La expulsión de predicadores sin escrúpulos puede ser uno de los “antídotos” para anular “células cancerígenas” que promueven la radicalización de los jóvenes musulmanes, según explicó hoy Lorenzo Vidino, experto estadounidense en yihadismo.
El director del programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington en entrevista con Efe con motivo de su participación en el seminario organizado por el Instituto Elcano “Radicalización, terrorismo y prisiones” indicó que ese es uno de los caminos que tienen las autoridades.
Admitió que muchas veces es difícil separar la línea de lo que es radicalismo y su expresión, de la comisión de delitos, aunque recordó el dicho estadounidense del método “Al Capone”.
Ese por el que se investigan otros delitos que no tengan necesariamente que ver con el terrorismo, como puede ser la evasión de impuestos.
Antes de ofrecer su conferencia “Radicalización y desradicalización en prisión: la experiencia estadounidense y los desafíos comunes de todos los países occidentales”, Vidino subrayó que “cada país tiene su propia línea en lo que es o no es aceptable”.
“La libertad de expresión en Estados Unidos es diferente de como es en España, Italia u otros países europeos y, aunque puede sostenerse que hay puntos en común constitucionalmente, culturalmente o el entorno político influyen en cómo cada sociedad quiere afrontarlo”, afirmó.
“Pero también estamos ya en el punto en que no solo los gobiernos deciden, algunas compañías con sus redes sociales también deciden, aunque ese sea otro debate”, precisó.
“En los países occidentales existe el derecho a ser un radical. A expresar ideas que sean problemáticas para la mayoría de la sociedad. Pero también considero justificable -prosigue- cierta atención por parte del Estado. No significa impedirlo, pero cuando la línea con la violencia es fina requiere atención, no intervención”.
Recordó que todas las investigaciones “nos muestran que la radicalización en los países occidentales ocurre en grupos pequeños, frecuentemente bajo la guía de algún carismático líder y el de Ripoll es un ejemplo de libro”.
El autor de “La nueva Hermandad Musulmana en Occidente” aboga decididamente por la “expulsión de agentes radicalizadores”.
En su opinión, es un “buen antídoto frente a individuos como el imán de Ripoll (Abdelbaki) Es Satty”, a quien se responsabiliza de los atentados en Las Ramblas de Barcelona y Cambrils (Tarragona) que causaron quince muertos en agosto de 2017.
Y recuerda que esa es la política que ha seguido Italia “y ha funcionado muy bien”.
Citó su baja actividad terrorista como ejemplo, y puntualizó que “no hubo ataques, el número de combatientes en el extranjero es muy bajo, entre otros motivos, por el alto número de expulsiones, este año 110, dos a la semana”.
“Forman dos categorías: los malos maestros, los Es Satty del mundo, pues consideran que son un cáncer en si mismos que extienden el cáncer”, expone Vidino.
Aclara que la otra es la de los que bordean la ley, “pero están claramente en la ideología del yihadismo y aunque no han cometido ningún delito, lo cual puede ser si eres ciudadano del país pero, desde la aproximación italiana, no es admisible si no tienes la nacionalidad italiana, ya que eres una amenaza”.
Puntualizó que el procedimiento italiano cuenta, eso si, con la aceptación del país de destino.
Según su criterio, el concepto de “integración” se ha probado erróneo para explicar las causas de la radicalización de jóvenes o adultos y sostiene que “hay individuos que no se sienten confortablemente en la sociedad” y recuerda que “los jóvenes de Ripoll estaban perfectamente integrados”.
Para Vidino es “más una cuestión psicológica que sociológica, piensan que no tienen un sitio en la sociedad, y aunque es cierto que el factor procedencia de la inmigración es importante, en los Estados Unidos el 40 por ciento de los detenidos son conversos”.
Para este experto la preparación de España, Francia o Italia es superior a la de los países escandinavos, por los antecedentes en lucha antiterrorista, “mejores herramientas, mejor mentalidad, más dispuestos a discurrir de determinada manera”.
Admitió la dificultad de controlar los flujos de dinero que llegan legalmente a los países occidentales mediante donaciones procedentes del Golfo Pérsico y mencionó la excepción austríaca donde “han pasado una ley que prohíbe a las organizaciones musulmanes en Austria recibir financiación extranjera”.
Agregó que aún así, sospecha que siguen recibiendo fondos clandestinamente.