El nuevo desmarque de la Comunidad de Madrid sobre las restricciones que la mayoría de las autonomías están aplicando ante los fuertes rebrotes de la COVID-19 ha vuelto a dejar en evidencia el doble discurso que mantiene la formación de Inés Arrimadas ante la pandemia: mientras la presidenta del partido ha estado apoyando todas las decisiones que ha tomado el Gobierno central e incluso ha conminado a Pedro Sánchez a endurecer las medidas decretando “un confinamiento inteligente”, en la Comunidad de Madrid el bipartito del PP y Ciudadanos ha decidido relajar las condiciones que regían hasta ahora y ha decretado que, a partir de este mismo viernes, se amplíe a seis las personas que puedan reunirse en las terrazas de los bares y restaurantes cuando desde el pasado 25 de enero solo podían ser cuatro.
Las contradicciones sobre cómo afrontar la lucha contra la COVID-19 son una constante en las formaciones políticas. En el PP, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, han mostrado discrepancias públicamente en cuanto a qué medidas deben adoptarse para paliar los efectos para la salud ante la pandemia. También se ha visto en el PSOE, con las posturas enfrentadas de las comunidades gobernadas por los socialistas y el Gobierno central, reacio a ampliar el horario del toque de queda como reclaman la gran mayoría de las autonomías. Y esas contradicciones han llegado también a Ciudadanos, donde el discurso del vicepresidente regional, alineado ahora con Ayuso, difiere del defendido a nivel nacional por la dirigente de la formación, Inés Arrimadas.
Aguado, que en otras ocasiones ha dejado claras sus diferencias con la presidenta Díaz Ayuso, se ha mostrado esta vez a favor de no endurecer más las medidas –e incluso relajarlas–, pese a que la incidencia acumulada es superior a la de la segunda ola. Entonces, el vicepresidente madrileño pidió públicamente la intervención del Gobierno central ante la incapacidad del Ejecutivo regional para hacer frente a la pandemia. El número dos del Gobierno madrileño llegó a solicitar también una paralización de la actividad no esencial de dos semanas, similar al que comenzó en marzo del pasado año, para “salvar la navidad”. La tasa de contagios se situaba en aquel octubre de enfrentamientos entre PP y Ciudadanos dentro del mismo Ejecutivo de Ayuso en 500 casos por 100.000 habitantes. Hoy, ese mismo indicador está en 860, según la última cifra facilitada por el viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero.
Además de la incidencia acumulada, otro indicador que está peor que en otoño son las hospitalizaciones. Además, la cepa británica, con una mayor transmisibilidad del virus, ya está presente en el 50% de los contagios en algunas zonas de la región, según aseguró este viernes Zapatero. Pese a estos datos, que alertan a epidemiólogos y sanitarios, Aguado se mantiene ahora en la idea de que las restricciones adoptadas son “suficientes” y consideró que el Gobierno regional había llegado “al límite” de lo que estiman “necesario” dentro de sus competencias para hacer frente a la tercera ola. Dejó en manos del Gobierno central tomar nuevas medidas, a la vez que reclamaba salvar a las empresas. “El cierre total sería la ruina total para miles de familias y empresas”, dice ahora Aguado.
Las contradicciones en el discurso del dirigente madrileño de Ciudadanos han sido una constante en esta emergencia sanitaria. En mayo, fue el primero –antes que Ayuso– en el Gobierno autonómico en solicitar la apertura de la región y todas las competencias en la gestión cuando el Gobierno de Sánchez se negaba a dar el pase a la fase 1 a la autonomía que había sido el epicentro de la pandemia en el país y en Europa. El discurso actual del vicepresidente regional se parece más al de entonces que al que articuló durante la segunda ola, cuando protagonizó un enfrentamiento público contra su socia de Gobierno y lamentaba que todos los días fallecieran las mismas personas en la región que en un “accidente de autobús”.
