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Íñigo Errejón: “Ofrecemos a PSOE y Ciudadanos un acuerdo para que el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid no dependan de Vox”

“Ha habido conversaciones con el Partido Socialista, ha habido conversaciones cruzadas pero no directas con Ciudadanos y nosotros estamos tanteando la posibilidad de que pueda haber un acuerdo que tendrá que incluir Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid”, desvela Íñigo Errejón. “Creo que lo normal es que gobierne Manuela Carmena, que es la más votada y vamos a intentar llegar a acuerdos para eso”, defiende el líder autonómico de Más Madrid en esta entrevista en la que analiza los resultados electorales del pasado domingo. Errejón desgrana también su nuevo proyecto político, un partido aún por construir, que quiere aunar “la justicia social con el ecologismo” y que presenta como una pieza más “en la recomposición del espacio progresista en España”. Ese nuevo partido no será una fuerza nacional al uso. “No hay que extender Más Madrid por toda España, Más Madrid tendrá que entenderse con más fuerzas políticas”.

Errejón se considera ya completamente al margen de Podemos y descarta presentarse a cualquier futura elección interna del partido que fundó, al que desea “aciertos” y ofrece “mano tendida para que nos entendamos cuando haga falta”. “Cuando uno sale de la vida de un partido que ha ido privilegiando más la obediencia que las buenas ideas, más el prietas las filas que el talento político, se respira muy bien”.

Manuela Carmena y Ángel Gabilondo han sido los más votados en Madrid pero el PP y Ciudadanos suman mayoría con Vox. ¿Cree que es inevitable que el PP gobierne con los votos de la ultraderecha o existen otras opciones?

No es inevitable. En nuestro país ya se ha abierto un escenario multipartidista en el que ningún acuerdo es inevitable. Todos son legítimos, si tienen un respaldo de votos de los ciudadanos. Pero hay muchos escenarios. Y en este caso quien tiene que tomar una decisión es Ciudadanos, que tiene la llave de evitar que repita en la Comunidad de Madrid un partido enfangado en corrupción, como es el Partido Popular de Cifuentes, de Ignacio González, de Esperanza Aguirre y ahora de Díaz Ayuso. Y además de que no lo haga de la mano de la extrema derecha. Nosotros vamos a poner toda nuestra fuerza, todo lo que tengamos a nuestra disposición, para lograr que haya gobiernos sin el Partido Popular y que dejen fuera Vox. Lo dije durante la campaña electoral: que íbamos a hacer todo lo posible. Hemos conseguido un enorme resultado, pero no suficiente. En la medida de nuestras fuerzas, nosotros vamos a intentarlo y decimos al resto de fuerzas políticas que hay que sentarse y que hay que hablar, que es posible construir gobiernos que no estén ni enfangados en la corrupción ni cuenten con la extrema derecha de Vox.

¿Qué están dispuestos a hacer desde Más Madrid para que eso sea posible?

Nosotros lo primero que tenemos que hacer es sentarnos, y sentarnos sin imposiciones.

¿Están hablando ya con Ciudadanos y con el PSOE?

Ha habido conversaciones con el Partido Socialista, ha habido conversaciones cruzadas pero no directas con Ciudadanos y estamos tanteando la posibilidad de que pueda haber un acuerdo que tendrá que incluir Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid. Y ahí yo he extraído algunas lecciones del año 2016 y una de ellas es que hay que anteponer la generosidad y la voluntad de acuerdo a los intereses propios de cada formación política. Represento una fuerza política que tiene el 15% de los votos en la Comunidad de Madrid. Pero además Más Madrid ha sido la primera fuerza, la más votada, en la ciudad de Madrid. Nosotros vamos a acudir a hablar con todo aquel que esté dispuesto a sentarse a hablar y no vamos a anteponer nuestras posiciones propias. Vamos a anteponer que el Partido Popular no esté gobernando las instituciones y que a Vox no se le entregue la llave de lo que pasa en nuestra ciudad y en nuestra Comunidad.

Este miércoles Pepu Hernández ha admitido abiertamente que el PSOE está trabajando en la posibilidad de que Begoña Villacís sea alcaldesa. Por lo que han dicho otras voces del PSOE, parece que a cambio de que Ángel Gabilondo sea el presidente de la Comunidad de Madrid. ¿Cómo vería usted ese acuerdo?

A mí no me gusta un gobierno del PSOE con Ciudadanos, así que menos aún me gusta un gobierno de Ciudadanos con el PSOE. Lo que pasa es que la política no es elegir lo que a uno le gusta más, sino elegir entre lo posible. Elegir lo que ayuda a paliar más los daños, a intentar mejorar la vida de la gente o, en este caso, a que se empeore menos. Pase lo que pase, va a haber un retroceso en Madrid porque se ha votado que las derechas tengan mayoría. Pero nosotros no queremos ser una fuerza de izquierdas que se queja: queremos ser una fuerza progresista útil, que ponga lo que esté en su mano para paliar el retroceso, para salvar lo más posible de unas derechas que, ya lo hemos dicho en campaña, no vienen con ningún proyecto de hacer nada nuevo con Madrid. Vienen fundamentalmente para intentar convertir Madrid en una trinchera contra el Gobierno nacional y vienen a intentar retroceder en algunas de las conquistas cívicas en libertades y en derechos sociales de los últimos años. Vamos a intentar salvar lo posible.

