Carta de Duran i Lleida
Queridas amigas y amigos,
Antes de nada, os deseo un buen año 2013 y espero que hayáis pasado unas buenas fiestas de navidad. Dicho estoy, estoy convencido de que esperáis, y agradecéis, que dedique en exclusiva esta carta a las últimas novedades sobre el llamado caso Pallerols. Escribo estas líneas en Santiago de Chile. El miércoles, antes de embarcar, fui, como cada día, a rehabilitación a la clínica y una señora me dijo: “Hace meses que estás de moda. Todos tiran contra ti; unos desde Madrid por considerarte separatista, y otros desde Cataluña por no ser independentista, y ahora unos y otros por lo que dicen hoy los diarios”. Pues bien, ¿qué dicen los diarios? Mencionaré solo los nombres que trataban el tema en portada. El País titulaba “Unió admite que se financió de forma lileral con dinero de la UE”. El Mundo: “Pacto para que los corruptos de Unió no vayan a prisión”. El Punt-Avui: “Unió admite haber malversado fondos públicos”. Ara: “Unió admite su financiamiento ilegal”. ABC también lo llevaba en portada, pero ahora mismo no recuerdo el titular.
Todos juntos, más una parte importante de tertulianos en radio y televisión, han propagado el mensaje “Unió paga, ya que Unió ha cobrado y, además, como ha cobrado le han condenado por financiamiento irregular, que engima ha reconocido; el primero caso en España, han dicho algunos”. Todo dicho y escrito sin conocer ni la sentencia, ni tan solo el escrito de conclusiones que la Fiscalía llevó a la Sala después de que las acusaciones y defensas llegaran a un pacto -el informe del Fiscal a estas horas ya se conoce. Todo el mundo opina, acusa, pide explicaciones, responsabilidades y mi dimisión sin leer ni el documento de la Fiscalía existente ni la sentencia pendiente de dictar. Tampoco se molestan en consultar a algún experto jurídico para comprender la diferencia entre responsabilidad civil (subsidiaria o por participación a título lucrativo o gratuito) y la imputación penal por la vulneración de la ley de financiamiento de partidos. Ahora hablaré de lo que dice el escrito de la acusación, pero permitidme un símil que puede ser útil para endenderlo de manera casera y huyendo de tecnicismos. Imaginad que tienéis un piso y os dejáis el grifo de la bañera abierta -incluso que se lo haya dejado abierto alguien que trabaja en tu casa- y el agua provoca daños en el piso de abajo. Esta acción no es intencionada, no cabe responsabilidad penal, pero la responsabilidad civil -aunque el que lo hiciera es alguien que trabaja en tu casa- te obliga a pagar los daños ocasionados, los desperfectos que has ocasionado al vecino. Esto le ha pasado a Unió. Ahora lo explicaré en términos jurídicos.
De la página 1 a la 79 de la acusación llevada por el Fiscal a la Sala se dice que Unió “es responsable civil subsidiaria de las cantidades debidas por el acusado Vicenç Gavaldà y responsable civil en calidad de partícipe a título lucrativo de las cantidades derivadas por el pago de compras de material de oficina y de informátiva y por el concepto de nóminas”. A esta segunda responsablidad se refiere el fiscal en la página 68 de su escrito de acusación cuando dice “algunas de las cantidades desviadas acabarán siendo gestionadas o aprovechadas por terceras personas no acusadas, bien del partido, bien del Departamento, sin que haya resultado acreditado que tuviera caudal conocimiento de que la aportación que les hace la acusación Pallerrols provenga de las subvenciones públicas y los frutos del acuerdo contraído por los acusados”. Y, efectivamente, la jurisprudencia establece como presupuesto fundamental del partícipe a título lucrativo la actuación de buena fe, ignorando el origen delictivo de los efectos o cantidades. Por lo tanto, es el propio fiscal reconoce que, salvo los imputados, Unió ignoraba el origen ilícito de las cantidades o pagos realizados. Por este motivo aceptamos el acuerdo de las partes imputadas penalmente -recordad que Unió no ha estado nunca imputada- porque si hubieran acusado a Unió como tal de haber recibido dinero a cambio de subvenciones no habríamos aceptado el acuerdo por una razón: porque no es cierto.
