Pablo Casado llega este jueves al Palacio de la Moncloa, a su primera reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde que fue nombrado líder del PP, cargado de exigencias y reproches. El encuentro se produce en pleno giro a la derecha del presidente de los conservadores, justo cuando más ha endurecido su discurso antiinmigración y tras anunciar que llevará a cabo una dura labor de oposición contra el Ejecutivo. En Moncloa le reprochan su actitud, sobre todo ante la crisis migratoria, mientras Sánchez le pedirá apoyo para cinco materias de Estado.
Casado pondrá encima de la mesa algunos de los mantras del PP, como la lucha contra ETA o la unidad de España que ve en peligro con el Gobierno de Sánchez. Y está dispuesto a exigir al presidente del Ejecutivo que dimita y convoque elecciones. Su actitud frena las posibilidades de que, en este primer contacto, se puedan suscribir acuerdos entre ambos dirigentes.
En Moncloa evitan pronunciarse sobre la beligerancia del discurso de Casado y no tienen previsto siquiera comparecer tras el encuentro que enmarcan dentro de la “cortesía” y de la intención de Sánchez de “abrir un nuevo tiempo” en el que le va a reclamar apoyo para cinco acuerdos de Estado: inmigración, Catalunya, política europea, violencia de género e infraestructuras. En las dos primeras Casado está precisamente centrando sus ataques al Ejecutivo.
Apenas 24 horas después de su viaje a Ceuta y Algeciras, donde este miércoles Casado llevaba su campaña en contra de la inmigración mientras se hacía fotos con las personas recién llegadas a España, el líder del PP exigirá a Sánchez que ponga en marcha “políticas eficaces” en esa materia, según explican fuentes de Génova a eldiario.es. En la línea de enfrentamiento total con el Gobierno que ha mantenido en los últimos días, Casado le dirá al presidente del Ejecutivo que “no se va a resolver esta situación diciendo que puede haber papeles para todos, que el estado del bienestar en España es ilimitado o que la ruta de la inmigración ilegal por España es mucho más fácil que por otros países europeos”.
El líder del PP requerirá a Sánchez una política migratoria “sin demagogias y sin buenismos” y le exigirá que “se haga respetar en Europa” en busca de una estrategia común de defensa de las fronteras. Junto a ello, pedirá que España proponga su modelo de cooperación en origen al resto de países europeos, al tiempo que exigirá que “se respete, apoye y cuide” a la Policía Nacional y la Guardia Civil “porque no puede ser que les estén agrediendo con machetes, cal viva, excrementos y ácido y los partidos de la izquierda se metan con ellos”.
En Moncloa están molestos con ese discurso de Casado –y de Albert Rivera– y les acusan de “alinearse” con los líderes xenófobos de otros países, como el caso del italiano Matteo Salvini. El Ejecutivo reclama al PP “lealtad” en este y otros asuntos de Estado y, en el caso concreto de la migración, acusan a la administración de Mariano Rajoy de falta de previsión ante el incremento de los flujos migratorios. De hecho, niegan que haya un 'efecto llamada' tras la acogida del Aquarius y esgrimen que es una “progresión” que se ha producido en los últimos años.
ETA también estará presente en la reunión de este jueves, tres meses después de su desaparición. Casado exigirá a Sánchez que mantenga la política antiterrorista actual y le pedirá que el Ejecutivo del PSOE “no ceda al chantaje de acercar presos etarras al País Vasco”. Sánchez ha abierto la puerta a ese acercamiento a cárceles de Euskadi ante la nueva etapa que se abre tras la disolución de la banda. Así se lo trasladó al PNV, que fue uno de sus apoyos en la moción de censura. El líder del PP no quiere gestos del Gobierno ante el fin de la banda terrorista y así se lo expresará al jefe del Ejecutivo. No dejará, según ha señalado desde su elección, el pasado 21 de julio, que Sánchez “traicione” a las víctimas del terrorismo. En Moncloa no quieren valorar ese tono de Casado antes de la reunión.
Dureza frente a la distensión en Catalunya
Otro de los pilares del giro a la derecha de Casado tiene que ver con la crisis catalana. El líder del PP se ha erigido en adalid de la unidad de España y ha llegado a plantear la prohibición de los partidos independentistas y la recuperación de los delitos de sedición impropia y de convocatoria de un referéndum ilegal, suprimidos por el PSOE en 1995 y 2010, respectivamente. Fuentes cercanas a Casado explican que en la reunión de este jueves el presidente del PP exigirá a Sánchez que se sume a esas propuestas que consideran que permitirán el “reforzamiento institucional frente al independentismo”.
El presidente de los conservadores está dispuesto a luchar contra el deshielo entre Gobierno y Generalitat que ha puesto en marcha Sánchez desde su llegada a la Moncloa y que se materializaba este mismo miércoles en la reunión bilateral que ambas administraciones mantenían en Barcelona. “No puede haber ninguna cesión al chantaje por parte de los independentistas”, insiste una y otra vez. Por eso, Casado le pedirá al presidente del Gobierno que prohíba los indultos a los condenados por delitos graves como el de sedición o rebelión y ampliar el recurso previo de inconstitucionalidad. Todo ello con la amenaza de exigir la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya si el Ejecutivo sigue manteniendo una posición “tan ambigua” frente a los independentistas.
En el Gobierno no quieren anticipar cuál será la posición respecto a las reclamaciones de Casado, pero los socialistas también le piden que mantenga a posición de lealtad que tuvo Sánchez en la oposición con el apoyo, por ejemplo, al 155 a pesar de tener algunas diferencias. Además, el discurso duro del PP choca con la distensión que pretende Sánchez, que ha enfriado incluso su apuesta por adecuar el delito de rebelión en el Código Penal para que cubra sin dudas el proceso independentista. Para los socialistas iniciar la etapa de diálogo es importante para normalizar la relación Estado-Catalunya y confía en lograr avances que vayan limando al independentismo.
Casado ni siquiera dará tregua a Sánchez en materia económica. Fuentes de la dirección del PP explican que en la reunión de este jueves le exigirá “responsabilidad económica y fiscal con los compromisos con la UE y el techo de gasto”, de forma que le volverá a manifestar su rechazo a la flexibilización del déficit planteada por el Gobierno e impedida por el Congreso de los Diputados la semana pasada con el voto en contra de, entre otros, los conservadores.
El apoyo a la nueva senda de estabilidad es una de las reclamaciones del Gobierno al resto de formaciones, especialmente al PP, que tiene en su mano la aprobación tanto en el Congreso como en el Senado, donde puede vetarla con su mayoría absoluta. No obstante, los de Sánchez ya se han resignado a que tendrán que elaborar los Presupuestos Generales del Estado para 2019 con los márgenes de déficit aprobados el pasado año.