Eritrea y Etiopía firmaron hoy un histórico acuerdo de paz con el que cerraron el conflicto armado que les enfrentó entre 1998 y 2000 y pusieron fin a dos décadas de litigio en una ceremonia en Arabia Saudí.
El acuerdo fue suscrito por el presidente de Eritrea, Isaias Afwerki, y el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, en una ceremonia simbólica celebrada en el Palacio de la Paz de la ciudad de Yeda, ante la presencia del secretario general de la ONU, António Guterres, y del rey saudí, Salman bin Abdelaziz.
Los mandatarios firmaron el documento al mismo tiempo, en dos mesas enfrentadas, situadas en el centro de una lujosa sala del Palacio de la Paz de Yeda, en el oeste de Arabia Saudí, estancia presidida por un gran cuadro del fallecido rey Abdelaziz, fundador del reino.
A continuación, el monarca saudí impuso a ambos mandatarios el Gran Collar del rey Abdelaziz, la condecoración más importante que concede el país, ante el aplauso de las decenas de presentes en la sala, entre ellos Guterres, el ministro de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos (EAU), el jeque Abdalá bin Zayed al Nahyan, y varios ministros saudíes.
Tras la ceremonia, en la que no hubo discursos, Guterres celebró un “hecho histórico” que pone en evidencia que “hay un viento de esperanza soplando en el Cuerno de África”.
“No es solo la paz entre Etiopía y Eritrea. Es el hecho de que mañana y pasado mañana tendremos, aquí en Arabia Saudí, al presidente de Yibuti y el presidente de Eritrea, dos países que han estado en desacuerdo”, dijo Guterres en declaraciones difundidas por la ONU.
El acuerdo de paz culmina el acercamiento que han protagonizado ambos países africanos desde que en abril el primer ministro etíope, considerado en su país como un reformista, asumió el cargo.
El 9 de julio pasado, ambos líderes firmaron una declaración de paz y amistad, con la que se dio paso al deshielo de las relaciones diplomáticas, que estaban en suspenso desde el final de un conflicto que comenzó por disputas fronterizas pendientes desde la independencia de Eritrea en 1993.
En los últimos meses, Isaias y Ahmed han realizado visitas a los dos países que han restablecido sus respectivas embajadas en Asmara y Adís Abeba y esta misma semana las fronteras volvieron a abrir entre ambos países.
También han restablecido las conexiones telefónicas, los vuelos directos y, por primera vez en dos décadas, Eritrea ha abierto sus puertos a los barcos etíopes.
Ese paso es de una especial importancia para Etiopía, porque este país perdió su salida al mar en 1993, con la declaración de independencia de Eritrea, lo que ha obligado a Adís Abeba a canalizar su comercio a través de Yibuti.
El ministro de Exteriores saudí, Adel al Yubeir, valoró que el acuerdo traerá “estabilidad” al mar Rojo, región de importancia para Arabia Saudí porque a través de ella canaliza buena parte de sus exportaciones de petróleo y donde actualmente lidera una intervención militar en el Yemen.
El Gobierno de Arabia Saudí ha tratado de servirse de la firma del acuerdo para intentar promocionarse como un país que promueve la paz.
Con esta intención, los medios oficiales saudíes usaron etiquetas en las redes sociales como “reino de la paz”, tanto en árabe como en inglés, o “Arabia Saudí casa de la paz”, para referirse a la firma del acuerdo.
En su declaración a la prensa, Guterres expresó su gratitud al rey Salman por haber “facilitado” el acuerdo y por haber “contribuido a juntar las partes” enfrentadas y no hizo mención a la participación saudí en el conflicto yemení, que sí ha criticado en otras ocasiones.