La elección de Arnaldo y Espejel provoca la mayor indisciplina de voto desde la investidura de Rajoy
No existen precedentes conocidos en la historia reciente del parlamentarismo español de una votación secreta como la que tuvo lugar este jueves en el Congreso de los Diputados en la que se produjeran tantas rupturas de la disciplina de voto. Menos aún de que esas rupturas se dieran en las filas de los mismos grupos que habían logrado un pacto para renovar órganos constitucionales como el Tribunal Constitucional o el Defensor del Pueblo, tras tres años de bloqueo, y del Tribunal de Cuentas, en situación de interinidad desde julio.
Los partidos involucrados en el acuerdo, PSOE (120 diputados), PP (con 88, más uno de Foro) y Unidas Podemos (con 34, a falta de que se sustituya a Alberto Rodríguez), suman 243 escaños en la Cámara Baja. Pero el candidato más polémico, Enrique Arnaldo, propuesto para magistrado del Constitucional por los populares y cuestionado desde la izquierda precisamente por sus múltiples vinculaciones con el partido de Pablo Casado, obtuvo 232 votos, once menos de los esperados. La otra candidata del PP, Concepción Espejel, para ese mismo tribunal –y que también ha sido polémica por su afinidad con los populares– logró 237 (seis menos de los previstos), y los propuestos por el PSOE, Inmaculada Montalbán y Juan Ramón Sáez Valcárcel, 240, tres menos.
Esos cuatro nombramientos, el del nuevo Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, y el de los seis nuevos miembros del Tribunal de Cuentas, lograron en todo caso superar el umbral de tres quintos de los votos –210 diputados de 350– exigidos para este tipo de elecciones. Los diputados tuvieron que escribir sus nombres a través de la intranet del Congreso, ya que por acuerdo de la Mesa todas las votaciones fueron telemáticas.
Pero tras conocer el resultado en boca de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en torno a las 16.30 horas de este jueves, en el patio y en los pasillos del hemiciclo todos los comentarios de diputados y periodistas fueron de sorpresa ante esas indisciplinas que en ningún momento se esperaron las direcciones de PSOE, PP y Unidas Podemos pese a las polémicas que rodearon especialmente a Arnaldo y Espejel desde que se conocieron sus respectivas candidaturas a magistrados del Constitucional.
El precedente de la investidura de Rajoy
El precedente más cercano de una fuga de votos semejante se dio en la votación de la investidura de Mariano Rajoy, en octubre de 2016, en la que 15 diputados socialistas rompieron la disciplina de voto del grupo y evitaron abstenerse como mandató la dirección del PSOE pilotado entonces por una gestora. Pero el contexto de esa votación, con un PSOE abierto en canal tras la polémica expulsión del hoy presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por su insistente “no es no” a permitir a Rajoy llegar a la Moncloa, lo hace incomparable con el escenario de este jueves. Más recientemente, en 2018, dos supuestos errores en una votación y dos ausencias –lejos también, por tanto, de las indisciplinas del Pleno de esta semana– tumbaron la renovación del Consejo de Administración interino de RTVE forzando a la elección de Rosa María Mateo como administradora única.
El PSOE contabilizó, oficialmente, tres diputados que se saltaron la disciplina de voto en los nombramientos de los órganos constitucionales. A pesar de que la votación de nombramientos es secreta, la dirección pudo conocer qué había votado cada parlamentario porque envían el justificante del voto una vez emitido cuando se realiza de forma telemática. Odón Elorza no votó a Enrique Arnaldo, según dijo en Twitter, “en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones del Tribunal Constitucional y del Congreso”. Sí apoyó al resto de candidatos, pero el PSOE emitió un comunicado adelantando que “estudiará en los próximos días” una posible sanción al diputado. El exministro José Luis Ábalos confesó haberse equivocado y votó en blanco en todos los nombramientos y, según fuentes socialistas, los votos del diputado Mariano Sánchez fueron nulos por un error en el orden de los nombres.
Nada se ha podido confirmar acerca de la identidad de los otros ocho parlamentarios rebeldes que no apoyaron a Arnaldo o de los seis que evitaron votar a Espejel. Fuentes de Unidas Podemos y, también del PP, insisten en que la dirección del grupo no tiene forma de conocer si hubo alguien en sus filas que rompió la disciplina de voto porque la votación fue secreta y, a diferencia del PSOE, la formación confederal y la de los populares no exigieron a sus diputados que dijeran qué habían votado.
