Pedro Sánchez gana las elecciones pero sin una mayoría fácil para gobernar
La noche electoral no cumplió las expectativas que se habían marcado en Moncloa: el PSOE perdió tres diputados, cerca de 800.000 votos y la mayoría absoluta en el Senado. La victoria ha sido amarga para los socialistas, pero se celebró en Ferraz con un andamio improvisado para que Pedro Sánchez dirigiera un discurso a los militantes que allí se habían congregado. “El PSOE ha ganado por tercera vez este año las elecciones”, ha dicho Pedro Sánchez nada más comenzar su intervención en la que ha reclamado “responsabilidad y generosidad” al resto de partidos para salir del bloqueo.
A pesar de la bajada, Sánchez se ha visto reforzado en las urnas para formar un “Gobierno progresista liderado por el PSOE”. Para ello ha hecho un llamamiento a “todos los partidos” para “desbloquear la situación”. “Mi empeño es que esta vez sí, sí o sí vamos a conseguir un Gobierno progresista”, ha dicho el presidente en funciones, que ha expresado que “no depende solo del PSOE”.
Consciente de que necesita a Unidas Podemos y varias formaciones más para seguir en Moncloa, se ha comprometido a actuar con “generosidad y responsabilidad”, lo mismo que ha pedido al resto de partidos. La suma sigue siendo complicada para el PSOE que necesita al menos la abstención de los independentistas y de Ciudadanos para seguir en Moncloa, además del voto afirmativo de los de Pablo Iglesias, Más País y varios grupos minoritarios.
“Los españoles nos han dicho que quieren que dependa de distintas formaciones políticas”, ha admitido entre gritos de los militantes que han exclamado: “¡Hemos ganado, dejadnos gobernar!”. También ha habido tímidos gritos de “¡Con Casado no!” y con “Con Iglesias, sí”. Había dos pancartas con ese mensaje.
La llamada de Sánchez a la “generosidad” y la responsabilidad“ ha sido para todos los partidos excepto para aquellos que ”se autoexcluyen de la convivencia y siembran el discurso del odio“, ha dicho sobre Vox, que ha multiplicado sus resultados y se ha convertido en la tercera fuerza de Congreso, una realidad que causa estupor en las filas de los socialistas.
Con 120 escaños, Sánchez ha asegurado que trabajará desde este lunes por lograr un Gobierno “estable”. “Tampoco nuestro proyecto es seguir ganando elecciones”, ha ironizado.
A pesar de que Ferraz llamaba a la celebración antes de que compareciera el secretario general, en el partido, hay voces que creen que la estrategia de centrar la campaña en la estabilidad ha fracasado y que habría tenido mejor resultado explotar el eje izquierda-derecha, que se adoptó en la recta final con un mensaje nítido frente al miedo a Vox.
Durante la campaña, Sánchez se comprometió a formular al resto de partidos un “plan antibloqueo” 48 horas después de las elecciones. La suma para que el PSOE mantenga el poder incluye el apoyo de Unidas Podemos, Más País, PNV y varios grupos minoritarios –Coalición Canaria, PRC, BNG, y Teruel Existe (170 votos) y la abstención de Ciudadanos y los independentistas para que la investidura salga adelante con mayoría simple. Para no depender de las fuerzas independentistas, Sánchez necesitaría el 'sí' de Ciudadanos. Esa opción convence más en Ferraz, pero se antoja más complicada.
En las filas socialistas, sin embargo, no hay mucha euforia por el resultado electoral. En Moncloa habían elevado las expectativas y los más optimistas se mostraban convencidos de que llegarían a 130 escaños mientras que en las federaciones del PSOE advertían de que era complicado mejorar el resultado de hace poco más de seis meses. El PSOE subió dos escaños –en Huesca y Huelva–, pero bajó en Madrid, Cantabria, Navarra, Ceuta y Baleares. En las filas socialistas hacía semanas que advertían de que mejorar el resultado del 28A era complicado.
“La aritmética es diabólica”, comentaba un dirigente socialista esta noche. Los socialistas dependen de la abstención de independentistas y de Ciudadanos para sacar adelante una investidura en la que necesitan a Unidas Podemos, Más País, PNV y otras formaciones minoritarias. Pablo Iglesias ya ha reclamado un Gobierno de coalición que Sánchez ha rechazado durante la campaña: la intención del PSOE es lograr un acuerdo programático que se resistió tras el 28A. Algunos dirigentes socialistas ven ahora complicado negarse a una coalición con Unidas Podemos.