Creo que lo normal es que gobierne Manuela Carmena, que es la más votada y vamos a intentar llegar a acuerdos para eso. Pero ya digo: mucho más importante que las posiciones de cada uno, nuestra plena disposición de sentarnos a hablar para que no siga el Partido Popular de la corrupción, que este año le van a salir muchas sentencias de corrupción, que lo acaban de volver a imputar por lo de los fondos buitres en la ciudad de Madrid. Ese Partido Popular no puede tener el Ayuntamiento y la Comunidad. Y creo que Ciudadanos no tendría que hacerse esa foto. Sería una torpeza estratégica para sus intereses y, además, que nadie lo entendería. No lo entiende el señor Valls en Barcelona. No lo entienden sus socios en Europa. Una fuerza política que se llama liberal no se puede hacer una foto con el partido más corrupto de Europa y con la extrema derecha.

En caso de que Ciudadanos apueste por un gobierno conservador, hay un nudo por deshacer: Ciudadanos quiere dejar fuera del Gobierno a Vox mientras que Vox quiere estar en el gobierno. ¿Quién cree usted que va a ceder? ¿Ciudadanos o Vox?

Vox no está en el Gobierno andaluz, pero le marca el paso al Gobierno andaluz. Vox es una fuerza extraordinariamente pequeña. Pese a todas sus bravatas, pese a todos sus gritos. Vox es una fuerza pequeñita. El problema de Vox es lo que ha hecho con el resto de fuerzas del centro derecha español, a las que ha arrastrado a sus posiciones. En Andalucía no están, pero han conseguido elaborar listas negras de quienes trabajan en el combate contra la violencia machista. En realidad me da igual que esté o no esté, si marca el paso del Gobierno. Un gobierno dependiente de Vox es un gobierno que nos hace retroceder en derechos y libertades. El problema no es tanto cómo se reparten los sillones.

El problema es que dependan de ellos. Tenemos unas derechas en España acomplejadas con Vox. Y que como están acomplejadas con Vox, tratan siempre de hacerse una foto en la que son más Vox que Vox. Incluso si Vox está fuera, pero depende de Vox, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, claramente vamos a retroceder en derechos sociales e igualdad de oportunidades, en conquistas, en libertades públicas.

Nosotros ofrecemos una alternativa: ofrecemos que la capital de España y que la Comunidad de Madrid no dependan de una fuerza a la que le gusta más el país de hace medio siglo que el mío de ahora. Y se lo estamos ofreciendo al resto de fuerzas políticas. Tenemos nuestra disposición para que no se dependa de Vox. Es legítimo cualquier pacto, pero en política hay que dar la cara. Si Ciudadanos en lugar de llegar a acuerdos con fuerzas políticas muy diferentes para hacer encajes que serán muy complicados, que a mí no me gustaran, pero que son posibles... si en vez de hacer eso, prefiere hacerse la foto con Vox, está demostrando claramente su proyecto. No ha sobrepasado al Partido Popular en ningún lugar y es el sostén del Partido Popular de la corrupción y de su socio ultra que es Vox.

Antes hablaba de 2016 y decía que no hay que anteponer los intereses de cada partido a los intereses del país. ¿A qué se refiere exactamente? ¿Qué cree que hizo mal Podemos en ese año 2016?

Un exceso de cortoplacismo y un exceso de pensar en los intereses de partido en lugar de los del país. Yo creo que cuando haya opciones de conformar gobiernos progresistas, lo primero que hay que pensar es cómo va a ser uno útil a su país y, en concreto, a los más necesitados. Y eso se hace favoreciendo que se conformen gobiernos que avancen. La política no siempre es elegir lo que a uno le gustaría más. Es elegir entre las posibilidades que están al alcance. Y a veces, cuando no se elige ninguna de las que están al alcance, en realidad, por omisión, se está eligiendo la peor.

De esos años he adquirido un aprendizaje. Primero, que a veces hay que parar y repasar un poco, que las cosas van para largo, que no hay que tomar las decisiones pensando en la siguiente semana. Que hay que tomar decisiones que a lo mejor son difíciles y que luego tienen más recorrido. Y, en segundo lugar, que uno en política vale tanto como es capaz de mejorar la vida de aquellos que más lo necesitan. Y eso no tiene nada que ver con las peleas de posiciones particulares o de siglas. Tiene que ver con ser capaz de hacer la vida un poco mejor a la gente.

