Iván Redondo, ante Évole: “Sánchez me ofreció ser ministro cuando ganamos la moción de censura”

Irene Castro

3 de octubre de 2021 22:55 h

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“Ya he salido del mejor lugar del mundo, he tenido el privilegio de haberlo podido cumplir”. Así se ha dado a conocer ante el gran público Iván Redondo, el estratega que ha acompañado a Pedro Sánchez como jefe de gabinete hasta la crisis de gobierno del pasado julio: “Ser jefe de gabinete del presidente es mi sueño desde que era pequeñito”. Redondo ha asegurado que desde niño, “desde los 11 o 12 años” ya fantaseaba con “dirigir el país”, en un juego de palabras entre el poder y el periódico. “No soy una persona que tenga interés en estar en primera línea”, ha repetido en una entrevista en Lo de Évole (La Sexta), la primera que ofrece tras su salida de Moncloa antes de su nuevo destino laboral que, entre otros quehaceres, le llevará a escribir semanalmente en La Vanguardia.

Redondo ha querido trasladar a Jordi Évole su relato sobre lo acontecido, especialmente sobre su salida de Moncloa. ¿Cuál ha sido la gran decisión de su vida? “Marcharme”, ha asegurado. “Es importante saber ganar, saber perder, saber parar”, ha dicho el exjefe de gabinete de Sánchez, quien ha explicado que a finales de mayo el presidente le ofreció un ministerio y que él lo rechazó. Incluso ha relatado que se la ofreció un “encaje” a través de dos amigos comunes suyos y del presidente en una cena el martes anterior a la crisis de gobierno en la que le insistieron en que se quedara en el gabinete o en el Ejecutivo. Según su testimonio, no era la primera vez que pasaba, Sánchez, contó, le propuso entrar en el gobierno en junio de 2018, tras triunfar la moción de censura: “A mí me ofreció ser ministro cuando ganamos la moción de censura. Yo nunca me he visto en esa posición, he estado donde podía estar, quería estar y me había preparado para estar”.

La versión de Redondo difiere de la que emitió Moncloa tras su destitución. Entonces, se aseguró que fue el asesor quien había pedido un ministerio con grandes competencias y que Sánchez le dijo que no. En su charla con el periodista catalán, Redondo también defendió que fue él quien eligió salir el mismo sábado 10 de julio en el que el presidente acometió la crisis de gobierno. Una versión que contradice su agenda para aquella jornada, en la que tenía planes en Extremadura que tuvo que cancelar a lo largo de la mañana, tal y como publicó elDiario.es. “Acaba con un apretón de manos -ha narrado sobre su despedida del presidente-. No era un momento fácil claramente. Fue un momento que nos lo guardamos para los dos. Fue un momento importante, habrá más en el futuro”. 

Otro de los mensajes que Redondo insistió en trasladar en La Sexta es que sigue “en contacto” con el presidente, con quien ha asegurado que tiene una relación “sagrada”. “Le dejé entrar en mi vida al presidente y él, en la suya -ha explicado-. He intentado darte a ti todo lo que no te han podido dar y él me ha dado lo que otros no me han podido dar. Lo hemos hablado todo”. En un momento Évole le ha preguntado si cree que Sánchez ha tenido celos de él. “Yo creo que no”, replicó, antes de asegurar que mantiene amistad con los actuales ministros.

Quien defendió en el Parlamento que se tiraría por un “barranco” por su jefe y pronosticó que estaría con el presidente “hasta el final” no logró explicar por qué mes y medio después de pronunciar esa frase en el Congreso decidió por voluntad propia abandonar el barco, como insiste su relato. Aludió al “vaciamiento”, pero dejó esos supuestos motivos en el aire. En la charla ha cultivado el misterio, sobre todo cuando el periodista le preguntaba por la autoría de algunas de las frases más famosas del presidente. Ha evitado atribuirse momentos concretos de la acción del presidente, como la frase en la que invitó a Mariano Rajoy a dimitir durante el debate de la moción de censura, que glosó como uno de los hitos de Sánchez, o la de que no dormiría como presidente si miembros de Unidas Podemos gestionasen las competencias sobre Energía o Hacienda. Y ha atribuido algunos de los virajes de Sánchez, en cuestiones como la relación con Podemos o los independentistas, a que los momentos políticos cambian.

