialistas ostentarán dos años la Alcaldía y los otros dos los encabezará el partido de Rivera–, Guadalajara, Jaén, Las Palmas de Gran Canaria, Lugo, Mérida, Sevilla, Soria, Toledo y Valladolid. El PSOE también gobernará Albacete, donde como en Ciudad Real se turna con Ciudadanos, aunque en este caso la formación que se denomina liberal será la primera en ejercer la Alcaldía.
Pese a perder 500.000 votos respecto a 2015, el partido de Albert Rivera ha logrado este sábado rentabilizar mejor el apoyo obtenido el 26M, sobre todo gracias a su capacidad negociadora y sus intercambios de cromos tanto con el PP como con el PSOE.
Hace cuatro años, Ciudadanos tan solo se hizo con la Alcaldía de Mijas (Málaga) y ahora consigue regidores en Albacete –fruto del acuerdo para turnarse con el PSOE–, Granada –pese a tener solo cuatro de los 27 ediles el nuevo alcalde, Luis Salvador, ha logrado el apoyo de PP y Vox–, Linares, Melilla –gracias al pacto de todos los partidos contra el PP, que llevaba gobernando 20 años–, Palencia y Valdemoro.
El golpe es especialmente duro para Unidas Podemos y sus confluencias, que de las 15 capitales de provincia o ciudades de más de 50.000 habitantes donde hasta ahora ostentaban la alcaldía tan solo conservan seis, nueve menos.
La pérdida más importante es la de Madrid, donde Ahora Madrid logró hace cuatro años la victoria para Manuela Carmena y que el 26M, pese a que su nueva coalición –Más Madrid– fue la fuerza más votada y logró más escaños que ninguna otra, este sábado no logró revalidar la mayoría por la suma de las derechas que han dado la alcaldía al PP. En estos comicios la izquierda a la izquierda del PSOE se presentó dividida entre Más Madrid y Madrid en Pie, que englobó a IU, Anticapitalistas y Bancada Municipalista, adonde se incorporaron algunos de los concejales críticos con Carmena.
De los llamados “ayuntamientos del cambio” tan solo resisten Barcelona, Valencia y Cádiz. En la capital catalana Ada Colau revalidaba este sábado su alcaldía con los votos de su grupo, el PSC y tres ediles del partido de Manuel Valls. En Valencia Joan Ribó repetía también fruto a un acuerdo de su partido, Compromís, con el PSOE, y Cádiz se ha convertido en la principal plaza de Unidas Podemos y sus confluencias gracias a que su regidor, José María González Kichi, ganó con claridad al lograr también un pacto con los socialistas.
Las confluencias pierden las alcaldías en Zaragoza, Palma, A Coruña, Torrevieja (Alicante), Ferrol (A Coruña), Sagunto (Valencia), Cerdanyola del Vallès (Barcelona) y Pinto (Madrid), pero mantienen Zamora –donde el alcalde de IU ganó con mayoría absoluta–, Rivas Vaciamadrid (Madrid) y El Prat de Llobregat (Barcelona).
En cuanto a las fuerzas nacionalistas e independentistas, el PNV conserva las tres capitales vascas además de las ciudades de Barakaldo y Getxo, ambas en Bizkaia. EH Bildu pierde su única gran ciudad, Pamplona, en favor de Navarra Suma, la alianza entre UPN, PP y Ciudadanos. Junts per Catalunya mantiene Girona y ERC conquista Lleida y Tarragona, gracias al acuerdo de los partidos independentistas que han arrebatado las alcaldías de ambas capitales a los socialistas. El BNG, por su parte, conserva Pontevedra.
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