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España y Marruecos abordan el final de la crisis migratoria antes de que Sánchez comparezca por el Sáhara en el Congreso

Iñigo Aduriz

6 de junio de 2022 22:12 h

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Más de un año después de los graves sucesos de mayo de 2021 alentados por Marruecos –supuestamente en represalia por la hospitalización en España del líder del Frente Polisario, enfermo de COVID–, que supusieron la entrada de más de 10.000 personas en Ceuta en solo dos días y desataron una crisis sin precedentes entre España y el país norteafricano, ambas partes se han convocado este martes a una reunión de máximo nivel para tratar de poner fin al desencuentro de forma definitiva. Tras el encuentro celebrado en Rabat en abril en el que participaron el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el rey marroquí, Mohamed VI, y que sirvió para iniciar el deshielo de las relaciones entre los dos países, ahora la cita es en Madrid. El objetivo es cerrar todos los detalles diplomáticos respecto a la reapertura de las fronteras entre ambos territorios, que se inició el 17 de mayo.

La reunión se produce, además, tan solo un día antes de que Sánchez comparezca en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones acerca del giro sobre la posición de España ante Marruecos que facilitó el acercamiento con el país vecino. La postura fue rechazada en el Congreso por el socio minoritario del Gobierno, Unidas Podemos, por los aliados parlamentarios y por toda la oposición, al suponer la aceptación de las tesis marroquíes sobre el Sáhara Occidental como un territorio del reino alauita, y dejando de lado la posición de la ONU a favor de un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui.

Sánchez comparecerá en la Cámara Baja a petición propia para informar del Consejo Europeo extraordinario de los días 30 y 31 de mayo de 2022. Además, el presidente del Gobierno usará su turno, ilimitado, para “explicar el nuevo partenariado para el siglo XXI que estableció en su visita a Rabat y las consecuencias que ello ha ocasionado en la relación con Argelia”. Esta petición del PP se refiere a la reunión mantenida por Sánchez y Mohamed VI el 7 de abril, en la que, entre otras medidas, se acordó la recuperación de manera progresiva de la plena normalidad en la circulación de bienes y mercancías en los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo.

Es precisamente este último punto, el de las aduanas, el que centrará la reunión de este martes, según han indicado desde el Ejecutivo. La semana pasada, Marruecos había sembrado dudas sobre la próxima apertura de la aduana comercial en Ceuta y Melilla, que era uno de los asuntos al que más importancia daban en el Gobierno. El director general de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, afirmó en una entrevista con el semanario TelQuel que las condiciones geográficas de los dos pasos no permiten abrir dichas aduanas, pero el viernes Lakhdar se desdecía y aclaraba a EFE que sí sería posible establecer infraestructuras aduaneras tras efectuar los cambios necesarios.

Podemos defiende la autodeterminación del Sáhara

La cuestión de las aduanas con Ceuta y Melilla, apuntó el responsable marroquí, “es un tema político dirigido por los ministerios de Interior de Marruecos y de España” siguiendo la hoja de ruta establecida recientemente entre ambos países. “La Administración de Aduanas ejecutará todas las decisiones que tomen las autoridades políticas”, añadió. “Cuando los dos ministerios se pongan de acuerdo sobre los aspectos relacionados con Ceuta y Melilla, nosotros los aplicamos”, dijo a EFE. Desde el Gobierno español explican, por su parte, que la reunión de este martes servirá para “establecer la modalidad y el calendario de finalización del proceso de normalización de la circulación de personas y mercancías por los dos puestos terrestres iniciado el 17 de mayo de 2022”, informan fuentes de Interior.

La nueva postura respecto a Marruecos y el Sáhara adoptada por el Gobierno español –al menos por el ala socialista– no es compartida por el socio minoritario del Ejecutivo, Unidas Podemos, pero tampoco por los aliados parlamentarios habituales y ni siquiera por las derechas de PP, Vox y Ciudadanos. Todos han arremetido en las últimas semanas con dureza contra Sánchez y su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, por el giro emprendido hace dos meses y pretenden que en la comparecencia de este miércoles se vuelva a escenificar la soledad de Sánchez en el hemiciclo sobre este asunto.

En rueda de prensa este lunes, el coportavoz de Podemos, Pablo Fernández, abogó por esperar a ver los resultados de la reunión entre España y Marruecos de este martes antes de realizar una valoración al respecto. Pero sí quiso dejar claro que en el espacio confederal mantienen una postura “absolutamente nítida y diáfana” que pasa por la defensa del derecho de autodeterminación de la población saharaui, en los términos de las resoluciones de la ONU. “Todo lo que sea algo diferente a eso es un error. Ahí tenemos un disenso importante, una discrepancia grande con el PSOE, que es el que ha cambiado su posición”, enfatizó Fernández.

Para el socio minoritario del Gobierno todo lo que no sea defender el referéndum saharaui es una “equivocación” y considera que el PSOE, si es “coherente”, debería “apoyar esa reivindicación”. “Nosotros todo lo que tiene que ver con el pueblo saharaui mantenemos la misma línea: solidaridad con el pueblo saharaui, cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas y la exigencia de cumplimiento del referéndum de autodeterminación”, añadió, por su parte, la portavoz de IU, Sira Rego.

El espionaje y las presiones de Marruecos

El encuentro entre España y Marruecos llega también tras el escándalo del espionaje a través del sistema Pegasus a, entre otros, Pedro Sánchez, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Las pesquisas sobre esas escuchas determinaron que las intervenciones de los teléfonos móviles del presidente del Gobierno y sus ministros se produjeron en plena crisis con Marruecos, en mayo de 2021. Este lunes, El País publicaba que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) alertó al Ejecutivo de que la entrada masiva de entonces buscó, por parte del Gobierno marroquí, presionar a España para que cambiara su posición sobre el Sáhara como finalmente ocurrió.

Preguntado al respecto, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, no quiso este lunes valorar la información. “Toda la información del CNI es secreta y no puedo hacer ningún comentario al respecto”, aseguró, según informa la agencia Europa Press. Bolaños defendió la “nueva etapa” que se ha abierto con Marruecos y que va a suponer, según él, una “colaboración en materia comercial y cultural, entre otras cosas”, además de abrir los pasos fronterizos. “Es importante que lo pongamos en valor”, concluyó.