Este 20 de octubre de 2021 los partidos políticos españoles no fueron capaces de acordar una posición conjunta sobre el final de ETA. Cuando se cumplían exactamente diez años desde que la banda terrorista anunciara el cese definitivo de la violencia, los grupos representados en el Congreso de los Diputados no consiguieron consensuar una declaración institucional de apoyo a las víctimas. Y la principal razón es el constante empeño de las tres derechas –PP, Vox y Ciudadanos– de seguir utilizando a la ya desaparecida organización terrorista para intentar desgastar a la izquierda, como ha ocurrido siempre que esta ha estado en el Gobierno.
Hubo dos textos que circularon entre los grupos, uno del PP y otro del PSOE. Pero ninguno prosperó, como tampoco lo hizo el martes otro intento de declaración institucional en el Senado. Todo ello por la manida estrategia del partido de Pablo Casado de mezclar a EH Bildu con ETA y de relacionar con la banda terrorista al Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos.
El PP, pero también Vox y Ciudadanos, llevan en realidad semanas y meses tratando de convertir a ETA en protagonista de la actividad parlamentaria del Congreso de los Diputados. Prácticamente desde que tomó posesión el Gobierno de Pedro Sánchez, al que consideran ilegítimo precisamente por su acercamiento a los partidos independentistas, incluido EH Bildu. La de las derechas es una recurrente estrategia que ha tomado fuerza de nuevo en los últimos plenos coincidiendo con el décimo aniversario del fin de la violencia de la organización terrorista y cuando han pasado ya tres años desde su disolución total.
Con sus iniciativas, preguntas y alusiones a la banda, el objetivo de estas tres fuerzas es tener presente el sufrimiento causado por la banda terrorista y emplearlo contra el Gobierno de Pedro Sánchez bajo la premisa de que ha contado en algunas de sus iniciativas con el apoyo de EH Bildu, el partido en el que está actualmente integrada la izquierda abertzale, que siempre ha manifestado su rechazo a la violencia de ETA y que el pasado lunes, en un gesto inédito hasta el momento, pidió en boca de su máximo líder, Arnaldo Otegi, disculpas a las víctimas de la banda y aseguró que su sufrimiento “nunca tenía que haberse producido”.
Las derechas sostienen que “ETA sigue viva”
Pese a las críticas de algunas víctimas de la organización terrorista que acusan a las derechas de “utilizar políticamente” lo ocurrido para obtener réditos electorales, dirigentes de PP, Vox y Ciudadanos siguen insistiendo en que “ETA sigue viva”, que España está en manos “de los asesinos etarras” o que el Gobierno se niega a prohibir los homenajes a los presos de la banda cuando salen de prisión como contrapartida al apoyo de EH Bildu o en connivencia con los violentos.
Este miércoles, el Pleno del Congreso comenzaba con Pablo Casado acusando a Pedro Sánchez de haber “dejado atrás a las víctimas del terrorismo”. “No se puede pactar y blanquear a los que justifican el asesinado de 800 inocentes”, le decía el líder del PP tras el paso que dio Otegi esta semana, y que fue acogido con satisfacción por la mayoría de los partidos, incluido el PSOE. “Tiene que romper con Bildu hoy mismo”, le reclamaba Casado.
Además, el líder del PP preguntaba al jefe del Ejecutivo si va a sacar a 200 etarras de la cárcel “como dijo ayer [por el martes] Otegi” a cambio de su apoyo a los Presupuestos de 2022. Se refería a la afirmación realizada por el líder de la izquierda abertzale en un acto de partido en Eibar. “Si para que salgan los presos hay que votar los Presupuestos, los votaremos”, afirmó el martes el líder de EH Bildu.
Sánchez respondía este miércoles a Casado con un “no rotundo”. Minutos después, también negaba que el Gobierno esté pensando en liberar a presos de ETA la ministra de Hacienda: “Yo con Bildu hablo solo de números y de cuentas, lo que nos permita apoyar los Presupuestos. Es de lo que hablo con todas las formaciones políticas sin excepciones”, aseguraba en los pasillos del Congreso.