Lo cierto es que la Comunidad de Madrid se ha mostrado sistemáticamente en contra de casi todas las decisiones que ha ido tomando el Gobierno central desde que comenzó la pandemia, e incluso no ha ocultado su desacuerdo con algunas de las autonomías en donde ambos partidos, PP y Ciudadanos, gobiernan juntos por pedir reducir los horarios para bares y restaurantes y adelantar el toque de queda para frenar los fuertes rebrotes del coronavirus que están llevando a nuestro país a las peores cifras desde que hace un año comenzó la pandemia.
Arrimadas y su apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez
Con esa 'rebeldía' del tándem Ayuso-Aguado ha tenido que lidiar la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que desde el principio ha estado apoyando a Pedro Sánchez en casi todas sus decisiones, incluso en el último decreto del estado de alarma por seis meses -que seguirá en vigor hasta mayo-, pese a considerar que era “abusivo”. En aquel debate, celebrado a finales del pasado mes de octubre, se mostró de acuerdo con este prolongado estado de alarma “porque los presidentes autonómicos necesitan seguridad jurídica” para adoptar restricciones. Arrimadas hasta consideró que el Gobierno iba a tener que pedir otro estado de alarma más duro en los siguientes días, aunque no fue así. “Vamos a dar la responsabilidad a los ciudadanos que ustedes no quieren asumir desde el Gobierno”, dijo al anunciar su voto a favor de la prórroga.
La líder de Ciudadanos, además, no ha parado de urgir al Gobierno de Pedro Sánchez a “salir del letargo” y a tomar las“ medidas necesarias” para controlar la pandemia. A mediados de enero, ante el aumento de la tasa de incidencia acumulada de contagios y de fallecimientos, pidió a Sánchez que decretara un “confinamiento inteligente” -al que se sumó Aguado-, y la aceleración del plan de vacunación. “Cuarenta y ocho, setenta y dos horas, son muchas vidas”, advirtió Arrimadas, que exigió que ese plan fuera acompañado de “ayudas para los sectores más afectados” y el “fomento del teletrabajo”
En una rueda de prensa que ofreció posteriormente en el Congreso, destacó que esta tercera ola “ha inundado ya” todo el país, con una situación “dramática” por el fuerte crecimiento de los contagios y de la ocupación de las camas de UCI tras el periodo navideño. Ante este escenario, pidió “evitar luchas partidistas” y llegar a acuerdos políticos para hacer frente “juntos” al virus.
No obstante, consideró que ese confinamiento no debería ser tan “estricto, largo y drástico” como el que conllevó el encierro de la ciudadanía en el mes de marzo del año pasado, al inicio de la pandemia. “Tenemos ahora más conocimiento, herramientas e instrumentos para intentar evitar tener que llegar a ese extremo”, dijo. La líder nacional de Ciudadanos sugirió tomar como referencia lo que están haciendo otros países europeos -en donde esas restricciones en algunos de ellos son durísimas- y se mostró convencida de que iba a ser necesario aplicar más controles fronterizos y aumentar las restricciones que afectan a la movilidad y a los encuentros sociales.
Hace tan solo dos días Arrimadas volvía a alertar de la gravedad de la situación, destacando que España había vivido “la jornada más negra desde abril”: No podemos normalizar tanto dolor. El Gobierno debe tomar conciencia de la situación“.
Desde entonces la situación ha ido empeorando. En este momento hay tres comunidades con una tasa acumulada superior a los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes, y Castilla y León, en donde Ciudadanos gobierna con el PP, está entre ellas. Las cifras de Madrid son también alarmantes aunque con cierta “tendencia a la baja”. Pero mientras el gobierno castellano y leonés ha optado por mantener la prudencia, en la capital el Gobierno del PP y Ciudadanos creen que es hora de relajar las normas para salvar la hostelería, apuntando mejor a reforzar la campaña de vacunación.
“Nada nos dice que por cerrar los bares nos vaya a ir mejor. Al Covid no lo matan las restricciones, con el Covid acabaremos a través de la vacuna y los test”, ha sentenciado este viernes el vicepresidente Ignacio Aguado. En la Comunidad de Madrid, ya planean suavizar a partir de la próxima semana el horario de cierre de bares y restaurantes y también el toque de queda.