La mayor sospecha está en las diputadas de Unidas Podemos Meri Pita y Gloria Elizo, que el miércoles publicaron un duro artículo en El Periódico de España en contra de los nombramientos. Pero ni ellas ni el grupo confederal quisieron confirmar a este diario que habían roto la disciplina de voto. Sí es conocido, en cualquier caso, que el diputado de Compromís, Joan Baldoví, apoyó a los candidatos propuestos por el PSOE para el Constitucional y a Ángel Gabilondo, pero no a Arnaldo y Espejel.
El malestar en la coalición y entre sus socios
La votación llegó tras varias semanas de polémica por los perfiles de estos dos candidatos del PP. Las múltiples vinculaciones con el PP de Arnaldo, que colaboró con la Fundación FAES, llegó a estar vinculado a algunas de las causas por corrupción en las que se ha visto implicado el partido en los últimos años, como Palma Arena –causa en la que llegó a estar imputado– o Lezo, y hacía negocios con cargos populares o trataba de influir en los nombramientos judiciales, generaron un fuerte malestar entre los socios parlamentarios del Gobierno, pero también en sectores del PSOE y en Unidas Podemos.
Espejel, por su parte, estuvo recusada en el caso Gürtel y fue apartada de varios juicios por haber sido en el pasado vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con los votos favorables del PP en el Senado. Entonces la sala rechazó expresamente que tuviera que ser recusada porque la exsecretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, se refiriese a ella como “querida Concha” en un acto público en 2014, algo que se le reprocha ahora por parte de la izquierda.
Todo ese malestar se reflejó en el debate previo a conocer el resultado de la votación de este jueves. Socios habituales del Gobierno como el PNV o ERC y EH Bildu directamente se negaron a participar en lo que, en una rueda de prensa improvisada fuera del hemiciclo, calificaron como “una infamia” por el “reparto” de puestos entre PP y PSOE y por los perfiles de Arnaldo y Espejel.
Dentro de la Cámara Baja, se escucharon reproches similares. “Han entrado en las malas prácticas del bipartidismo”, denunciaba Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos. “Se les tiene que caer la cara de vergüenza. No se suban nunca más a dar lecciones”, insistía, dirigiéndose a la bancada de PSOE y PP. “Hoy el Congreso huele a amaño, huele a obscenidad, huele a escándalo, por eso muchos diputados han necesitado esta pinza para votar”, añadía, por su parte, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, enseñando una pinza en el atril del Congreso. “Posiblemente el señor Arnaldo sirva para hacer negocios pero no sirve para estar en el Constitucional”, concluía. “Hoy se van a votar candidatos que no son idóneos por diputados que saben que Espejel no es idónea y que Arnaldo no es idóneo”, agregaba después Íñigo Errejón, de Más País.
El PSOE se justifica sosteniendo que “acordar es la esencia de la democracia”
“Hoy [por este jueves] tenemos una votación difícil”, reconocía el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Antón Gómez-Reino. A su juicio, Espejel y Arnaldo “nunca debían haber sido propuestos por el PP”, porque “implícitamente son dirigentes del PP sin carné”. No obstante, justificó el apoyo de su grupo a su nombramiento para desbloquear la renovación de las instituciones. “Solo había dos opciones, un acuerdo mejor o peor de tres quintas partes de la Cámara o continuar el bloqueo de las instituciones”, añadía. “Nuestro voto nunca va a ser un voto a favor de Arnaldo o Espejel, es en contra del secuestro de las instituciones por parte del PP”, matizaba. Los diputados de Vox se pusieron en pie al finalizar su intervención al grito de “sí se puede” a modo de mofa.
El portavoz de Justicia del PSOE, Francisco Aranda, defendía, por su parte, que era necesario avalar el pacto, incluyendo a Arnaldo, para recuperar el “normal funcionamiento de las instituciones” y respetar la Constitución, sobre todo frente a los “lobos de la ultraderecha”, que están “al acecho de la democracia”. También reivindicó que su grupo sí ha cumplido con el principio de proponer candidatos con “conductas ejemplares”, y defendió que “acordar es la esencia misma de la democracia”. Con todo, Aranda justificó que, pese a los “palos en las ruedas”, la votación de este jueves suponía “fortalecer” la democracia, al acabar con la interinidad de varios órganos constitucionales.
El PP, en cambio, habló del “prestigio” de los candidatos y reafirmó su apuesta por “instituciones fuertes”. A juicio de Vicente Tirado, el diputado popular encargado de participar en el debate, su acuerdo con el PSOE “responde al compromiso de elegir a profesionales de conocido prestigio” y remarcó el “sentido de Estado” de su partido. Para el PSOE el pacto con el PP “es la responsabilidad de gobierno por encima de los intereses de partido”.
55