Atención ahora a lo que escribiré porque es sumamente importante: justamente porque el fiscal no atribuye responsabilidad penal a Unió, ni ninguna acusación, por tanto, de financiación irregular, no tengo ninguna intención de dimitir. Ya sé que hay mucha gente a la que le gustaría, y ahora más que nunca, pero no les pienso dar esa satisfacción. Y me quedo con la conciencia bien tranquila. Solo faltaría que encima que otros hacían lo que hacían a espaldas de mí, al margen de la dirección y sin su conocimiento y en mi contra, ahora debiera dimitir. Es decir, ¡cornudo y apaleado!
Hay dos cuestiones más que también han levantado polémica: la larguísima duración del proceso y el acuerdo que ha evitado la vista oral, el juicio. Es verdad: el caso Pallerols ha durado una eternidad. En este sentido tiene razón el fiscal general del Estado, sin entrar a valorar u opinar si esto avala o no la tesis de que la instrucción en el futuro la tendría que hacer la Fiscalía y no el juez instructor. Ahora bien, no tiene nada que ver ni con los imputados, es decir, los acusados, ni con Unió, y sobre todo con el que pueda interpretar -o, mejor dicho, interpreta- la gente de la calle e incluso columnistas de periódicos acreditados. Dieciséis años no son ninguna ventaja para los imputados, son un calvario. Recordemos que una justicia lenta no es justicia. Y, sobre todo, es un calvario para las personas a las que finalmente no se les encuentra responsabilidad y en cambio han sufrido la “pena de banquillo” porque los medios les han dedicado páginas y páginas, portadas y portadas, y finalmente quedan libres. El caso Pallerols se ha alargado no porque sea un caso político sino porque el primer juez instructor fue sustituido justo cuando lo iba a archivar. Luego, la siguiente jueza lo envió al Tribunal Supremo porque había aforados imputados. Entrando en el fondo de la cuestión, el Supremo les absolvió. Al volver a la jueza instructora, la magistrada archivó el caso y la Fiscalía lo recurrió. Luego fue al TSJC porque había un imputado del Parlamento catalán y, sin entrar en el fondo del asunto, también le retiraron la imputación, y hasta hoy. ¿Una eternidad? Sí, pero no por culpa de ningún imputado, ni de Unió, que no lo ha estado nunca.
La segunda cuestión es cómo la ciudadanía se sorprende que se haya llegado a un pacto y no haya juicio. Un acuerdo no sustrae ninguna información para la ciudadanía. Es fácil decir: claro, son políticos y se lo arreglan todo. Pues no. Muchas concenas, creo que una cifra superior al 20%, son fruto de un pacto de Fiscalía con las partes. No es, por tanto, una excepción por ser políticos. Es un hecho procesualmente habitual al que tienen derecho los políticos y los que no lo son. Es una lástima que, con el afán de hacer daño sin distinguir el buen del mal, muchos políticos alimenten esta tesis. Se entiende por parte de la ciudadanía, y más aún en los tiempos que corren, donde la política está tan desprestigiada, pero no se entiende en boca de dirigentes políticos que como mínimo deberían saber de lo que hablan.
Finalmente, pido disculpas. Y siento vergüenza. Pido perdón. No soy culpable. Al revés, he sido víctima también, pero no puedo dejar de expresar mis sentimientos. Lo siento. Sé que estos días es más importante señalarme a mí que buscar la verdad. Ya fui consciente el mismo domingo por la noche. El TN de TV3 me dedicó más imágenes a mí y a los testigos que a los imputados. Estos no interesan. No son conocidos y de lo que se trata es de hacer daño. ¡Porca miseria!
P.D. Gracias por las muchísimas muestras de afecto. Compañeros de Unió, el presidente Pujol, el presidente Mas, representantes de la sociedad civil, familiares, dirigentes del PSOE (jefe del PSC), gente del PP (jefe de aquí), del PNV, del extranjero... No sufráis. No me tumbarán. Con humildad, pero con firmeza: tengo mucho que hacer y decir.