También ha optado por ponerse de perfil ante algunos de los errores que se le atribuyen en Ferraz, como la repetición electoral del 10N en la que sus cálculos eran que los socialistas aumentarían unos veinte escaños a costa de Unidas Podemos y de Ciudadanos y, por contra, cayeron tres. Incluso ha negado tener mala relación con algunos miembros del Gobierno, como Carmen Calvo, a pesar de que las tensiones con el partido han sido una constante durante su mandato.

También se ha desmarcado de la jugada en la Región de Murcia con la que los socialistas pactaron con Ciudadanos para arrebatar el poder al PP y se frustró por el transfuguismo de tres diputados del partido de Inés Arrimadas. Ha asegurado que se enteró de la operación el mismo día y que le extrañó: “Fue llamativo porque me pareció un movimiento audaz, luego no funcionó y no participé”. “Hasta entonces había participado (...). Para esa decisión no se quiso contar con mi opinión. Me sorprendió”. Preguntado por si le indignó que el actual ministro de Presidencia, Félix Bolaños, con quien ya no tenía una buena relación en ese momento, no le informara antes, ha contestado: “Hace lo que tiene que hacer. No soy tan importante para que se me informe y menos en una cuestión de partido. La realidad es esa”. Redondo, no obstante, hizo ver en un primer momento ante algunos periodistas que estaba al tanto de esa moción y que las piezas tras lo de Murcia irían cayendo en cascada.

El asesor, que siempre ha estado en la sombra en Moncloa y sobre el que se va a publicar un libro en las próximas semanas, se ha desvinculado de la estrategia electoral de las elecciones madrileñas del 4M en las que los socialistas cayeron a la tercera posición, por detrás de Ayuso y Más Madrid. Ha asegurado que su labor fue prácticamente “personal” por su amistad con Ángel Gabilondo dada su posición institucional en Moncloa –a pesar de que en las catalanas llegó a trasladarse una semana a Barcelona y de que el candidato, Salvador Illa, llegó a darle las gracias por la dirección de la campaña–. Redondo ha asegurado que a los socialistas madrileños les advirtió de que solo tenían un 1% de probabilidades de ganar. “La política es un poco como la Fórmula 1. Mi trabajo es el de ser un ingeniero. A veces el coche no va. Puedes tener un gran piloto y no va a ir”, ha explicado, antes de aclarar que la metáfora del coche no aludía a Gabilondo, que dos años antes había ganado esos mismos comicios.

Redondo se ha desmarcado y restado toda la importancia al frustrado encuentro de Sánchez con Joe Biden, que se vendió desde Moncloa como una importante reunión de ambos mandatarios que había cerrado él, en su calidad de jefe de gabinete, con su homólogo estadounidense, Ron Klain, y que acabó siendo un saludo de unos segundos por un pasillo. “Mi incidencia en este tipo de acciones que tienen que ver con la política exterior es bastante mínima. Es una toma de contacto entre presidentes”, ha explicado.

El que ha sido estratega de las últimas campañas electorales del PSOE ha negado haber usado el miedo a Vox como acicate para que la izquierda fuera a votar, a pesar de que él mismo receta apelar a emociones como el miedo, rechazo y la esperanza en las contiendas electorales. 

Se ha mostrado convencido de que Yolanda Díaz puede mejorar “mucho” los resultados de Unidas Podemos si se presenta con una “plataforma” con diversas organizaciones a la izquierda del PSOE, aunque él ha asegurado que votará a Sánchez. Y se ha despedido con una declaración de intenciones. “No me voy a ir al PP, dalo por hecho”, ha dicho quien antes de estar con Sánchez formó parte del Gobierno de José Antonio Monago en Extremadura y aupó a Xavier García Albiol a la alcaldía de Badalona.