En su momento habría que haber sido más flexible para lograr un gobierno aunque fuera en minoría del Partido Socialista. Luego el Partido Socialista eligió irse con Ciudadanos y eso fue un error del Partido Socialista. Pero antes de eso, hubo una posibilidad, que yo creo que se truncó por una suma de intransigencias. Bueno, vamos a intentar que no nos pase lo mismo. El escenario en Madrid es mucho más difícil, porque hay mayoría de las derechas y por tanto lo normal es ser pesimistas y asumir que las tres derechas gobernarían en el Ayuntamiento y en la Comunidad. Ahora bien, uno no puede venir a la política a bajar los brazos, a quejarse o a patalear en Twitter.

Ha triplicado los votos de su antiguo partido y la Asamblea de Madrid es el único Parlamento autonómico donde el PSOE no barre al resto de la izquierda, que se mantiene con los mismos 27 diputados que logró Podemos en 2015. Sin embargo, Carmena tiene casi imposible mantener el Gobierno de Madrid y en la Asamblea de Madrid la derecha tiene la mayoría absoluta. ¿Está satisfecho con el resultado del domingo?

Nuestro resultado es enorme, pero no es suficiente. Es enorme porque una fuerza política que nace en cuatro meses consigue casi el 15% en la Comunidad de Madrid, medio millón de votos, y es la primera fuerza en la ciudad de Madrid, que es una ciudad tradicionalmente muy conservadora. No ha sido suficiente para mantener el Ayuntamiento de Madrid y no ha sido suficiente para propiciar el cambio político en la Comunidad de Madrid. Es un resultado muy grande que además sienta las bases para un trabajo muy serio y que en mi opinión tiene un recorrido muy largo. Pero no ha sido suficiente.

En las elecciones generales en Madrid, las derechas ganaron por 10 puntos. Un mes después, en las elecciones a las que nosotros concurrimos, las del 26 de mayo, las derechas ganan por tres puntos. Eso significa que le hemos recortado siete puntos en un mes. No han sido suficientes. Me hubiera gustado recortar diez, y ahora conformar gobierno. Pero lo hemos recortado siete puntos y creo que hemos hecho nuestro trabajo. No en el sentido solo de crecer nosotros, sino de ensanchar el bloque. El bloque progresista del 26 de mayo es mucho más grande que el del 28 de abril y entre medias lo que media es Más Madrid.

De hecho en Madrid, en las elecciones autonómicas los votos, digamos a la izquierda del PSOE, son muy superiores a los conseguidos por Podemos e IU en las generales en este mismo territorio. Concretamente, hemos pasado de 610.000 votos de la lista de Unidas Podemos en las generales en Madrid a 650.000 entre Unidas Podemos y Más Madrid en las autonómicas de un mes después. Son 40.000 votos más, a pesar de la menor participación. Nosotros hemos ensanchado el bloque progresista y hecho crecer el voto transformador, cuando en todas partes retrocedía.

Hay algunos que nos dicen: bueno, pero al final la suma de diputados de Más Madrid y de Podemos son los mismos que en 2015. Y yo pregunto: ¿dónde se han mantenido los resultados del 2015? ¿En el Congreso de los Diputados se ha mantenido los resultados de 2015? ¿En las europeas? En un contexto de retroceso en todas partes, aquí en Madrid el porcentaje a la izquierda del PSOE crece y los escaños permanecen iguales cuando no permanecen iguales ni siquiera en el Congreso de los Diputados, donde se han reducido por mucho. Está la explicación de que en realidad el problema ha sido la división.

¿No cree que la división interna ha afectado al resultado?

Izquierda Unida y Podemos han acudido juntos a las elecciones europeas. Podemos tenía cinco eurodiputados e Izquierda Unida tenía seis. Se han juntado y ahora, en vez de once, tienen seis

En el caso de las elecciones europeas, Izquierda Unida y Podemos sumaban en 2014 un 18% de votos y ahora tienen un 10%.

Claro. Hace mucho tiempo insistimos en que dos más dos en política no son cuatro. La política son matemáticas complejas, más que matemáticas simples. Lo fundamental no es el número de papeletas o la sacrosanta unidad de la izquierda, sino ensanchar el espacio. Podemos está ocupando simbólicamente, y cada vez más electoralmente, el espacio tradicional de Izquierda Unida. Y donde hemos sido capaces de ofrecer una alternativa, el voto progresista ha crecido. Es que en Madrid el voto ha crecido: en las generales nos sacan diez puntos las derechas, en las autonómicas tres puntos. Me hubiera gustado que no nos sacaran ni uno, pero creo que nosotros hemos hecho nuestra parte, no sólo por lo que tiene que ver con nuestro crecimiento sino con ensanchar al bloque.

Hay que recordarle al Partido Socialista que le tenía que haber puesto un poquito más de carne en el asador y un poquito más de ganas, porque ha ido a las elecciones arrastrando los pies. Y creo que en el Ayuntamiento de Madrid, si finalmente no conseguimos que Carmena sea alcaldesa, cuando pase un poquito de tiempo, nos vamos a dar cuenta de la enorme figura política que era Manuela Carmena para Madrid y para el conjunto de España, de la pérdida que significa que Manuela Carmena no sea alcaldesa y creo que todos vamos a lamentar no haberlo sabido defender mejor. Algunos más que otros.

