Dimite el consejero de Sanidad de Ceuta que se coló en la vacunación
El consejero de Sanidad de Ceuta, Javier Guerrero, ha presentado este martes su dimisión, cuatro días después de que se desvelase que se vacunó antes de tiempo saltándose el protocolo. Guerrero, que se puso la vacuna junto a la directora general de Sanidad y Consumo del Gobierno de la ciudad autónoma, Rebeca Benarroch, y otros trabajadores de la consejería, se justificó diciendo que se lo habían pedido los técnicos y que no se había “saltado ningún protocolo o estrategia”.
Guerrero ha presentado su dimisión irrevocable como consejero y ha renunciado también a su renuncia al acta de diputado de la Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Esta decisión la ha tomado “tras volver a reflexionar y estando convencido de que, en todo momento, ha actuado de manera correcta y de buena fe, sabiendo que tanto el Gobierno de la Ciudad como el Partido Popular van a continuar con la gestión de la pandemia con igual eficacia”, ha dicho, y teniendo en cuenta que la ciudad está atravesando una crisis sanitaria que requiere del “máximo esfuerzo y atención de todos”.
Por último, Javier Guerrero ha querido agradecer la confianza depositada, primero como integrante de la lista electoral del Partido Popular, y posteriormente, como miembro del Ejecutivo autonómico.
“Yo no quería vacunarme, pero me lo pidieron los técnicos”, argumentó en rueda de prensa tras conocer que se había vacunado irregularmente. “El Ministerio incluye al personal de Salud Pública que trabaja en la gestión directa de la pandemia entre los colectivos a inmunizar con prioridad y eso se ha seguido al pie de la letra”, se justificó. Guerrero se había negado hasta ahora a abandonar su cargo. Pero la presión ha ido creciendo en las últimas horas, cuando el alcalde de la ciudad, Juan Vivas (PP), se ha mostrado favorable a abrir una investigación parlamentaria.
El Ejecutivo local, que desde diciembre vuelve a apoyarse en el PSOE para gobernar, había dado por buenas sus explicaciones y descartado su cese, pero la exigencia de “ejemplaridad” de las direcciones nacionales de Génova y Ferraz y el rechazo social hacia comportamientos como el suyo, que habían provocado renuncias por todo el país en casos similares, ha terminado por empujarle a irse.
De momento tanto su directora general, también del PP, como el máximo responsable del órgano a través del que el Ministerio de Sanidad gestiona las competencias asistenciales en Ceuta, el socialista Jesús Lopera, siguen en sus puestos a pesar de haberse vacunado también ya.
Javier Guerrero, que al despedirse ha “agradecido la confianza depositada”, llegó a la primera línea de la política local tras las elecciones autonómicas de 2015, cuando el PP le incluyó en el número cinco de la candidatura liderada por Juan Vivas. Durante su primera legislatura no entró en el Gobierno y permaneció como diputado adscrito al Área de Sanidad sin responsabilidades ejecutivas.
Después de los comicios de mayo de 2019, a los que concurrió en el mismo puesto de la lista de su partido, se hizo cargo de la Consejería y seis meses después logró que se le concediese la compatibilidad para seguir ejerciendo también en la medicina privada como grastroenterólogo.
Muy querido como facultativo por la población ceutí en general, su gestión durante los dos últimos años ha quedado marcada, al margen de por la gestión de la pandemia, que el ministro Salvador Illa señaló como “ejemplar” durante la primera ola de la crisis, por la suspensión de la Pascua islámica del Sacrificio (que le grangeó hasta “amenazas” que denunció a la Fiscalía) y la adquisición de una partida de material sanitario en septiembre a precios supuestamente muy superiores a los del mercado, asunto judicializado por el MdyC.
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