Como si no hubieran transcurrido ocho años desde que comenzó el caso, en los que una sentencia firme ha probado la financiación irregular del Partido Popular y otro fallo anterior motivó la moción de censura que acabó con su última etapa en el Gobierno de España, tres secretarios generales de la formación conservadora negaron firmemente este martes ante un tribunal la existencia de la caja B.
Javier Arenas, Francisco Álvarez-Cascos y María Dolores de Cospedal comparecieron en ese orden como testigos y, con reminiscencias a los distintos perfiles que cada uno de ellos mostró durante su etapa en la primera línea de la política, llegaron a una misma y tozuda conclusión: ni el partido se financió con dinero negro de los empresarios ni ellos cobraron en la vida un sobresueldo procedente de esa contabilidad paralela.
Los secretarios generales intentaron levantar un muro de defensa con su ‘todo es falso’ pero las grietas las habían abierto antes otros dos antiguos responsables del PP que también declararon como testigos: Eugenio Nasarre y Jaime Ignacio del Burgo. Ambos reconocieron que habían percibido cantidades que aparecían en los papeles de Bárcenas, si bien atribuyeron su pago en metálico a las donaciones todavía permitidas hasta 2007 de manera anónima a los partidos.
Del Burgo admitió que recibió 3,9 millones de pesetas (24.000 euros) en 1991 para compensar al que fuera secretario general del PP navarro Calixto Ayesa como “compensación” por un crédito que había pedido para la campaña de UCD en 1982. Con la peculiaridad de que Del Burgo mencionó a uno de los testigos que comparecen este miércoles: “Lo comenté con el presidente del partido [Aznar] y me dijo que a lo mejor podíamos dar una compensación por las deudas asumidas por UCD, ya que el PP se sentía heredero”. El otro testigo estrella de la próxima jornada será Mariano Rajoy, quien en concordancia con las afirmaciones de Nasarre y Del Burgo, declaró el 4 de febrero de 2013: “Todo lo que figura ahí [en los papeles de Bárcenas] no es cierto, salvo alguna cosa que ya han publicado los medios”.
Cascos: el PP acabó con la corrupción en los contratos públicos
Puestos a destacar en elocuencia fue Francisco Álvarez-Cascos quien protagonizó uno de los momentos del juicio este miércoles. Se trata del dirigente del partido que aparece en la contabilidad paralela, acreditada por la Audiencia Nacional y ratificada en el Tribunal Supremo, como el que más sobres y más llenos de billetes recibió entre 1992 y 2004, un total de 411.404 euros. Álvarez-Cascos arrancó siguiendo el guión trazado la semana previa por Ángel Acebes y negó haber percibido nunca un solo euro que no estuviera declarado a Hacienda: “Jamás he conocido, manejado o creado una caja B. Esas anotaciones nada tienen que ver conmigo”.
Pero las acusaciones populares se empeñaron en preguntarle por el otro papel que le adjudican los ‘papeles de Bárcenas’, el de recaudador para la caja B. Fue entonces cuando Álvarez-Cascos vio la oportunidad para escenificar su particular exposición. El antiguo secretario general de Aznar desplegó una fotocopia ampliada de una portada de El País, el periódico que publicó en exclusiva los manuscritos del extesorero. Sin embargo, Álvarez-Cascos no mostró aquella portada de enero de 2013 sino una mucho anterior, de 1991, en la que se podía leer: “Borrell insta a los magnates de la construcción a que no paguen comisiones a los partidos”.
Fue el requiebro de la jornada. No solo es un invento la caja B, su papel de recaudador o los sobresueldos sino que fue su partido el que acabó con una práctica habitual hasta la llegada al poder de Aznar en 1996, como acreditaba, según él, la portada en sus manos. Y dentro de aquel Gobierno, él destacó por impulsar el reglamento que acabó con todos los amaños en las adjudicaciones de obra y otros contratos por parte de las distintas administraciones.
