A menos de dos años de las próximas elecciones generales, todo apunta hacia un país donde los pactos de gobierno serán más difíciles que nunca. Así se desprende de la encuesta realizada por CELESTE-TEL Investigaciones Sociológicas para eldiario.es, dónde no es posible encontrar fórmulas para una mayoría parlamentaria estable, salvo alianzas contra natura. El PP no alcanzaría la mayoría con los grupos nacionalistas ni con UPyD. Pero el PSOE tampoco llegaría ni con el apoyo de todos los partidos de izquierda. Solo PP y PSOE, en un pacto que hoy parece imposible, sumarían más de los 175 escaños que marca la mayoría absoluta.
La encuesta vaticina un derrumbe del PP. Perdería 13 puntos con respecto a los que consiguió en 2011 y, en la horquilla más negativa para el partido de Mariano Rajoy, hasta casi cincuenta escaños. No obstante, los seguiría siendo la fuerza política más votada, con un 32% de los votos. La encuesta otorga al partido de Mariano Rajoy entre 138 y 148 diputados.
El PSOE, por su parte, sigue estancado. Mantendría, medio punto abajo, los malos resultados que obtuvo en 2011, aunque el derrumbe del PP y la ley electoral permiten a los socialistas aumentar sus escaños. Hasta 118 sillones podrían tener de celebrarse hoy unas elecciones generales. Por primera vez en democracia, la suma de los dos primeros partidos se quedaría en poco más del 60% de los votos.
Si esta encuesta se trasladara a las urnas, el gran triunfador electoral sería Izquierda Unida. Hasta treinta diputados de la coalición de izquierda podrían estar en la Cámara Baja, lo que significaría superar el techo de Julio Anguita en 1996. Mientras, UPyD tendría una subida más moderada, en la que podría alcanzar hasta los catorce sillones del hemiciclo.
El Parlamento quedaría más fragmentado que nunca con hasta 14 formaciones políticas más, formando un Grupo Mixto poderosísimo -salvo pactos entre partidos para crear grupos propios- y una diversidad de formaciones políticas nunca vista en 35 años de Constitución.
Según apunta la encuesta, en el próximo Congreso estarían CiU (11), Amaiur (8), ERC (8-9), PNV (6), CC (4), Compromís (3), Ciutadans (2/3), BNG (2), CUP (1-2), FAC (1), EQUO (1), Geroa-Bai (1), PRC (1) y MES (1).
¿Quién gobierna con este puzzle? Si el PP lo hace con el tradicional apoyo de los nacionalistas catalanes y vascos -que ya lo tendría dífícil, dada la actual situación de Cataluña y lo que se avecina en el País Vasco-, alcanzaría 170 diputados en la horquilla máxima que le da el sondeo. Y eso contando con Coalición Canaria y FAC.
Los mismos diputados sumaría el PP si optara por UPyD y Ciutadans, con canarios y asturianos.
Con estos mismos datos, el Gobierno del PSOE sería aún más imposible. Hasta nueve fuerzas de izquierda tendría que aunar el PSOE para llegar a los 167 escaños en la proporción más alta que da la encuesta a estos partidos. Sería contando con IU, ERC, EQUO, BNG, Gerona-Bai, CUP, MES y Compromís. Con Amaiur, en el improbable caso de esta alianza que se antoja imposible, alcanzaría los 174 escaños. La mayoría absoluta está en 176.
Hay dos factores que pueden alterar este escenario. Por un lado, el PSOE tiene que elegir a un candidato y, por otro, el grado de abstención que da la encuesta, que parece poco probable. Nunca en unas elecciones generales se ha quedado en casa un 44% de los ciudadanos, como marca el sondeo. Y, en esa bolsa de votos, los dos grandes partidos y las dos formaciones emergentes esperan lograr más apoyos.
De hecho, según la encuesta, un amplio porcentaje de los que votaron en 2011 a PP, PSOE e IU se van a la abstención, lo que sólo se puede entender porque las elecciones se ven muy lejos.
En el PP, ese porcentaje alcanza el 34,4% de los votos; en el PSOE un 21,5% y, sobre todo, sorprende que más del 22,2% de los anteriores electores de IU quieran quedarse en su casa. Los sociólogos lo explican porque, a día de hoy, los ciudadanos no están con mentalidad electoral.
Finalmente, en el sondeo también se pregunta qué organización territorial prefiere para el Estado. Pese a todos los avatares, el 34,5% se sigue quedando con el actual Estado de las Autonomías, frente a los que prefieren un Estado más centralista (21,9%). Menos del 10% apuesta por el llamado “derecho a decidir”, o que las autonomías puedan convertirse en Estado por decisión propia.