¿Por qué cree que desde la izquierda no se ha defendido lo suficiente a Carmena?

No se ha sido suficientemente responsable. En Madrid ocurrió una excepción que nadie fue consciente de que ocurría. Que se consiguió el Ayuntamiento sin ganar las elecciones porque las ganó Esperanza Aguirre. El Partido Popular más enfangado en corrupción, aun así, ganó las elecciones y se consiguió sumar por un concejal un gobierno progresista. Creo que fueron 7000 votos. Es decir, fue una tremenda excepción. Cuando ocurre una excepción, uno se tiene que poner a pensar cómo protegerla, mimarla, regarla y fortalecerla hacia el futuro. Solo si se entiende que aquello fue una tremenda excepción fruto más bien de la desmovilización del electorado de la derecha.

Si se mira la evolución de los votos en Madrid en las últimas décadas, se ve claramente que Carmena gana el Ayuntamiento en un momento de mínima participación de la derecha.la evolución de los votos en Madrid

Se dan tres elementos para que Manuela sea alcaldesa de Madrid: mínima participación de la derecha, una ola muy positiva de cambio progresista en toda España y un liderazgo con una capacidad de persuadir y de llegar a gente mucho más allá de los caladeros tradicionales de la izquierda. Manuela nunca le ha hablado solo a los convencidos de la izquierda, y esa es la clave de su éxito. Esas tres cosas juntas operan casi un milagro político, una suerte de maravillosa carambola: que en una ciudad que siempre ha votado de manera muy conservadora haya una alcaldía progresista. Cuando eso sucede, en vez de ponerse a exigirle programas de máximos o asumir que lo que aquí ha habido es un vuelco cultural histórico, hay que gobernar con conciencia de la fragilidad, asumiendo que es una victoria frágil, que hay que cuidarla y que hay que mimarla. Manuela prácticamente ha repetido con Más Madrid los resultados de Ahora Madrid, prácticamente.

Ha obtenido quince mil votos menos, que es exactamente los que ha ganado Madrid en Pie. La suma de Más Madrid y Madrid en Pie en 2019 son apenas 500 votos menos que la suma de Ahora Madrid e Izquierda Unida del año 2015.

Han cambiado dos cosas: que las derechas se han movilizado un poquito más y han conseguido representación con todo. Lo que Vox no sacó en 2015 ahora ha entrado en el Ayuntamiento. Y, por otra parte, yo creo que ha habido una decisión profundamente irresponsable de apostar por una candidatura, a sabiendas de que esa candidatura no iba a entrar: la de Sánchez Mato. Quienes apostaron por ella ya sabían en la recta final que no iban a entrar.

¿Se refiere a las palabras de Pablo Iglesias, que apostó por Sánchez Mato en los últimos días de campaña?

No las entendí. Si uno lo que quiere es que consiga representación, hace campaña con él un mes. Pero en los últimos días y en la jornada de reflexión, cuando ninguna encuesta daba que fuera posible que entrara, a mí me parecía que eso era tirar una moneda al aire. Y el Ayuntamiento progresista más grande de España, la capital de España, se merece algo más. Creo que se debería haber sido más cuidadoso y que, en cuanto pase un poco de tiempo, con el paso del tiempo, nos vamos a dar cuenta de qué enorme figura política y cuántas lecciones políticas ha dejado Manuela Carmena. Qué frágil era la victoria del 15 y cuánto habría que haberla cuidado y defendido más en el 2019.

Pero en el caso de Madrid en pie y de la candidatura Sánchez Mato, ¿no cree que Manuela Carmena pudo hacer algo más por integrarla en su lista?

Se intentó y al final no se pudo. Pero me parece que, cuando las encuestas empiezan a dar los resultados que empiezan a dar, hay un momento en el que uno tiene que pensar si está pensando más en el Ayuntamiento de Madrid o en su sede. Y si uno está pensando más en el Ayuntamiento de Madrid, estaba claro que ese Ayuntamiento era muy difícil de revalidar. De hecho yo lo quiero decir de forma muy nítida: es que ninguna encuesta, hasta que nos pusimos a hacer campaña, decía que fuera posible revalidarlo. En las generales todos salimos a celebrar una victoria progresista. Pero si los madrileños, en ciudad y en Comunidad, hubieran repetido el mismo voto de generales, la derrota del domingo habría sido enorme.

Hace un mes las derechas nos sacaban diez puntos. Hoy nos sacan tres. Me hubiera gustado que hubiera sido suficiente. Tengo la sensación de que, con un poquito de tiempo, habría sido más. Hemos sido de las únicas fuerzas políticas progresistas que hemos hecho una campaña ascendente. El Partido Socialista se ha ido dejando expectativas conforme avanzaba la campaña. Podemos se ha ido dejando expectativas y nosotros hemos sido la única fuerza progresista que iba creciendo, que iba sumando, que iba incorporando a gente que venía de otros votos. Creo que lo hemos hecho bien, pero creo que no ha sido suficiente. Habrá que trabajar mejor en el futuro.

