“¿Usted se ha vacunado?”. “No voy a contestar a esa pregunta”, replicó Santiago Abascal, algo incómodo. “Yo me niego a declarar sobre un asunto de salud en público”, apostilló. Y ahí se desató la caja de los truenos. Ocurrió el 17 de septiembre en 'Las Mañanas de Federico', el programa de Jiménez Losantos, un espacio hasta ese momento nada incómodo para la extrema derecha. Fue casi al final de una larga conversación entre el locutor y el líder de Vox que había transcurrido entre risas y complicidades, en tono amable, en la que el periodista de Libertad Digital y esRadio se comprometió a seguir entrevistando al líder de Vox si su partido era “ilegalizado”. “Muchas gracias, Federico”, le replicó el dirigente de la extrema derecha, “pero si alguna vez ocurre eso, igual os cierran la radio también”. “Yo sé que entonces Vox nos defenderá, esto es un pacto de apoyo mutuo”, certificó Losantos en ese ambiente de camaradería.
Pero la plácida charla de amigos se truncó cuando uno de los colaboradores de Jiménez Losantos intervino para preguntar acerca de la postura del partido ante la campaña de vacunación. Abascal respondió así: “La postura oficial de Vox sobre la vacunación obligatoria es clara, hemos defendido siempre que en contra, que la vacuna debe ser voluntaria. También estamos en contra de la imposición de un pasaporte COVID para acceso a los locales de ocio o a los restaurantes que implique esa vacunación obligatoria”. Losantos le interrumpió para replicarle que vacunarse es “un acto de salud” y le recordó que “desde que hay vacunas no ha muerto ningún sanitario”. El periodista consideró “irresponsable” que el líder de Vox mantenga ese discurso dado que a su partido le votan “5 o 6 millones” de españoles, en los que influye. “Uno no puede entrar aquí sin vacunarse porque me contagia y me quedo sin redacción”, zanjó, mientras Abascal intentaba aclarar: “Yo no me he posicionado en contra de la vacuna, solo de que sea obligatoria”.
Desde hace diez días, los partidarios de uno y otro no han cesado de enzarzarse en las redes sociales. Losantos, todo un icono para la extrema derecha, pasó a ser considerado sospechoso para algunos de los seguidores de Vox, que lo han bautizado como “Federico vacunas” o “Pfizerico”, en alusión a la multinacional que patentó uno de los primeros antídotos contra el virus. “Todo mi apoyo a Santi por su postura ante los intentos de extorsión para vacunarnos. La libertad ante todo!!”. “Muy Santi, bravo, has estado maravilloso!! Federico, te equivocas, déjanos en paz con la puñetera Kakuna”. “Ver para creer, Federico censurando y casi persiguiendo la libertad de pensamiento y de elección”, le reciminaba una parte de los oyentes en los comentarios de esa entrevista en directo. El apoyo que recibió Losantos de otros dirigentes políticos, como Inés Arrimadas, no hizo sino azuzar el fuego.
“Hay una colección de psicópatas que se han puesto a la sombra de Vox”
Lejos de arredrarse, el locutor ha lanzado nuevas soflamas contra los antivacunas y algunos dirigentes de Vox. En sus arengas matinales ha lamentado que “según los negacionistas desde el 8 de marzo no ha habido virus, el mundo se volvió loco y fingió que moría”. “Este nivel de estupidez está llegando ahí y se mezcla todo. Unos dicen 'estamos contra unas vacunas'... otros que no están testadas... tu testa sí que no está testada. ¡Cuánto imbécil hay en este mundo!”, exclamó. “Libertad, dicen, eso no sé si es el mantra y algún tarado de Vox lo repite”. En su desahogo Losantos cargó contra “los imbéciles en cadena” y contra los que aseguraron luego que en aquella entrevista le hizo “una encerrona a Abascal”. “No, la misma que a Olona, a la que insultaron luego como a nosotros. Raro es que no le dijeron que quería estrangular a su hijo”, lamentó.
