Izquierda Unida llegaba a la última semana de la precampaña electoral en un ambiente de euforia contenida y expectante. Tras las grandes dificultades que supuso la confección de la lista electoral que encabeza Willy Meyer, la organización había aparcado las cuitas internas para centrarse en un objetivo: demostrar (y demostrarse a sí misma) que son una opción alternativa al PSOE real.
Las encuestas privadas publicadas por los medios en las últimas semanas así lo indicaban: mientras el bipartidismo aparecía débil, tanto la coalición liderado por Cayo Lara como UPyD enseñaban los dientes. Sin embargo, dos elementos han caído como un jarro de agua fría en el arranque de la campaña: la moción de censura que presentó el miércoles el PSOE de Extremadura y la encuesta del CIS en la mañana del jueves.
El acto de apertura de la campaña en la noche del jueves congregó en el centro de Madrid a varios centenares de simpatizantes de IU. En un ambiente festivo, las principales figuras de la lista electoral lanzaron sus mensajes arropados por trabajadores de Coca-Cola y Airbus y por representantes de las mareas ciudadanas.
Mientras Meyer pedía el voto para derrotar “a la troika del PP y del PSOE”, las conversaciones giraban en torno a la “jugada electoral” de la moción de censura que anunció el día anterior Guillermo Fernández Vara, un misil teledirigido a la línea de flotación del principal mensaje que quiere trasladar IU a la opinión pública hasta el día 25: que el bipartidismo avala las mismas políticas, las que imponen el BCE, el FMI y la Comisión Europea, es decir, la troika.
“La dirección federal no puede hacer nada”, aseguraba un portavoz de la coalición: “Estatutariamiente pueden hacer lo que quieran”. Se refería a IU Extremadura, cuya abstención permitió al PP de José Antonio Monago llegar a un Gobierno que parecía imposible para la derecha. Corría 2011 y las bases de la federación regional optaron por no propiciar un Ejecutivo del PSOE. Entonces el revuelo fue mayúsculo y la intervención de Cayo Lara no sirvió para nada.
Nadie en la coalición quiere adelantar qué ocurrirá el próximo 14 de mayo cuando, en plena campaña, se debata la moción de censura en el Parlamento extremeño. Ante cualquier pregunta, se hace el silencio y se masculla una suerte de mantra: “Esperemos que entren en razón”, “nosotros intentaremos convencerles”, “al menos, que se abstengan”.
Un día después de la sorpresa extremeña, el CIS publicaba su encuesta para las europeas y anticipaba unos resultados modestos para IU: cinco eurodiputados con un 9,3% de los votos. Modestos para las expectativas generadas entre las bases de la coalición ya que, objetivamente, la previsión implica que la lista, integrada también por ICV, Anova y EUiA, multiplica los resultados de 2009, cuando obtuvo dos representantes y un 3,7% de los sufragios.
La encuesta elevó un punto el pesimismo, contrarrestado por las arengas de los representantes de las mareas blanca y verde. Aunque el recurso de la 'cocina' del organismo público, al que se agarran de forma habitual todos los partidos que no salen bien parados en sus barómetros, siempre sale a la luz, algunos dirigentes presentes en el acto se mostraron alicaídos. “El problema de la encuesta del CIS es que son 4.000 entrevistas. La fiabilidad es muy alta”, señalaba un cuadro medio de la coalición. En realidad, fueron más de 4.700. Ni siquiera el consuelo de los nuevos partidos que han surgido en los últimos tiempos vale: de todos ellos, la encuesta oficial solo otorga representación, un escaño, a Podemos.
Otros cargos señalan que el sondeo del CIS es bueno para IU en términos históricos y recuerdan otras citas electorales en las que unos aceptables resultados quedaron ensombrecidos por unas esperanzas previas difíciles de cumplir. El propio candidato, Willy Meyer, llamaba a bajar la euforia una semana después de su ratificación el pasado mes de marzo en una entrevista en TVE en la que aseguró que para él sería aceptable doblar la representación lograda en Estrasburgo en 2009.
En cualquier caso, en Olimpo (la sede de IU) tanto miedo deben de dar las altas expectativas como la desmovilización que una mala encuesta puede suponer, y el viernes salió al paso con una encuesta interna que vaticina entre siete y nueve representantes en Europa para la lista de La Izquierda Plural.
El sondeo prevé una caída del bipartidismo de 20 puntos de la que se beneficiarían principalmente IU y UPyD y anticipa una transferencia de votos del PSOE a la coalición que dirige Cayo Lara y que, en caso de recogerlos y sostenerlos, podrían impulsarles de cara a las elecciones municipales y autonómicas y generales previstas para la segunda mitad de 2015.