¿Por qué cree que hubiese conseguido un resultado peor con las siglas de Unidos Podemos?

Porque Podemos ha ido ocupando paulatinamente el espacio de Izquierda Unida. El espacio simbólico, el espacio en el imaginario colectivo de Izquierda Unida. Eso fue una decisión ideológica, que se tomó hace dos años en Podemos y que lleva como consecuencia normal, lógica, ocupar el espacio electoral de Izquierda Unida. Lo que ha ocupado en la Comunidad de Madrid Podemos más Izquierda Unida es básicamente el espacio tradicional de Izquierda Unida, un poquito más pequeño. Y si uno lo mira por comunidades autónomas, me parece que se está encaminando en ese sentido. Y a mí me parece que es una pena, porque Podemos es el resultado del trabajo, de la ilusión y del esfuerzo de muchísima gente que levantó una herramienta política para hacer justicia social en España sin preguntarle a la gente qué había votado antes o qué carné tenía. Es decir, no para hablarle a los convencidos sino para hablar al conjunto del pueblo español. Hoy creo que Podemos tiene más dificultades para hacer eso, pero tendrá que hacer sus propios análisis y sacar sus propias conclusiones.

¿Qué le parece el análisis que ha hecho Pablo Iglesias del resultado electoral de Podemos?

Los análisis tienen que tener números encima de la mesa. En mi opinión, no se puede decir que el problema sea la división cuando en los sitios donde se va unido se cae, por mucho. Tienen que tener números encima de la mesa. Y en segundo lugar, los análisis tienen que ser honestos. No es un análisis buscar sistemáticamente culpables fuera. A los partidos a veces les pasa. Empiezan a encerrarse sobre sí mismos, y en lugar de generar creatividad, capacidad de innovación, de abrirse, de corregir errores, lo que hacen es fabricar permanentemente excusas y culpables. Humanamente yo lo entiendo, pero yo creo que eso no conduce a ningún sitio. En todo caso, mi máximo respeto a Podemos, les deseo aciertos y mano tendida para que nos entendamos cuando haga falta.

¿Se sigue considerando militante de Podemos? Aún no ha abandonado formalmente su dirección, pero se ha presentado contra ese partido y habla de él en pasado.

En lo formal, no sé cuál es mi situación. Dos días antes de las elecciones se me echó del grupo de Telegram de la dirección del Consejo Ciudadano y del Consejo de Coordinación sin explicación. Que yo sepa no ha habido ninguna resolución formal, ni de garantías, ni de nada. Supongo que si no estoy en los grupos de Telegram, no estoy en los espacios de dirección para los que se me eligió. A mí nadie me ha comunicado nada. Supongo que es una decisión que se ha tomado. En lo afectivo, yo creo que mucha gente ahora está pasando por una fase dolorosa, porque Podemos es una fuerza política que levantamos de la nada, a la que mucha gente ha querido muchísimo, con la que se mantiene y seguimos manteniendo una vinculación emocional pero que ha demostrado que tiene poca capacidad ahora de innovación o de aportar votos progresistas al bloque. Lo digo de otra forma: la recomposición del espacio progresista, en España, tendrá que contar con Podemos sí o sí. Pero de Podemos no ha salido una iniciativa capaz de liderarla, de ampliarlo o de renovarlo en los últimos años. Y la prueba en Madrid ha sido clara. Cuando nosotros lanzamos la iniciativa de Más Madrid hubo quien nos decía que no hacía falta. Yo creo que hoy nadie puede negar con los datos en la mano que, si no hubiera existido esa iniciativa, el voto progresista en Madrid sería mucho menor.

Este domingo tras conocerse los resultados aseguró que ha nacido una izquierda diferente. ¿Esta izquierda se va a quedar solo en Madrid o quiere llegar al resto de España?

Hemos hecho las cosas de manera diferente y hemos obtenido un magnífico resultado y creo que Más Madrid tiene por delante una tarea apasionante y de muy largo recorrido, que es constituirse como una fuerza política madrileña en la que lo verde y el ecologismo político no es un complemento, sino que es el eje central de nuestra propuesta. Aprovechar la crisis ecológica y la transición ecológica para hacer justicia social y para democratizar nuestras sociedades. Si lo tuviera que resumir diría que el neoliberalismo ha hecho que vivamos cada vez en lugares más injustos, más hostiles, más precarios y con más miedo. Nosotros tenemos que volver a hacer de nuestros lugares de vida –pueblos, comunidades, ciudades, países– lugares más justos, más habitables, más sostenibles, más cuidadosos. Es básicamente sustituir el miedo por lugares más habitables. Tenemos que construir eso en la Comunidad de Madrid y lo tenemos que hacer con una fuerza política que no regañe, que entienda, que no hable sólo a los convencidos, que tenga voluntad de entenderse con muchos, que tenga capacidad de escucha, que no tenga soberbia sino que tenga capacidad de aprendizaje y que, en lo organizativo, aprenda de este ciclo y desarrolle formas que tengan contrapesos, que protejan el debate interno.