Arrimadas, al Gobierno: “No sé cómo duermen tranquilos”
Antes y durante el Pleno, las alusiones al décimo aniversario del final de la violencia de ETA fueron constantes este miércoles, principalmente por los partidos de derechas y para atacar al Gobierno progresista. “ETA está en la dirección del Estado y vamos a tener que votar en el Congreso los Presupuestos de ETA”, aseguraba el líder de Vox, Santiago Abascal. “No sé cómo duermen tranquilos habiendo elegido a Bildu como sus socios mientras están negociando por presos etarras”, añadía la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas.
Fuera del hemiciclo, Jaime Mayor Oreja, el que fuera el líder del PP vasco cuando ETA mataba y que después fue ministro del Interior del Gobierno de José María Aznar, llegaba a asegurar que “no se ha derrotado” a ETA e incluso que diez años después del cese de la violencia, la banda terrorista desaparecida está “más presente que nunca”.
En el Congreso, el Gobierno se defendió remarcando su compromiso con la la lucha antiterrorista. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, recordaba que “se cumplen 10 años de la derrota de ETA por la democracia” y que, una década después, desde el Gobierno se sigue “trabajando por la memoria y la dignidad de las víctimas del terrorismo”. Y la ministra de Justicia, Pilar Llop, aseguraba que los ciudadanos españoles “no van a ser iguales” mientras “haya 'ongi etorris' [homenajes] que se hagan a los etarras en las calles porque suponen una humillación para las personas demócratas”.
En las últimas semanas Casado ha asegurado, por ejemplo, que el Gobierno ha “pactado con Bildu, que son los que no han condenado los asesinatos de 850 españoles”, o que el Ejecutivo recibe “el apoyo del brazo político de una banda terrorista”. En esa misma línea, el pasado 27 de septiembre, durante la Comisión de Interior de la Cámara Baja, la secretaria de Organización del PP, Ana Beltrán, aseguró: “ETA ya no mata, pero en Navarra, Gipuzkoa, Bizkaia y Álava se sigue acosando, presionando, señalando y humillando a todos los constitucionalistas que seguimos teniendo problemas para pasear por determinados lugares, para decir en público lo que pensamos, en definitiva, para vivir en libertad”.
“ETA está en las instituciones”
La citada comisión debatía una iniciativa de los populares para instar al Gobierno a que condecorara a todos los policías y guardias civiles que trabajaron en Euskadi y Navarra durante los llamados “años de plomo” de ETA, una época que comprende principalmente la década de los años 80 del siglo pasado en el que se produjeron cientos de asesinatos por parte de la banda. La proposición no de ley fue rechazada con el voto negativo del PSOE, que acusó a las derechas de plantear esa iniciativa –que no se puso en marcha durante los años en los que gobernó el PP–, únicamente para desgastar al Ejecutivo progresista.
En esa misma sala se pudo escuchar al diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro sostener que “ETA no mata, claro que no mata, pero ETA no se ha disuelto formalmente”. En realidad, la organización terrorista sí se disolvió en mayo de 2018.
Pero la teoría que defienden ahora las tres derechas, en una tesis que verbalizó el propio Gil Lázaro, es que “ETA no mata porque está hoy en las instituciones”, en alusión a EH Bildu. “Sus albaceas son socios prioritarios del Gobierno, homenajean a los asesinos y siguen acosando”, apuntó el también secretario de la Mesa del Congreso, que en el pasado militó en el PP.
En la estrategia de PP, Vox y Ciudadanos siempre que recurren a ETA está el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que acusan de “traición” y de “humillar a las víctimas” por los acercamientos de presos de la banda terrorista a cárceles próximas al País Vasco. Sin embargo, se trata de una práctica que se lleva realizando desde hace décadas, también durante los diferentes gobiernos del PP.
El PP acercó a presos de la banda
Entre 1996 y 2004, cuando la banda terrorista aún mataba, el Gobierno de José María Aznar aproximó al País Vasco a 426 presos etarras. Y el 12 de octubre del 2016, Jorge Fernández Díaz, el entonces ministro del Interior del Ejecutivo de Mariano Rajoy, expresó la disposición a cambiar la política penitenciaria respecto a los presos etarras: “Si se disolviera (ETA) es evidente que, con carácter general, la política de dispersión penitenciaria se reconsideraría”. De hecho, con Rajoy en la Moncloa se llevó a cabo el acercamiento de 40 reclusos de ETA.
Esta evidencia no fue óbice para que el miércoles 29 de septiembre, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, el líder del PP, Pablo Casado, asegurara que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “paga a Marlaska por la impunidad para seguir acercando a etarras”. “Marlaska traiciona a las víctimas del terrorismo”, apuntó en esa misma sesión la diputada popular Teresa Jiménez-Becerril, hermana y cuñada de dos asesinados por ETA.