Pero la frase más dura llegó después: “Hay una colección de psicópatas que se han puesto a la sombra de Vox, que tienen que echarlos, exterminarlos, no pensar que es gente respetable. El maligno nunca es respetable. Hoy te sirve, mañana te mata (en las redes). La escoria hay que barrerla, la basura hay que quitarla y a las ratas y a las cucarachas hay que exterminarlas”, continuó, en referencia a todos los negacionistas y a cuentas de Twitter vinculadas a Vox que siguen lanzando bulos. Losantos se mofó además de los defensores del llamado MMS o dióxido de cloro –un compuesto sobre el que la Agencia del Medicamento advierte de que supone un grave riesgo para la salud–, a quienes llama “bebelejía” y también de los que creen que “esas vacunas son falsas” y con ellas “se está metiendo un chip a la gente para vigilarla”.
Las críticas arreciaron entonces contra el periodista, al que algunos acusaron veladamente de buscar también el patrocinio para su programa de los laboratorios que fabrican las vacunas.
Olona, también atacada
Otros dirigentes, como Marcarena Olona, también han sufrido el acoso en las redes sociales por haberse vacunado. Tanto ella como el propio Abascal llegaron a dar positivo en las pruebas del virus mientras el secretario general del partido, Javier Ortega Smith, estuvo ingresado y con cierta gravedad dado que a consecuencia del contagio sufrió un trombo.
Olona, secretaria general del grupo en el Congreso y abogada del Estado en excedencia, decidió subir una foto a Twitter del momento en el que recibía la primera dosis el pasado mes de julio en el hospital Zendal.
A raíz de esa foto, la dirigente de Vox recibió un sinfín de críticas en las redes sociales de perfiles que se declaraban votantes o seguidores del partido. Algunos abjuraban de haber votado a Vox y prometían no hacerlo nunca más; otros le advertían de la “decepción” que se iba a llevar cuando se diera cuenta “de que la vacuna no vale para nada”; también había memes con el exportavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, sentado en la sala esperando a Olona; los tuits más machistas criticaban el “estilismo” que había elegido la diputada para ese momento. Hasta llegaron a desearle que le diera “un trombo”, como relató en Libertad Digital la propia Olona después.
“Me vacuné porque soy mamá de un bebé y viajo muchísimo, pero me vacuné encomendándome porque no sabía si iba a tener un trombo al día siguiente. Lo que no imaginé es que tendría personas al día siguiente deseándome que me diera un trombo. Fue muy duro”, confesó en una entrevista concedida también a Jiménez Losantos. Pese a su decisión y a las amenazas, ella alega que si hay gente que teme a las vacunas es por la, a su juicio, “inseguridad” y la cadena de errores que ha transmitido el Gobierno de Sánchez. “Yo me contagié por fiarme del Gobierno y acudir a un acto público a principios de marzo de 2020, que se permitió porque el Gobierno dijo que no había riesgo”, aseguró en la entrevista en la que al final sentenció que “negar la pandemia me parece una barbaridad”. El acto público era un mitin de Vox.
También Juan Luis Steegmann, diputado y portavoz de Sanidad de Vox, igualmente vacunado, ha sido acusado de defender las vacunas porque cobra de varios laboratorios farmacéuticos, una afirmación que, según comprobó Maldita.es, no es cierta. El dirigente sigue recibiendo graves insultos en la red.