Me está hablando entonces de convertir Más Madrid, que es una candidatura, en un partido.

Más Madrid creo que se tiene que constituir en una fuerza política madrileña. Lo es ya.

Tiene entonces que construir unos órganos, unos estatutos...

Veremos a ver cómo. Yo ahí creo que hay que tener dos salvedades. No hay prisa. Por primera vez estamos en un ciclo político sin urgencias electorales, en el que se van a constituir gobiernos que es posible que sean más estables, así que no hay prisa. Esta vez no hay ninguna razón por la que repetir algunas de las prisas que tuvieron sus cosas buenas y sus cosas malas en el pasado, pero ahora este tiempo es más frío.

Hay más tiempo que cuando se fundó Podemos.

Claro. Ahora no hay que correr y atarnos los cordones a la vez. Ahora no hay que correr, así que uno se puede atar los cordones con mimo. Hay que coger una fuerza política cuidadosa, que recoja las mejores enseñanzas de lo bueno y también de lo no tan bueno del ciclo pasado. Que sea capaz de aprender y de mejorar cosas. Y eso hay que construirlo en los municipios de la Comunidad de Madrid y en la Comunidad de Madrid. Somos la primera fuerza en esta ciudad, y somos una fuerza que representa a medio millón de personas en la Comunidad con un 15%. Ese caudal electoral no se va a dispersar, y nosotros no le vamos a defraudar. Hay que decir claramente a toda la gente que confió en nosotros y que nos acompañó en la campaña que eso se tiene que convertir en un proyecto político. Un proyecto político diferente, que aprenda, verde, más cuidadoso, con una cultura política más republicana, no digo en el sentido de la memoria, sino en el sentido de cuidar las instituciones, empezando por las instituciones propias.

¿Pero es un proyecto político para la Comunidad de Madrid o para toda España?

No hay que extender Más Madrid. Más Madrid tendrá que entenderse con más fuerzas políticas.

¿Tendrá que aliarse con Compromís en Valencia, tal vez con los Comunes en Barcelona...?

El espacio progresista es un espacio muy amplio, hoy muy fragmentado, hoy en una situación un poco de duelo, que se tendrá que recomponer. Y nosotros nos tendremos que entender con todos, pero no hay que extender Más Madrid. Hay que tener la capacidad de llegar a entendimientos con diferentes fuerzas.

Hay una paradoja muy bonita, que nos puede ayudar en un sentido federal: el hecho de que haya nacido una fuerza política en Madrid que no tiene voluntad española. Que no confunde Madrid con España, que es lo que siempre se ha hecho en otros proyectos políticos por el centralismo de Madrid. Madrid y España no son la misma cosa. Nosotros somos una fuerza política que se tiene que construir en Madrid y que, con un gran espíritu federal, tendrá que saber hacer virtud de esa contradicción. Somos una fuerza madrileña que, para ser útiles en la recomposición del espacio progresista en España, tendremos que llegar a entendimientos federales, flexibles y generosos con muchísimas fuerzas. Pero nuestro papel fundamental es construir una fuerza política seria, sólida, que ofrezca garantías, que sea amplia que no sea sectaria, que sea moderna y útil.

¿Y quiénes son esas fuerzas políticas con las que se quieren entender?

Todo el espacio. Por desgracia hemos visto casi una implosión, porque se han perdido muchas alcaldías importantes, en Galicia, en Zaragoza... Y se ha perdido peso en los parlamentos autonómicos. Hay una galaxia de fuerzas progresistas, más pequeñas o más grandes, en todo el Estado español. No sé cómo será esa recomposición. Yo sé que nosotros formaremos parte y querremos formar parte. Queremos acompañarla y nuestra manera de hacerlo será hacer las cosas bien en Madrid. Creo que de los resultados en toda España, dentro de lo malo, los mejores resultados de las fuerzas políticas de izquierdas están en Madrid. Y en eso tenemos una parte de la responsabilidad. Hemos hecho las cosas bien, con un magnífico resultado que aunque no ha sido suficiente, pues habrá que trabajar para que lo sea. Nuestra mejor contribución a esa recomposición española va a ser hacer las cosas bien en Madrid y trabajar bien en Madrid. Lo hemos visto en campaña electoral. Las derechas han hecho una campaña electoral vergonzosa, pero no por salidas de tono o tonterías. No han concurrido para gobernar la Comunidad de Madrid, no han concurrido para ofrecerle un futuro al conjunto de los madrileños de una región rota por la desigualdad, por la corrupción o por la podredumbre institucional. Han concurrido para levantar un muro en Madrid contra el gobierno nacional.

