A rey muerto, rey puesto. Y, con él, buena parte de la corte. El equipo de Alberto Núñez Feijóo ya domina sus nuevas posesiones en la sede nacional del PP, sita en el número 13 de la madrileña calle de Génova. Un edificio aún formalmente en venta en el que la actividad de momento no es tan frenética como cabría pensar en un relevo de la cúpula porque muchos fichajes están vinculados a los secretarios de área, que todavía no han sido designados. Buena parte del personal que trabajaba para la antigua dirección de Pablo Casado vio cómo sus contratos decaían el 1 de abril, junto a la dirección saliente, como fue el caso de Fran Hervías y otros muchos. Algunos quizá repitan. Otros seguro que no.
Mientras se ultima el reparto de poder orgánico sí hay algunos nombres que formarán parte del núcleo central de toma de decisiones en Génova que ya están definidos y designados. Y que han comenzado a trabajar. Son dos grupos, ambos concéntricos en torno a la figura de Feijóo. Uno lo integran los leales que le acompañan desde Galicia, algunos prácticamente desde que inició su carrera política en Madrid en 1996. El otro, los miembros políticos del Comité de Dirección.
El equipo gallego que escolta a Feijóo en su desembarco madrileño tiene en Mar Sánchez a su baluarte. Periodista de formación, proveniente de La Voz de Galicia, es su más veterana colaboradora. Con él ya hizo un viaje similar en 1996, cuando el padrino político del hoy presidente del PP, el por entonces ministro de Sanidad, José Manuel Romay Beccaría, lo colocó al frente del Insalud. En la segunda legislatura de José María Aznar, Feijóo recibió el encargo de presidir Correos. Aquí, Mar Sánchez, que también provenía del entorno de Romay, ya era su responsable de comunicación. Y hasta hoy.
En 2009, Feijóo la nombra Secretaria Xeral de Medios, un puesto que controla todo el aparato de comunicación del Gobierno gallego y también el grifo de subvenciones y publicidad sin las que la docena larga de periódicos en papel que se editan en la comunidad, las radios y durante un tiempo alguna televisión privada que ya no emite, no podrían subsistir. Ahora será la responsable del Área de Proyección e Imagen del PP. Toda una declaración de intenciones para quien ha controlado con mano de hierro las relaciones con los principales medios de comunicación gallegos y fundamentalmente con TVG, donde al poco de llegar Feijóo al poder se nombró como jefa de informativos a una periodista que había hecho de interventora del PP en unas elecciones. Profesionales de la tele autonómica llevan más de 200 semanas celebrando sus viernes negros para denunciar la manipulación del ente público, donde Sánchez sigue teniendo hilo directo.
Por debajo de Mar Sánchez se sitúa otra línea de trabajo con un grupo de asesores que aportan ideas para las estrategias políticas del líder. Se identifican con el apelativo de “los chicos de Alberto”, y al menos tres de ese grupo también harán el viaje madrileño con su líder. Periodistas en su mayoría, el político gallego los fichó cuando apenas transitaban la veintena. En aquellos años, escribían sus primeros discursos entre partidas de PlayStation al Pro Evolution Soccer. Son Luis de la Matta, la pareja de este, Marta Varela, y Lucas Martinón (ahora dedicado a la asesoría política desde el ámbito privado). Junto a ellos siempre ha estado Álvaro Pérez.
Luis De la Matta ha desempeñado en los últimos años el cargo de jefe de prensa del PP en Galicia, aunque su sueldo lo cobra de la Televisión de Galicia, en cuyo consejo de administración fue colocado como parte de la cuota partidista de la que se nutre el organismo desde donde se dirige el destino de la radio y la televisión públicas de Galicia (CRTVG). PSOE y BNG han colocado también en ese órgano que debe velar por la pluralidad en los medios públicos a fontaneros que trabajan en la vida orgánica del partido. Ahora De la Matta dirigirá la relación del PP nacional con los medios, bajo el mando de Mar Sánchez.
El trío de fijos lo completa Marta Varela, también periodista de formación y que fue designada directora de Gabinete de Feijóo el mismo fin de semana del Congreso Nacional de Sevilla. Varela ocupa aún ese mismo cargo en la presidencia de la Xunta del que todavía no ha dimitido, y antes formó parte de su equipo de comunicación. Es una de las principales redactoras de los discursos del presidente.
