El pleno del Parlamento Europeo (PE) dio hoy luz verde a la propuesta de redistribución de escaños tras el “brexit” (la salida del Reino Unido de la Unión Europea) que beneficiará especialmente a España porque pasará de tener 54 a 59 eurodiputados en 2019.
Los eurodiputados votaron a favor de que parte de los 73 escaños que hasta esta legislatura ocupaban los eurodiputados británicos sean distribuidos entre el resto de socios, un reparto del que salen sobre todo favorecidas España, Francia, Italia y Holanda.
Francia ganará 5 escaños como España y pasará de 74 a 79, mientras que Italia irá de 73 a 76 y Holanda de 26 a 29.
También Irlanda sumará dos escaños hasta llegar a los 13 y ganarán un escaño más Dinamarca, Estonia, Croacia, Polonia, Rumanía y Eslovaquia.
El resto de países se mantendrá con los mismos eurodiputados, incluida Alemania, de la que históricamente se ha criticado su sobrerepresentación (96 escaños de 751 actuales).
Los partidos españoles que consigan más votos serán los más beneficiados del aumento de escaños. En la actualidad, los partidos con más representación en la Eurocámara son el PP (16 eurodiputados), el PSOE (14) y Podemos (5).
El reparto de parte de los escaños fue criticado por algunos grupos como los conservadores y reformistas (ECR) -a los que pertenecen actualmente los conservadores británicos- que consideran que los asientos de Reino Unido deberían simplemente eliminarse.
La futura distribución de escaños debe todavía recibir el visto de los Gobiernos de los socios europeos.
En la sesión de hoy los eurodiputados votaron sin embargo mayoritariamente en contra de la propuesta que avalan líderes como el presidente francés, Emmanuel Macron, o el líder europeo liberal Guy Verhofstadt de que también puedan votarse en las europeas listas paneuropeas.
Verhofstadt, ex primer ministro belga, había firmado una carta abierta junto a otros eurodiputados e intelectuales abogando por un nuevo sistema que significaría un paso más en la europeización de la política.
También habían abogado por lo mismo eurodiputados españoles del resto de grandes grupos de la Eurocámara como Ramón Jáuregui (PSOE), Josep-Maria Terricabras (ERC), Izaskun Bilbao (PNV) o Miguel Urbán (Podemos).
“Jean Monnet dijo que Europa se construía paso a paso. El paso que se pueda dar es una señal política extraordinaria en un favor de la historia de Europa, una Europa construida como espacio supranacional de paz y progreso ”, señaló Jáuregui.
Para Urbán, “el problema no son más o menos escaños ni cómo distribuirlos, sino la falta de democracia real en las instituciones europeas”.
Que no saliera adelante la propuesta de las listas paneuropeas fue definido por el portavoz de Catalunya en Comú, Ernest Urtasun, como “una oportunidad perdida” de la que responsabilizó directamente a los populares.
Por otro lado, el pleno votó a favor de que el próximo presidente de la Comisión Europea (CE) sea elegido de entre los candidatos previamente asignados por los partidos políticos europeos con anterioridad a los comicios de mayo de 2019.
La mayoría de eurodiputados dieron su respaldo a la iniciativa de la que fue ponente el portavoz del PP en la Eurocámara, Esteban González Pons, para institucionalizar así el sistema por el que ya en 2014 se eligió al actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
La fórmula establece que los partidos políticos europeos nombran, antes de las elecciones, a su “candidato principal” para el puesto de presidente de la CE, de forma que indirectamente son los ciudadanos los que nombran al jefe del Ejecutivo comunitario.
En anteriores legislaturas fueron los líderes de los Gobiernos europeos los que a puerta cerrada eligieron a los presidentes de la CE (que se eligen cada cinco años en paralelo a las legislaturas de la Eurocámara).
La probabilidad de que el Partido Popular Europeo vuelva a ser el ganador y que por tanto su candidato dirija la Comisión Europea tras 2019 ha llevado a líderes de otras inclinaciones políticas como Macron a mostrarse en contra de repetir el sistema, que en la burbuja de Bruselas se llama el del “Spitzenkandidaten”.
En el texto aprobado, la Eurocámara advierte a los Gobiernos europeos que si finalmente no aceptan institucionalizar el método el Parlamento Europeo podría no apoyar con “la mayoría suficiente” al candidato que proponga el Consejo.