Si lo que vamos a tener es un gobierno regional que fundamentalmente se concibe a sí mismo no como una máquina para mejorar la vida de los madrileños que más sufren la precariedad los recortes en los servicios públicos o la desigualdad sino para hacerle oposición a Sánchez, que va a tomar a los madrileños como rehenes contra la Moncloa. Los grandes problemas de Madrid -la lista de espera en la dependencia, los recortes en sanidad, los trabajadores casi expulsados de la educación pública, que tu futuro dependa más del barrio en el que has nacido que de lo que trabajes o lo que te esfuerces, el colapso del metro...- van a seguir encima de la mesa y van a necesitar una fuerza política que sepa combinar la razón y la pasión a la vez para ser útil para la transformación en Madrid. Yo no veo al PSOE en esa posición porque durante toda la campaña, e incluso ahora, le falta un poquito de empuje. Y creo que podemos serlo, pero para eso hay que trabajar bien, no para constituir una fuerza de izquierda grande, sino para reconstruir la Comunidad de Madrid: una comunidad que está rota por las políticas de la desigualdad, de la precariedad y del robo.

Ha hablado en varias ocasiones de término verde. En Alemania hay tres partidos hoy en la izquierda: el SPD que es el partido socialdemócrata, Die Linke que es la izquierda más clásica, y Los Verdes. ¿Quiere ser usted el equivalente de Los Verdes en España?

No me importaría. Tendría una una cosa personal hermosa: cuando yo estaba naciendo, mi padre estaba fundando Los Verdes en España, con no mucho éxito. No me importaría.

Nosotros queremos hibridar dos culturas políticas que queremos poner a trabajar juntos. Una convicción fuertemente republicana de que sin igualdad no hay libertad. Si tienes miedo a que no te renueven el contrato, a que no haya plaza para tus mayores en la residencia o a que no haya plaza en una escuela infantil y por tanto tus hijos compitan en desigualdad de oportunidades... Si tienes miedo no eres libre. Una idea muy fuertemente, diría, justicialista, en el sentido de que la justicia social es un componente fundamental de la democracia y justicia social y libertad tienen que ir de la mano. Con, al mismo tiempo, una sensibilidad verde que dice que el mayor reto al que se enfrenta nuestro planeta y nuestras sociedades es que no podemos seguir viviendo como estamos porque estamos consumiendo por encima de la capacidad de recarga del planeta, que tenemos que modificar la manera de producir, de distribuir y de consumir, y de relacionarnos. Y que eso puede ser una inmensa oportunidad para modernizar nuestros aparatos económicos y para hacer justicia social. Juntar esa idea republicana de libertad, de libertad cómo vivir sin miedo, libertad con justicia social, al ecologismo a mí me parece apasionante. Me parece que tiene un grandísimo recorrido. En Estados Unidos, por ejemplo, con Ocasio-Cortez o con Bernie Sanders. Por ahí van algunas de las innovaciones políticas más interesantes.

¿Y hay espacio para tres partidos de izquierda en España?

No lo sé. Nosotros hemos demostrado que para nosotros hay espacio, y mucho, y en Madrid. Y Madrid es más complicado que España porque Madrid es más conservador, de media, que España, y hemos conseguido un 15%. ¿Habrá espacio o no? Lo tendrán que decir los votantes. Pero yo insisto: dos más dos no son cuatro. Podemos e Izquierda Unida se aliaron en el 2016: se juntaron cinco millones más uno y eso no sumó seis. Sumó cinco.

Lo importante no es la unidad de las siglas. Lo hemos dicho tantas veces, me he pasado cuatro años repitiendo que el problema es los que faltan, hablar a los que no estaban convencidos. Y cuando hemos probado eso electoralmente se ha demostrado que tiene recorrido. El problema no es la unidad de las siglas, es tener ideas nuevas, ideas buenas, que le lleguen a gente muy diferente. Creo que en Madrid lo hemos hecho y eso marca un estilo y una forma de hacer las cosas que es por donde creo que va la posibilidad de recuperación de una fuerza y un impulso que fue muy fuerte en el 14-15 y que hoy es menos fuerte. Y que no se va a recuperar cometiendo los mismos errores que nos han traído hasta aquí.

¿Usted descarta presentarse al futuro Vistalegre III que se produzca en Podemos a más tardar en 2020? ¿Descarta optar a la secretaría general de Podemos?

Sí. Creo que no puedo. Nadie me ha comunicado nada, pero asumo que si me han echado de un grupo de Telegram eso supone que estoy expulsado de la formación política que fundé. Así que supongo que estatutariamente no podría. Pero no tengo demasiadas ganas, tampoco. Cuando uno sale de la vida de partido, de un partido que se ha ido endureciendo mucho hacia adentro, que ha ido privilegiando más la obediencia que las buenas ideas, más el prietas las filas que el talento político... Cuando uno sale de eso se respira muy bien y hay mucha vida fuera. Y hay mucha gente con muchas ganas de hacer cosas fuera.

Yo les deseo suerte en el análisis de los resultados. Suerte en el trabajo en todas las instituciones donde esté. Habrá que colaborar y aspiro a que en Madrid seamos un ejemplo de cómo se hacen las cosas. Creo que ya lo hemos sido. Creo que los resultados en Madrid son mejores que en ninguna otra comunidad autónoma no por casualidad, sino porque hemos ofrecido una alternativa que ha vuelto a ilusionar a mucha gente que se había ido a casa silenciosamente. A lo mejor no hace tanto ruido en las redes sociales. Pero pesa mucho. Es mucha gente.