En el grupo de “los chicos de Alberto” también está Álvaro Pérez, secretario xeral da Presidencia de la Xunta y uno de sus principales asesores. Con él fue con quien se confesó la noche electoral de 2009 que le elevó por primera vez a la presidencia de la Xunta. Lo cuenta Fran Balado en la amable biografía que ha escrito sobre el líder del PP. Según ese libro tras ganar Feijóo le dijo a Pérez: “Hoy estoy más preocupado que ayer”. Los cuatro siguen cobrando su salario de la administración gallega, pese a estar instalados ya en Génova al frente de las principales responsabilidades del PP. Sus ceses, si es que se producen, no se esperan hasta que Feijóo haga lo propio en el Gobierno gallego.
El Comité de Dirección
El segundo círculo que gira alrededor de Feijóo es el político. En un partido marcadamente vertical como es el PP, el Comité de Dirección tiene una importancia total en el diseño de la estrategia de la organización. Al menos, así ha sido hasta ahora, aunque el PP ha sucumbido en las últimas semanas a un proceso de baronización como contrapartida a la caída de Pablo Casado. Fue precisamente en ese órgano, cuando sus fieles le exigieron dimitir, cuando el anterior líder del PP asumió que había empezado a perder la partida frente a Ayuso.
Feijóo ha repescado como número dos del partido a una de las pocas personas que acompañó a Casado durante todo su mandato: Cuca Gamarra. La secretaria general será, además, la encargada de hacer oposición directa a Pedro Sánchez en el Congreso, de donde estará ausente el presidente del PP.
El gallego podría buscar su hueco en el Senado, aunque en dicha Cámara las participaciones del presidente del Gobierno son menos frecuentes. En todo caso, la responsabilidad de las sesiones de control de los miércoles y los grandes debates, como la reciente comparecencia de Sánchez para hablar de la guerra de Ucrania, el Sáhara o la respuesta europea a la crisis, o el próximo debate sobre el estado de la nación, recaerá en Gamarra.
No es poca cosa. Por eso, y para reconocer la importancia de Juan Manuel Moreno, Feijóo colocó como número dos al hombre fuerte del presidente andaluz: Elías Bendodo. El todavía consejero de Presidencia de la Junta, presidente del comité electoral del PP andaluz y presidente del PP de Málaga ha asumido la cartera de coordinador general. Una figura que la organización solo ha utilizado para compensar la presencia de sus primeros espadas en el Gobierno. Ocurrió durante los mandatos de Aznar o de Rajoy, con Ángel Acebes y Fernando Martínez Maíllo. El PSOE ya le ha recibido con una denuncia ante la Fiscalía en la que le acusa de “prevaricar” con 4.000 contratos exprés de empleos públicos en Andalucía.
Pese a que desde el PP de Andalucía se apuntó en un principio a que Bendodo se mantendría al 100% allí hasta la celebración de las elecciones (cuya fecha está por determinar pero que deben ser este año), en la primera reunión del Comité de Dirección recibió ya el encargo de hacer una radiografía sobre la situación orgánica del partido. Un informe centrado en el calendario de congresos autonómicos pendientes, con el de Madrid en primera fila.
El informe debía estar listo en cuestión de días. Para hacerlo, Bendodo ha contado con la ayuda del tercero de los dirigentes clave de la nueva dirección del PP: el nuevo vicesecretario de Organización Territorial, Miguel Tellado.
Tellado es otro de los fieles a Feijóo que ha desembarcado desde Galicia en Madrid con él. Secretario general del PP de Galicia desde 2016, antes fue portavoz del PP en el Parlamento autonómico. También ejerció de periodista y antes de activista en la vida sindical estudiantil, en un espectro ideológico muy alejado del que ahora le ampara: formó parte del Movemento Estudiantil Universitario (MEU), una escisión de los Comités Abertos de Facultade (CAF) que, por entonces, orbitaban en torno al ala más contundente del Bloque Nacionalista Galego (BNG).
