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CRÓNICA

Cuidado con lo que dices en privado sobre Díaz Ayuso

Díaz Ayuso en un pleno de la Asamblea de Madrid en diciembre.

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Ocurre con frecuencia que algunos políticos pretenden vivir de su lista de grandes éxitos sin renovar la discografía. Otros sí sacan discos nuevos, pero una parte de su corazón nunca abandonará aquellas canciones que los pusieron en lo más alto de la lista de los más vendidos. No pueden evitarlo. Por eso, Isabel Díaz Ayuso reaccionó con rapidez la semana pasada cuando se dijo que estaba cerca el momento de que se prohíba fumar en las terrazas. Cómo pueden cuestionar esa institución sagrada por cuya defensa aposté mi carrera política con tan claros beneficios. Había que actuar.

A la presidenta de Madrid no le preocupó que su posición se enfrente a lo que afirman médicos y científicos desde hace muchísimo tiempo. Son los que explican sin lugar a dudas que “fumar mata”, el mensaje que aparece en las cajetillas. Sin embargo, Ayuso ha reclamado que le enseñen los informes científicos que justificarían la prohibición, “que publiquen esos informes que nos dicen que fumar en las terrazas es tan perjudicial”, una forma como cualquier otra de sugerir que no existen.

Ya saben los votantes de Ayuso que si te descuidas, la izquierda te mete el embolado de que el cambio climático se produce por la influencia del ser humano y de que hay que hacer algo al respecto con la máxima urgencia. Y quién eres tú, médico comunista, para decirme que no puedo fumar en la terraza o en mi coche con mi hijo tragándose todo el humo. ¿Y la libertad qué?

La libertad, dentro de un orden. Ese orden no permite que un organismo que recibe subvenciones públicas esté dirigido por gente sospechosa de izquierdas, incluso menos si hablan mal de la presidenta. Por eso, su Gobierno ha comunicado al Ateneo de Madrid que no seguirá entregándole la subvención anual de 100.000 euros. Sólo recibirá dinero si lo solicita para “proyectos concretos”, según el consejero de Cultura, Mariano de Paco.

Un proyecto bastante concreto sería que el Ateneo siga existiendo y que pueda seguir conservando la biblioteca, su activo más valioso con centenares de miles de volúmenes, pero parece que eso no es suficiente.

Se fundó en 1820 y tuvo continuidad desde 1835. Fue un foro esencial de las ideas liberales y reformistas en el siglo XIX. Contó con el apoyo del rey Alfonso XII, fue suspendido por la dictadura de Primo de Rivera, recibió un impulso en la II República y finalmente en el franquismo tuvo que limitarse a actividades culturales o folclóricas. Felipe VI asistió en abril a los actos que conmemoraban el segundo centenario de la institución.

El Ateneo tiene más pasado que presente. Su nueva junta intenta modernizarlo y aumentar el número de socios y de ingresos. Las instituciones de Madrid, gobernadas por el Partido Popular, le han concedido subvenciones desde hace años. Llegaron a ser hasta tres veces superiores a las actuales en la época de Esperanza Aguirre.

¿Por qué ahora se le corta el grifo? Fuentes del Gobierno madrileño han contado a El Confidencial que “están hartos del sectario” con un lenguaje que recuerda mucho al de Ayuso y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Se refieren al presidente del Ateneo, Luis Arroyo, un politólogo que fue asesor en la Moncloa de Zapatero y que ahora trabaja como consultor de comunicación. Le acusan de “insultar a la presidenta” en privado. “Y, a veces, conviene no hacer esas cosas cuando no sabes quién te está escuchando”. 

Eso es algo que la Stasi tenía muy presente. Siempre estaba muy interesada en conocer lo que la gente decía en privado.

En el Madrid de la libertad de Ayuso, hay que tener cuidado con las cosas que dices en las conversaciones privadas. Si hay alguien tan desagradecido como para no reconocer que ella salvó a España en la pandemia y que es la mejor defensora de la democracia, no debería tener la osadía de pedir una subvención. Pueden ser libres, pero pobres.

No como en Telemadrid, donde reciben mucho más dinero público, pero luego obran en consecuencia y no incurren en el defecto de ser tacaños a la hora de elogiar los méritos de la presidenta y las manifestaciones de su partido.

“A Ayuso le molesta el Ateneo. No quieren una cultura crítica y autónoma. Quieren una cultura como propaganda”, denunció el viernes la diputada socialista Manuela Villa. El PSOE, Más Madrid y Vox han presentado enmiendas en la Asamblea para impedir que se produzca el recorte.

Díaz Ayuso se encuentra ante una cierta encrucijada en el PP. Su discurso y casi también su estilo se han hecho muy populares entre los dirigentes. De hecho, son por defecto lo que ya se espera de la respuesta del partido al Gobierno de Pedro Sánchez.

Cuando Alberto Núñez Feijóo se hizo con el liderazgo del PP, su primera reacción fue intentar marcar distancias con el fragor constante de la era de Pablo Casado. Progresivamente, se fue alineando con el tremendismo del PP de Madrid y acabó después de las elecciones de julio asumiendo por completo el ayusismo en su vertiente más descarnada.

Ahora en cierto modo todos son Ayuso en el PP de Feijóo, con lo que la dueña de los derechos de autor se encuentra ante la duda de cómo marcar su propio perfil. Es exagerado pensar que haya quedado neutralizada al tener que compartir vivienda con tanta gente que antes no había hecho los méritos suficientes como para enarbolar la bandera de España y la Constitución. En términos de polarización, siempre se puede ir más lejos.

Por ejemplo, doblar las apuestas cuando es criticada por la izquierda. Si la pillaron mascullando “hijoputa” cuando Sánchez se refirió a los contratos que beneficiaron a su hermano (la broma posterior fue decir que había dicho “me gusta la fruta” durante el debate de investidura), se adopta la frase falsa como emblema. En la cena de Navidad del PP de Madrid en la noche del lunes, Ayuso repartió cestas de fruta a algunos militantes.

Luego, queda seguir unido a las que son las marcas de confianza, que dan muchos menos problemas que el Ateneo. Ayuso difundió hace unos días el vídeo con el que la Comunidad felicita la Navidad. Está realizado por una fundación relacionada con el Opus Dei y con un reparto de niños del colegio Tajamar, también de la misma organización religiosa. Ese es el tipo de organizaciones de las que te puedes fiar, y por lo tanto no es necesario recibir información sobre sus conversaciones.

A las demás, hay que vigilarlas de cerca. En nombre de la libertad, faltaría más.

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