Dentro de la espiral de vincular a EH Bildu con ETA, Jiménez-Becerril también aseguró el miércoles que Sánchez “se ha vendido a Bildu por cinco votos manchados de sangre”. A su juicio, si la banda terrorista “estaba derrotada, este Gobierno con sus pactos con sus herederos, la ha vuelto invencible”.
Ese mismo día se produjo otro debate en torno a la organización terrorista ya desaparecida por una iniciativa de Ciudadanos que instaba al Gobierno a prohibir los homenajes a expresos etarras –los llamados ongi etorri, que es la forma de decir “bienvenido” en euskera– en las calles del País Vasco y Navarra, y que fue rechazada por la mayoría parlamentaria que sostiene al Ejecutivo. Durante la defensa de su iniciativa, el diputado Miguel Gutiérrez llegó a asegurar que “las calles del País Vasco son un santuario de los etarras”, o que “los de Bildu son los albaceas de ETA”.
Beltrán, la secretaria de Organización del PP, también participó en este debate asegurando que gobiernan “quienes se han arrodillado ante los herederos políticos de la banda terrorista” y defendiendo que PSOE y Unidas Podemos han integrado “a los verdugos en la dirección del Estado”. “El presidente Pedro Sánchez y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, son pastores que cuidan de los lobos, les blanquean, les pasan la mano por el lomo y les consideran sus socios preferentes. Pactan con un partido que sigue amparando los asesinatos, los secuestros y las extorsiones”, concluyó.
La indignación de las víctimas
Ante escalada de declaraciones sobre ETA, justo cuando se han cumplido diez años del fin de la violencia, numerosas víctimas han mostrado su indignación con la actitud de las derechas, al sentir que PP, Vox y Ciudadanos las utilizan únicamente para desgastar al Gobierno. En declaraciones a este diario, Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) y hermana de Gregorio Ordóñez, exconcejal del PP de San Sebastián asesinado por ETA en 1995, lamenta especialmente que el que fue el partido de su hermano “esté utilizando políticamente” el asunto de los recibimientos a los presos de la banda contra los que su asociación lleva luchando desde 2016.
“Los ongi etorris más brutales los denunciamos cuando ellos [en alusión al PP] gobernaban, y nunca responsabilizamos al Gobierno de Mariano Rajoy. Siempre responsabilizamos a la Audiencia Nacional, que, ante nuestras denuncias, siempre permitió esos homenajes utilizando un discurso similar al de la izquierda abertzale. Los jueces son los verdaderos responsables de estos recibimientos y no ningún Gobierno”, apunta en conversación telefónica con elDiario.es.
Una víctima directa de ETA, Robert Manrique, actual asesor de la Unitat d'Atenció i Valoració a Afectats per Terrorisme (UAVAT) de Catalunya, que sufrió en sus propias carnes el sanguinario atentado de Hipercor de 1987, muestra su hartazgo por que “el PP siempre aproveche para sacar a las víctimas del terrorismo para decir lo bien que lo hicieron cuando gobernaban”. “Habría que plantearse cuántos acercamientos de presos hicieron Aznar y Rajoy, o si el PP se ha preocupado de conocer, por ejemplo, cómo están las víctimas del atentado de las Ramblas, que aunque no fue de ETA también fue terrorismo”, apunta.
“Los tres partidos que siempre tienen al terrorismo en la boca son PP, Ciudadanos y Vox. Pues bien, ninguno de ellos ha venido a preguntar cómo están las víctimas que tratamos aquí”, señala, tras reconocer que este mismo viernes tuvo que asesorar a una víctima de ETA afectada por un atentado en los años noventa.
Manrique recuerda, además, que el expresidente Aznar decía que “se podría hablar sobre la independencia de Euskal Herria cuando ETA no matara”, y lamenta que “Casado se olvida de eso”. “Ahora que ya no matan a nadie, ¿hablan de que ETA sigue viva? Si te lees los estatutos de Bildu verás que están en contra de la violencia. Para eso hay que leer y hay políticos que no leen”, remarca. En conversación con este diario, Manrique apunta que “en el año 1998, el PP vio que el uso político de ETA era un filón”. “Es muy triste”, concluye.
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