Durante todos estos años Tellado ha ejercido de poli malo de Feijóo y junto a Bendodo será el encargados de controlar territorialmente al PP. Fue ahí justo donde falló Pablo Casado, que confió ciegamente en su secretario general, Teodoro García Egea, pese a los avisos que le lanzaron sus amigos, y no tan amigos, en el partido.
El equilibrio territorial queda definido con la entrada del PP de Madrid en la figura del senador Pedro Rollán, nombrado vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local para disgusto de Isabel Díaz Ayuso, que contaba con que ascendiera a la Vicesecretaría de Organización. Con todo, Rollán ni siquiera es un hombre muy cercano a la presidenta regional, aunque tampoco un enemigo.
Exalcalde del municipio de Torrejón de Ardoz, exconsejero con Cristina Cifuentes hasta su caída; vicepresidente con Ángel Garrido cuando heredó el sillón de la Puerta del Sol; e incluso presidente accidental cuando su amigo dio la espantada a Ciudadanos, Ayuso prefirió mandarlo al Senado en 2019 con la anuencia de Casado.
Rollán será el encargado de definir las líneas estratégicas y políticas del PP ante las cruciales elecciones autonómicas y municipales de mayo del año que viene. Pero a nivel orgánico no tendrá mucho que decir porque, al menos sobre el papel, eso es cosa de Bendodo y Tellado.
Gamarra, Bendodo, Tellado y Rollán (a quien algunas fuentes relacionan con Feijóo en el plano personal ya desde su mandato al frente de Correos a comienzos de siglo) forman el núcleo duro dentro del Comité de Dirección junto a un quinto nombre: Esteban González Pons. El valenciano es el vicesecretario de Institucional, un cargo cuyo contenido está por descubrir. Algunas personas apuntan a que será el encargado de tender puentes con el Gobierno y pilotar las negociaciones, pero desde la cúpula del PP no confirman que sea, por ejemplo, quien discuta la renovación del Consejo General del Poder Judicial con el ministro Félix Bolaños. De momento, Feijóo y Pedro Sánchez han retomado las conversaciones.
A nivel técnico, Feijóo ha optado por perfiles con experiencia en la materia. Es el caso del otro andaluz en la corte del gallego: Juan Bravo. Andaluz no de nacimiento, sino porque es el consejero de Economía de Juan Manuel Moreno. Ya le preparaba documentos técnicos a Casado, aunque sin cargo en Génova. Y ahora lo hará para Feijóo, pero con mando en plaza como vicesecretario de Economía. En Andalucía muchos defienden que buena parte del éxito de Moreno se debe a Bravo y su control sobre los presupuestos, más allá de las consideraciones ideológicas de cada uno.
Carmen Navarro Lacoba cierra la nómina de vicesecretarios. Su cartera: Políticas Sociales. Natural de Albacete, es diputada por esa provincia. De ahí es también el presidente del PP de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, a quien Navarro agradeció haberle dado su “primera oportunidad política”. Algunas fuentes la sitúan en la carrera por encabezar la candidatura del PP a la Alcaldía de Albacete.
El poder de Feijóo en Madrid se completa con otro gallego, el coruñés Diego Calvo como presidente del Comité Electoral. Un cargo de importancia máxima en un partido como el PP, cuyas listas deben pasar sí o sí por el cribado de Génova. Las miles de papeletas electorales de los comicios municipales y autonómicos que se celebrarán en el próximo año deben pactarse con la dirección nacional. Todas. Es la forma en la que el presidente nacional se asegura controlar a los cargos de toda España, aunque a Casado no le sirviera de mucho llegado el momento de recontar ejércitos cuando estalló la batalla final de su guerra con Ayuso. Calvo, con todo, se ha pronunciado a favor de un congreso abierto y con primarias para elegir al sucesor de Feijóo en Galicia. Un puesto para el que algunos alcaldes lo postulan.
Por último, el presidente del Comité de Derechos y Garantías es el extremeño José Antonio Monago, quien estaba camino del final de su vida política, pero que vio renacer sus oportunidades con la llegada de Feijóo a Génova. Está por ver si el gallego confía en él para dirigir el partido en Extremadura, cuyo congreso está pendiente de celebración, o si el cargo que le ha dado en Madrid es una contrapartida para que deje paso a una nueva cara que compita con Guillermo Fernández Vara por la Junta.