2 de mayo. Plaza del Reina Sofía de Madrid. O plaza del Guernica, como la bautizó Íñigo Errejón en su primer discurso en meses junto a Pablo Iglesias. “A esta plaza venimos a decir cosas importantes. No venimos en balde. De los héroes del 2 de mayo aprendimos que hay veces que hay que poner el cuerpo, el pecho, ir los primeros y que hay que arriesgarse. Pues bien, lo decimos hoy en esta plaza. A Madrid llega el cambio político con la moción de censura y, si quieren ganar tiempo, con la segunda parte del derby en 2019”.
Las palabras de Errejón no fueron gratuitas y forman parte del lento pero inexorable aterrizaje del secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político de Podemos en una región que hasta 2015 era un reducto imbatible del PP y que en las próximas elecciones municipales y autonómicas puede cambiar de manos. Será entonces cuando se juegue esa “segunda parte del derby”.
Errejón será el candidato de su partido para enfrentarse a Cristina Cifuentes, que hace unos meses gobernaba con cierta tranquilidad la Comunidad de Madrid y que hoy está rodeada de escándalos de corrupción que, aunque de momento no la salpican directamente, ha afectado tanto a la gobernabildiad de la región como a algunos de sus principales colaboradores.
Entre ellos está el director de Seguridad de la región, José Enrique Núñez Guijarro, imputado junto a la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, por un delito cometido por Mercamadrid cuando ellos estaban en su consejo.
El diputado aprovechará la sesión de control al Ejecutivo de la semana que viene para preguntar al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, por la idoneidad de que Dancausa permanezca en su cargo. En el vídeo en el que anunció la iniciativa, Errejón confrontaba dos modelos: “El Ayuntamiento de Madrid econtró el saqueo y lo entregó a la justicia. Ya tenemos un ayuntamiento conquistado para el cambio. Queremos que llegue a la Comunidad de Madrid. Hay que sacar a la mafia de la Comunidad”.
La iniciativa, con otras, forma parte de la estrategia de Errejón para rehacer un perfil estatal como el que tenía y amoldarlo a la realidad regional. Uno de los principales obstáculos que tenía que salvar el dirigente de Podemos tras el acuerdo al que llegó con el secreterio general, Pablo Iglesias, tras Vistalegre 2.
Otro de los problemas que le podían surgir a Errejón parece solventado. El partido en Madrid, muy reticente en un principio al aterrizaje de alguien que apoyó a los rivales de Ramón Espinar para lograr el control de la organización. El secretario regional lo dejó claro ese 2 de mayo en el escenario: “Hemos discutido mucho, pero a la hora de darle la pelea al PP nos da igual la V, el puño o la mano abierta. Todos a una contra el PP”. Y también en una entrevista en eldiario.es: “Él quiere ser presidente de la Comunidad de Madrid. Tiene ganas. Y a mí me parece que es muy buen candidato”.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, también tuvo palabras para su antiguo número dos: “Muchas gracias por disipar las dudas, por demostar que remamos en el mismo barco”. El líder del partido tuvo un gesto inédito antes de arrancar su discurso: el puño cerrado, la v de la victoria y la mano abierto. El piedra, papel, tijera usado durante muchos meses para señalar facciones dentro de la organización.
“Salir del congelador”
El próximo 15 de mayo Errejón asistirá a otro de esos actos imprescindibles para los políticos que quieren pintar algo en Madrid: la verbena de San Isidro. Su extenso equipo, autónomo y negociado nombre a nombre con la nueva dirección de Podemos, le ha preparado la visita a la pradera donde tantas fotografías y vídeos se hizo Esperanza Aguire.
El mitin del día 2 de mayo fue la primera toma del contacto. “Hemos salido del congelador”, señalaba aquél martes uno de los principales colaboradores de Errejón desde los inicios de Podemos.
El futuro candidato quiere un proceso de descongelación lento. Natural. Algo que no le achicharre. De momento niega en público sus intenciones aunque comienza a tener contactos discretos con periodistas para explicarles algunas líneas de su proyecto. Y se deja ver en los municipios de Madrid: Getafe y Móstoles por ejemplo.
Un proyecto para el que tendrá manos libres en lo estratégico, tal y como pactó con Iglesias. Si en Vistalegre 2 confrontaron dos líneas, en los próximos años las expondrán al voto popular: Errejón en Madrid en 2019 e Iglesias en el Estado en 2020. El secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político tendrá libertad absoluta para intentarlo a su manera y con su gente. Es la promesa que le ha hecho Iglesias.
En aquel discurso, el dirigente ya desgranó su ideario. Acelerado, como es habitual en él, Errejón trazaba un hilo de acontecimientos de la historia de España en los que “el pueblo” tomaba las riendas ante la ausencia de “los señoritos”. “Cada vez que ha habido un momento decisivo para la historia de España los señoritos se han acobardado, se han echado atrás o han cogido las maletas. Y ha tenido que ser la gente sencilla la que se eche la patria al hombro y construya un proyecto nacional para todas y para todos”.
Errejón mencionó la revuelta de los comuneros del siglo XVI, la Constitución de Cádiz y los levantamientos contra el absolutismo del XIX, la “República de los avances sociales”, “la gurra de liberación nacional que se libró en nuestro país contra los ejércitos invasores”, la Transición y el 15M.
“No van a ser los privilegiados y los señoritos que le tienen asco a nuestro pueblo y nuestro país los que saquen a la mafia de las instituciones. Esa es una tarea de construcción nacional y popular. Lagente sencilla setiene que echar la patria al hombro”, señalaba entonces. Puro errejonismo.
El apoyo sin fisuras de Iglesias, Espinar y compañía deja vía libre a Íñigo Errejón. Antes del verano, el partido tiene previsto un acto público y de contenido político que ratifique su candidatura. Será el principio de un camino largo que le llevará a 2019 donde tendrá que pelear por una lista electoral en la que esté cómodo, primarias mediante, y por un candidato o candidata al Ayuntamiento de su agrado.