España se encuentra, oficialmente, en una temporada de sequía de larga duración –con tres años consecutivos de falta de lluvias– y los termómetros no dejan de batir récords de temperaturas anormalmente altas para las fechas. Con todo, la extrema derecha se ha empeñado en hacer del negacionismo climático su bandera a golpe de provocaciones.
Hace dos días, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, animaba en una charla dirigida a estudiantes de ESO y Bachillerato a cuestionar “si el CO2 es o no un gas contaminante” –entre otros consensos científicos e históricos, que el de Vox calificó de “mercancía averiada”–, a “atreverse a disentir”, a ser “escépticos”, a buscar “la verdad” y ser “libres”, a diferencia de lo que él y sus compañeros hacían en su “época”, dijo. Las críticas no se hicieron esperar.
Resulta que García-Gallardo es reincidente en este tipo de negacionismo. El verano pasado, cuando los incendios asolaban buena parte de su comunidad autónoma y los medios para evitarlos se revelaban insuficientes, García-Gallardo cargó contra los jóvenes que sienten ecoansiedad, esto es, inquietud y preocupación por el presente y el futuro al observar las consecuencias extremas del cambio climático en el medio. “Si sufres ecoansiedad, apúntate a realizar trabajos de prevención de incendios en los montes de Castilla y León. [...] No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que después de unos meses trabajando, se te pasa la ecoansiedad. Y la tontería también”, escribió el vicepresidente de Castilla y León en Twitter como respuesta a una información del diario Público en la que varios jóvenes explicaban por qué sentían ecoansiedad.
El negacionismo viene de lejos
Ese mismo verano, el propio vicepresidente de la Junta de Castilla y León y su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, en este caso del PP, responsabilizaron a los ecologistas de la oleada de incendios que sufrió la región y gran parte del resto de España. “El ecologismo radical y las políticas verdes han convertido el campo en un polvorín, evitando [...] que se puedan limpiar los montes y hacer cortafuegos durante el año, y que se puedan hacer quemas controladas que favorecerían la extinción de incendios en verano”, afirmó García-Gallardo en una entrevista. Suárez-Quiñones aseguró, por su parte, que el “ecologismo extremo” era uno de los factores que habían influido en los fuegos que arrasaron más de 60.000 hectáreas en Castilla y León.
Estas declaraciones recordaban sospechosamente a las teorías de líderes internacionales de la derecha más extrema y populista. Donald Trump, en Estados Unidos, y Jair Bolsonaro, en Brasil, fueron en su momento adalides de un negacionismo climático según el cual las políticas ecologistas –o directamente los propios activistas– no hacen sino acrecentar y agravar los incendios.
García-Gallardo, en cualquier caso, no está solo en su partido. Apenas 24 horas después de su ‘charla motivacional’ en la que instaba a poner en duda evidencias, su compañero de Vox y portavoz de la ultraderecha en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, salía en defensa de García-Gallardo. “Es muy bueno que se reflexione en general y entender que el CO2 tiene en algunos casos efectos nocivos y otros absolutamente necesarios para que haya vida”, replicó Espinosa de los Monteros.
También Rocío Monasterio, líder de Vox en la Comunidad de Madrid, entraba al trapo este miércoles, asegurando ante los medios que el CO2 “da los mayores niveles de verde en la Amazonia que se han dado nunca”. “No hay más que ver las fotos que publican los científicos. Esto será como el efecto 2000 y la capa de ozono, que ahora resulta que la capa de ozono ya no es lo que era. Tendrán que rectificar; el CO2 es bueno para la masa vegetal”, ha dicho Monasterio.
Piden ser críticos para acabar vendiendo bulos
Curiosamente, los de Vox se escudan en el pensamiento crítico y en la idea de ‘no comprar imposiciones’ para acabar defendiendo la conspiranoia: el coronavirus, la violencia de género, el cambio climático, la Agenda 2030 y hasta la nieve del temporal Filomena son susceptibles de ser inventos ideológicos o de las grandes empresas según ciertos sectores, vinculados con frecuencia a la ultraderecha.
La extrema derecha sigue a rajatabla los pasos para crear bulos y desinformación, también en el caso de la crisis climática: coge una verdad a medias y la hace verdad universal, omitiendo los datos y evidencias que no le interesan y que, en definitiva, hacen de esa afirmación una falsedad. ¿Que el dióxido de carbono es necesario para la vida? Sí, así es. Pero a los líderes de Vox se les ‘olvida’ también que la actividad humana ha incrementado el CO2 atmosférico en un 50% desde la era industrial –según datos de la NASA– y que el mayor impulsor del calentamiento global, ese que provoca fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y extremos, es precisamente el dióxido de carbono.
Ni las palabras de García-Gallardo ni las de Espinosa o Monasterio son en absoluto un desliz. Hace unos meses, su compañero de partido Emilio del Valle, diputado por Cantabria y candidato a la alcaldía de Santander, saltó con lo de que el CO2 “es necesario para que haya vida”, desacreditando, desde la tribuna del Congreso de los Diputados, la evidencia de que el dióxido de carbono es un gas nocivo y contaminante por ser causante del ‘efecto invernadero reforzado’ en la atmósfera.
Y mientras tanto: calor y sequía extremos
Este calor extremo propiciado por el cambio climático es, también, lo que agudiza la sequía que sufre España, y que no parece preocupar demasiado a la (extrema) derecha. En España no solo tiende a llover menos en las últimas décadas, según la Aemet, sino que además la poca agua que cae se evapora más por culpa de la subida de temperaturas. El pasado mes de marzo, las lluvias en España fueron un 65% menores que la media, con unos embalses ya exhaustos por el consumo intensivo.
El negacionismo climático de la derecha más radical suele ir acompañado, además, de políticas que reafirman esa postura y que, a su vez, repercuten en sus intereses. Hoy vemos un ejemplo muy claro en lo que ocurre con el Parque Nacional de Doñana, en Andalucía. Mientras el parque sufre su periodo seco más prolongado desde 1970, PP y Vox se empeñan en tramitar una norma para indultar regadíos, en contra del criterio de científicos y ecologistas, y a pesar de que la Comisión Europea ha amenazado con sancionar a España si esto sale adelante.
El PP se suma al 'juego' de negar la crisis climática
En el Partido Popular ya han coqueteado en alguna ocasión con este tipo de negacionismo. Mucho después de las polémicas declaraciones de Mariano Rajoy sacando a colación a su primo el físico que dudaba de la emergencia climática, la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se encargó de señalar, desde la Asamblea de Madrid, que “el cambio climático ha sucedido y sucede siempre” y que es algo “eterno”, de modo que para qué actuar contra esto.
Ayuso tiene en este tema a una buena maestra. La expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, ahora tertuliana, argumentó este verano desde el programa televisivo en el que colabora que las “predicciones catastróficas sobre el clima no han hecho más que equivocarse”. “No se ha cumplido nada, ni una sola de las predicciones que han hecho. Ni para el 2000, ni para el 2002, ni para el 2020. Nada se ha cumplido”, dijo Aguirre a principios de julio. “¿Ha habido mucho calor en junio? ¿El récord de calor de los años que medimos la temperatura? Pues seguro que sí, pero en Estados Unidos algunos estados del centro han tenido el mes más frío de los últimos 20 años. Es que el clima cambia, el clima se caracteriza por eso porque cambia. Yo no me creo ni una palabra”, lanzó la exlideresa, ante la perpleja mirada del ambientólogo y divulgador Andreu Escrivà, que también participaba en el programa.