El juez Javier Gómez Bermúdez, ponente de la sentencia del 11M, desmiente diez años después del atentado todos los argumentos que utilizó El Mundo para elaborar la teoría de la conspiración sobre la autoría de la masacre. Lo hace en una entrevista concedida al propio periódico en la que llega a decir que la idea de la existencia de una “conjura para montar los atentados” es “insostenible” y acusa al diario de no haber rectificado “cuando tuvieron evidencias claras de que no llevaban razón en algunos asuntos”.
El juez Bermúdez responde a nueve preguntas en las que el director del periódico, Casimiro García-Abadillo, insiste en la culpabilidad del principal condenado, Jamal Zougam. El Mundo insistió en difundir dudas sobre el yihadista como autor de los atentados y cargó contra dos testigos protegidas, cuyos testimonios califica de “dudosa veracidad”. El magistrado dice tajantemente que no solo los testimonios se utilizaron para incriminar a Zougam, sino que “hay muchas” pruebas que constatan su presencia en uno de los trenes y la participación en la masacre. Además, niega que los testimonios de los testigos sean “dudosos”. El supuesto falso testimonio de las testigos que defendió el periódico ya quedó desmontado por el cónsul de Rumanía recientemente.
Otro de los elementos de la teoría de conspiración que el juez desmiente es la participación de ETA en el 11M. La aparición de Titadyn entre los explosivos colocados en los trenes se utilizó para hacer creer que era imposible que los explosivos salieran de la mina asturiana y para apuntar a ETA como posible autora de la masacre, dado que era un componente utilizado frecuentemente por la banda. “En este asunto no hay posibilidad alguna de error. Es decir, lo que explosiona en los trenes es Goma 2”, afirma el magistrado, que es interrogado hasta en ocho ocasiones sobre este extremo y las dudas que tuvieron los peritos.
“Hay documentos que demuestran fehacientemente que a Mina Conchita en 2003 y 2004 se le suministró Goma 2EC que, en efecto, en teoría estaba retirada del mercado y no se fabricaba. Pero están los documentos ahí y está hasta el precio que pagó Mina Conchita”, explica Gómez Bermúdez.“Lo esencial es que lo que estalla en los trenes es una dinamita goma. Sea cual sea la marca. Y, desde luego, ETA no tuvo nada que ver”, afirma antes de que el entrevistador se defienda: “No he mencionado a ETA...”. “Lo digo por el Titadyn. Porque sabemos que va asociado a esa teoría. ETA no tiene nada que ver con este atentado. No es que tenga una convicción firme y sólida, es que hay siete informes periciales y cinco testimonios en el juicio oral”, zanja el juez.
El siguiente aspecto en el que se centra la entrevista es el trabajo desempeñado por el jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, a quien se acusó de haberse saltado los protocolos con fines partidistas. El magistrado defiende la labor y honestidad de Sánchez Manzano: “El planteamiento de que hay una conjura para montar los atentados en el que está un señor como Sánchez Manzano es insostenible”, señala Gómez Bermúdez que dice que el entonces jefe de los Tedax “se pudo equivocar”.
El Mundo se agarra, diez años después, al único cabo que queda suelto -el del desconocimiento de lo que se suele llamar la autoría intelectual de la matanza-, pese a que Gómez Bermúdez expresa al principio de la entrevista que “en los procesos penales no se resuelven todas las dudas. Se limitan al objeto del proceso penal, que es ver si un hecho es constitutivo de delito y si las personas acusadas son o no responsables de él. Hay muchas cuestiones periféricas que escapan a lo que es objeto de proceso. Por ejemplo, la motivación última no es objeto de un proceso penal”.
En esa línea, el juez apunta más adelante que aunque “el proceso penal tiene sus límite”, eso no quiere decir que no se sepa nada sobre la motivación de los autores: “Honestamente, yo creo que fue un atentado no inspirado directamente por Al Qaeda, pero sí por el alqaedismo. Probablemente algún yihadista destacado que no estuvo al alcance de la Justicia fue el que dio la idea de cómo ejecutar”. En cualquier caso, el atentado no se programó “para coincidir con las elecciones”, ya que existen documentos que acreditan que la fecha 11M estaba decidida mucho antes de que se conociera la de los comicios generales.