Le traslado una pregunta de las redes sociales. Una que le hizo en Twitter, el domingo, Juan Carlos Monedero. “Las cloacas convencieron a Íñigo Errejón para que rompiera Podemos. La ambición ciega. Y metió en esa aventura a Manuela Carmena, con la que habíamos unido a toda la izquierda en Madrid. Conclusión: sube el Psoe y la derecha recupera Madrid. ¿Te ha merecido la pena, Íñigo?”

Hace demasiado tiempo que creo que Juan Carlos no ha traído nada bueno para el espacio progresista en España. No aporta un solo voto. Una sola idea innovadora. Yo creo que ha elegido un camino que a mí me parece un poco folclórico y yo no quiero entrar en esas cosas. Es tan burdo. ¿Cómo se puede afirmar que me han convencido las cloacas? ¿Pero qué barbaridad es esa? Yo no diría eso de alguien con quien he hecho tránsito. Estoy muy en desacuerdo con muchas de las decisiones políticas o de las formas de comportarse o de las declaraciones que ha protagonizado Juan Carlos Monedero, pero no diría eso. Esa forma de hacer política supongo que vale para que, en un espacio pequeño, pues uno se da golpes en el pecho, señalar culpables y sacar balones fuera. Pero no tengo ningún interés de enredarme en esa política.

Usted conoce casi mejor que nadie a Pablo Iglesias. ¿Cree que está dispuesto a no apoyar la investidura de Pedro Sánchez, incluso si eso supone repetir elecciones, si el PSOE insiste en gobernar en solitario, como parece que ayer hizo Pedro Sánchez?

No lo creo. Pablo tiene conciencia. Hemos tenido y tenemos importantes diferencias políticas. Pero Pablo tiene conciencia de lo que se juega este país. Yo creo que todos sabemos cuál es el objetivo de unas derechas que lo que quieren básicamente es retroceder y darle a rebobinar en la historia de España, y creo que esa conciencia de lo que se está jugando nuestro país va a pesar en el ánimo a la hora de tomar una decisión. Yo deseo que Podemos, el Partido Socialista y el resto de fuerzas políticas que tienen que entenderse en el Congreso lleguen a un acuerdo. Que lleguen pronto, que lleguen sin sobreactuaciones, que lleguen aprendiendo de los errores pasados y que se conforme pronto un gobierno progresista que necesitamos en España y que necesitamos en Madrid. Creo que va a haber acuerdo y deseo que haya acuerdo pronto.

¿Qué haría usted si fuese Ada Colau? ¿Aceptar los apoyos de Manuel Valls, que ha dicho que ofrece a cambio de nada para evitar que gobierne Maragall, o pasar a la oposición?

Barcelona tiene una situación muy curiosa: las tres primeras fuerzas son fuerzas progresistas. Lo digo para empezar a poner en claro las diferencias. Claro, porque hablábamos de las dos alcaldías del cambio. Pero es que aquí se gana por 7.000 votos y en Barcelona la primera fuerza es progresista, la segunda también y la tercera también.

Son fuerzas que, respecto a reconstruir el Estado el bienestar o la protección social frente al neoliberalismo, unas son más tímidas, otras menos, pero parece que son fuerzas todas que apuestan por una reconstrucción progresista, más o menos, estemos más o menos acuerdo. Me gustaría que eso se plasmara en algún tipo de acuerdo. Me gustaría que la mayoría progresista no necesitara de otras cosas y que eso se plasmara en algún tipo de acuerdo, en un acuerdo pensando en la ciudad de Barcelona.

El último día de la campaña electoral me preguntaron por la decisión que había tomado la mesa del Congreso sobre la suspensión de los presos independentistas que son diputados. Y dije que me pillaba muy lejos, no en el sentido de voluntad de desentenderme, sino de que yo estoy haciendo trabajo madrileño, y que estaba haciendo un trabajo exclusivamente centrado en Madrid. Y que no era yo quien tenía que decidir nada sobre lo que tenía que suceder, y que estaba solo centrado en Madrid. No era una voluntad de desentenderme ni mucho menos una falta de empatía o entendimiento. Era una voluntad de decir: “miren ustedes, yo estoy centrado en Madrid”. Ahora me pasa lo mismo.

No sé qué tendría que pasar en Barcelona. Deseo que haya algún entendimiento de tipo progresista. En todo caso, comparándolo con Madrid, no es que sea santo de mi devoción, pero qué diferencia entre la disposición del señor Valls y las posiciones de Ciudadanos en Madrid, que están diciendo que están dispuestos a lo que sea para hacerse la foto con el Partido Popular de la Gürtel, de la Púnica, de la Lezo, del Canal de Isabel II. Y además, con su socio ultra de Vox. Qué diferencia, la posición del señor Valls.