Liturgia de fiesta para conmemorar el aniversario de la Constitución con las habituales ausencias de los grupos nacionalistas y con los repetidos discursos de que todo es mejor gracias a la Carta Magna. A partir de ahí, pocas novedades sobre la posibilidad de un cambio constitucional y vagas declaraciones sin derecho a preguntas por parte de Rajoy y Rubalcaba. La única aportación novedosa, la que firma el líder socialista que hoy ha propuesto una reforma constitucional para convertir la sanidad en un derecho fundamental.
Durante su discurso a las autoridades, el presidente del Congreso, Jesús Posada, ha querido dejar claro que “no es el momento de aventuras revisionistas de dudoso resultado”. En esta ocasión, su homólogo en el Senado, Pío García Escudero, ha tenido también turno de palabra. Es el modo en que le han agradecido prestar el edificio para la fiesta, ante el temor de nuevas manifestaciones frente al Congreso.
Tras los discursos, Rajoy se ha acercado a los periodistas para no decir nada. En los habituales corrillos en el salón de los pasos perdidos y con un aforo desbordado, no ha confirmado si está a favor de una reforma constitucional para permitir el acceso de una mujer a la Corona. No ha compartido su opinión sobre si España cumplirá su compromiso de déficit y resumió sus opiniones al respecto con un ambiguo: “Estamos ultraendeudados” y hay que reducir la deuda. A partir de ahí, el mantra de que el año que viene mejor y que en 2014 “crecimiento y empleo”.
Avanzada esa conversación informal con periodistas, el presidente del Gobierno sentenció que “hoy no es el día para hablar” y a renglón seguido anunció que el próximo 28 de diciembre dará una rueda de prensa con preguntas, una absoluta novedad fijada ya en la agenda de la prensa acreditada para el próximo día de los inocentes.
Unos minutos antes de tamaño anuncio, la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid le deslizaba al presidente una chapita con el lema “sin periodismo no hay democracia”. Rajoy Brey se guardó el regalo en el bolsillo interior de la chaqueta.
Al igual que el presidente, su ministro de Economía, Luis de Guindos, no quiso posicionarse sobre si España cumplirá o no el objetivo de déficit. Durante largo rato, De Guindos explicó a la prensa que el déficit no es lo importante “porque Europa sabe que España ha hecho lo que tenía que hacer”. De Guindos se mostró preocupado con el proximo Consejo Europeo al advertir que está muy difícil conseguir la unión bancaria “porque Alemania se ha posicionado en contra”.
A unos metros de Rajoy y su ministro de Economía, el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, desvelaba el titular del día fabricado por la factoría socialista: el PSOE pedirá una reforma constitucional para convertir a la sanidad en un “derecho fundamental”. Rubalcaba solventó con un “no me preocupa” las preguntas sobre las intenciones de Joan Mesquida de optar a la secretaría general del partido. “Me lo comunicó y me parece bien que lo haga”, resumió el líder socialista, que rápidamente llevó el ascua a la sardina constitucional para insistir en que el objetivo debe ser el federalismo y una Constitución adaptada a los tiempos, pero con el mismo consenso que suscitó en 1978.
La gracia política del día la firmó el expresidente del Congreso, José Bono. Sin que nadie le preguntase, el político castellanomanchego afirmó: “He llamado a Mesquida para felicitarle”. Instantáneamente, la prensa acreditada comprendió que el barón socialista estaba desvelando un apoyo a la candidatura del exjefe de la Guardia Civil a la secretaría general del PSOE, pero no. Cuando la prensa preguntó qué significaba esa llamada, Bono respondió que el 6 de diciembre “es el cumpleaños de Mesquida” y que sólo ahí reside su felicitación.
A la cámara alta también se acercó Cayo Lara, lider de IU, pero sólo para que le viesen los periodistas y tomasen su declaraciones de que estaba en contra de todo aquello. Dicho lo cual, giró sobre sí mismo y abandonó el Senado.
Wert, ese “toro bravo”
Otro de los corrillos del top 10 fue el del ministro Wert, muy solicitado por la prensa catalana y a quien le preguntaron si sabía el lío que se iba a montar con su propuesta educativa. “Claro que sí”, respondía el titular de Educación y Cultura para aclarar que se lleva muy bien con la consejera catalana y que un día de estos la iba a llamar.
Quizás ha sido Wert quien ha firmado la mejor/peor frase de la mañana al afirmar sobre sí mismo que “soy como el toro bravo, me crezco con el castigo”. Anotada la frase en las libretas de los redactores y en el epílogo de la fiesta, camino de la puerta, Wert confesaba: “Me han hecho un quinto grado”.
La vicepresidenta del Gobierno; Soraya Saez de Santamaría fue, tras su compañero en Cultura, de las más solicitadas por la marea de periodistas que, con amables codazos, y entre bandejas intentamos entender algo de lo que este jueves 6 de diciembre ha sucedido en el Senado.
La número 2 del Gobierno, en la línea de Rajoy, evitó lo temas fundamentales basándose en la estrategia de distraer a sus interlocutores con comentarios personales y cercanos. Por ello, hemos sabido en este día de celebración constitucional que Soraya Sáez de Santamaría estuvo a punto de comprarse el mismo vestido que en el acto lució Luisa Fernanda Rudi (presidenta de Aragón) pero que, en el último minuto, se decidió por otro modelo. Por lo demás, la vicepresidenta hizo, durante el ágape, lo que cualquier progenitor de su edad: enseñar fotos de su hijo en el móvil, a quien quisiera verlas.
Canapés del cuñado de Díaz Ferrán
Los salones del Senado se vieron desbordados ante la multitudinaria asistencia de invitados a la celebración constitucional. El trabajo ha sido titánico para camareros y camareras que, bandeja en ristre, consiguieron evitar, esta vez, verter copas de vino sobre tamañas autoridades.
El cava era de calidad excepcional, el jamón de jabugo más que correcto y los pastelillos de moka desaparecieron de las bandejas a la misma velocidad a la que Rajoy evitaba las preguntas de los periodistas. Todo lo que en las bandejas nos fue ofrecido se organizó en las cocinas de Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña y cuñado de Díaz Ferrán.
De todo ha habido en los pasillos del Senado, incluso un cura Ortodoxo con su fhiro (gorro tradicional de color negro) y a quien este redactor vio marcharse en la lejanía, sin tiempo para preguntarle quién era y a qué había venido.