Según su revisión de la historia, desde entonces se acabaron las trampas a ese nivel en España. “Es inverosímil la utilización de instrumentos espurios para obtener un contrato porque era imposible”, dijo el que fuera vicepresidente del Gobierno y ministro de Fomento. El departamento que dirigía entonces es uno de los siete ministerios que adjudicaron los 23 contratos que investiga todavía el juez Santiago Pedraz por haber sido otorgados a cambio de presuntas mordidas para el PP. “Ahora resulta que estamos bajo sospecha por quienes no tienen la más mínima preocupación de investigar lo que sucedía antes”, remató Francisco Álvarez-Cascos refiriéndose a la etapa socialista y ante la incredulidad de la abogada que le preguntaba y la pasividad del presidente del tribunal con el discurso del testigo.
Cospedal: “Los papeles son del tesorero, no del PP”
Si Álvarez-Cascos había hecho gala de su conocida vehemencia, María Dolores de Cospedal, que cerró la maratoniana jornada en la Audiencia Nacional, también impuso su sello, en este caso, el choque frontal con Bárcenas que le persigue desde 2009. La secretaria general de Rajoy recurrió a él para rebatir la autenticidad de las anotaciones conocidas en 2013. “Los papeles son del tesorero del PP, no del PP”, afirmó.
En la misma línea, Cospedal recurrió a la condena por intromisión ilegítima en su derecho al honor tras la publicación de aquellos papeles que recogen dos entregas a la entonces número dos del partido por valor de 7.500 euros en dinero negro cada uno en 2008.
Según el razonamiento de Cospedal, si Bárcenas está condenado por afirmar en aquellos papeles que ella cobró sobresueldos, la autenticidad de las notas manuscritas desaparece. Una sentencia de la vía civil, cuyo recurso en contra del extesorero rechazó el Tribunal Supremo, frente al fallo de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que da por probada la existencia de la caja B durante al menos dos décadas en un fallo, el de la Primera Época de Gürtel, ratificado después por el Supremo.
María Dolores de Cospedal estuvo a punto de evitar pronunciar el nombre de Luis Bárcenas durante más de hora y media de declaración. “El gerente y tesorero” o “esa persona”, afirmaba Cospedal hasta que en el último tramo de su declaración se le escapó en dos ocasiones el apellido. En cualquier caso, y según declaró: “No tengo animadversión hacia esa persona. Si me permite, desprecio, pero otra figura, no”. Bárcenas también había negado en su declaración que sea él quien tenga ojeriza a Cospedal.
Arenas: “No soy el único Javier”
El escudo de los estatutos del Partido Popular, que aislaban a los secretarios generales y presidentes de lo que hiciera el tesorero, fue una constante en la declaración de los tres ex secretarios generales, como ya ocurriera en fase de instrucción o durante la declaración de Acebes. El primero en declarar de los dirigentes este martes fue Javier Arenas quien repitió que las funciones del secretario general son de naturaleza exclusivamente política y que toda la gestión administrativa y económica era competencia del tesorero, que rendía cuentas al comité ejecutivo a través de la presentación de los presupuestos de cada año y los específicos de campañas electorales.
Arenas también fue fiel a las cualidades que se le atribuían en su etapa en la primera línea del partido –aún sigue siendo senador– y recurrió al desparpajo. “Evidentemente no soy el único Javier que aparece en esos papeles ni tampoco el único Javier del Partido Popular”, afirmó. Incluso dijo desconocer si entre los “centenares de miles” de militantes del PP hay otro Javier Arenas. El abogado de la acusación le precisó que aún así, sí que sería el único Javier Arenas de la dirección del PP, algo que el ex secretario general tuvo que admitir como cierto.
Javier Arenas Bocanegra aparece bajo distintas denominaciones en los ‘papeles de Bárcenas’ como perceptor de 230.068 euros de dinero negro que negó haber recibido. “Todas las cantidades las he recibido vía transferencia y están declaradas en el IRPF”, aseguró.