La ambigüedad de Espinosa de los Monteros
Mientras tanto, otros dirigentes del partido hacen equilibrios. Es el caso del portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros. Hace más de un mes reconoció haberse vacunado. Fue en una rueda de prensa en el Congreso cuando un periodista le inquirió sobre ello. Entonces desveló que había recibido la vacuna contra el coronavirus, aunque reconoció que otros miembros de su partido habían decidido no ponérsela “haciendo uso de su libertad”. “Los ciudadanos deben tener libertad para tomar la decisión que consideren más oportuna”, defendió. “Es que en eso consiste la libertad, en que gente adulta, informada, decida libremente sin que se lo impongan unos políticos que no saben más que los propios ciudadanos, es más, que saben menos, como se está demostrando estos días en los que se les está intentando decir a los españoles que no se pongan la segunda dosis de cierta vacuna en concreto, y los españoles se la están poniendo en contra del criterio del propio Gobierno, porque los expertos son los que nos han fallado”, afirmó.
La semana pasada, sin embargo, en una entrevista en TVE, Espinosa evitó ya confirmar que había recibido alguna dosis, e incluso puso en duda la efectividad de las vacunas. Lo dijo con estas palabras: “No pone en riesgo la vida de los demás si están vacunados, suponiendo que la vacuna sea efectiva”.
“Lo que dijo Abascal [en aquella entrevista con Losantos] me parece una respuesta elocuente. Si yo digo ahora que me he vacunado, entonces habrá gente que dice que estoy promocionando la vacuna; si digo que no me he vacunado, habrá gente que diga que soy antivacunas”, respondió. “Los médicos, científicos e incluso laboratorios farmacéuticos no se ponen de acuerdo sobre varias cosas, entre ellas, los efectos secundarios” del fármaco, añadió, apelando a “la libertad, que es la que deseo que tengan todos los españoles”.
La diputada de la Asamblea de Madrid y la teoría de la “imantación”
En el partido de extrema derecha conviven cargos públicos que se creen los bulos de los colectivos negacionistas. Tal es el caso de la diputada de Vox en la Asamblea de Madrid, Alicia Verónica Rubio, que hace unos meses se apuntó al bulo de que las vacunas contra la COVID generan efectos secundarios, como la imantación de objetos. Para demostrarlo, la diputada compartió en su cuenta de Twitter vídeos de personas que afirman que se les pegan objetos metálicos en los brazos tras recibir la vacuna. “Tengo bastantes vídeos de vacunados con imantación en el lugar de la vacuna. Me gustaría que me dijeran si esto está sucediendo o no. Y, si es así, ¿por qué sucede? Si no es así, ¿por qué se han confabulado tantos ciudadanos en contar este cuento?”, preguntaba Rubio. Ahora ya no es posible ver esos tuits porque la diputada se apresuró a hacerlos desaparecer. Pero las mofas no cesaron.
Vox pidió que fuera obligatorio vacunarse
Este lunes, el portavoz de la dirección nacional de Vox, el eurodiputado Jorge Buxadé, insistió en los mismos argumentos de Espinosa para justificar a los que no quieren vacunarse contra el coronavirus y teorizó sobre el derecho de los ciudadanos, incluyendo los padres de menores, a no hacerlo rechazando la vacunación obligatoria bajo cualquier circunstancia.
“Nuestro posicionamiento es la libertad”, sentenció en una rueda de prensa en la sede del partido. “Nosotros decimos 'libertad, para los adultos y para los menores', cuyos derechos los ejercitan sus padres”, clamó Buxadé.
En medio de la tormenta el partido de Abascal trata de hacer olvidar que en junio de 2020, cuando ya había estallado la pandemia, el grupo parlamentario presentó en el Congreso una proposición no de ley en la que defendía la vacunación “obligatoria de toda la población de 0 a 16 años para la prevención de patologías inmunoprevenibles”.
El portavoz de Sanidad de Ciudadanos, Guillermo Díaz, les sacó los colores.
Además, entre las denominadas “100 medidas de Vox para España” que la formación de extrema derecha presentó a modo de programa electoral, en el apartado de salud, el punto 56, afirma que “las vacunas infantiles serán obligatorias y gratuitas”. Tras el enfado de una parte de su parroquia, el partido defiende ahora que los progenitores sean los que decidan si vacunan a sus hijos contra la COVID-19 o no.