Reivindica el “deber de memoria” en cada respuesta y esos “pueblos” de los que habla la Carta de las Naciones Unidas. Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934) es un defensor de la palabra y la negociación frente a la fuerza y las armas. Fue director de la UNESCO de 1987 a 1999 y ahora preside la Fundación Cultura de Paz. Durante su conversación con elDiario.es, apuesta con vehemencia por un multilateralismo en el que todas las partes tengan voz, pero no veto, y en el que la sociedad civil pueda participar de tú a tú con los Estados.
Más de cuarenta días después de la invasión rusa de Ucrania, pide recapacitar sobre si el envío de armas a Kiev ha servido para algo y propone a la Unión Europea como interlocutora con Moscú, en lugar de la OTAN. Además, cita en varias ocasiones al primer ministro sueco Olof Palme, asesinado en 1986, para reclamar acercarse a Rusia “con la neutralidad y no con las armas”.
Llevamos años viendo guerras en Irak, en Siria, en Afganistán, en Yemen... pero ninguna ha impactado tanto a la sociedad como la ucraniana. ¿Nadie supo prever esta guerra en Europa?
Sí se supo prever y hace ya mucho tiempo. Desde que los acuerdos de Minsk no se cumplían ya estaba rondando la posibilidad de que existiera esta situación creada sobre todo por la OTAN, que ha ido desplazando progresivamente su actuación hacia el Este. La Unión Europea no ha sido prácticamente interlocutora, lo ha sido Estados Unidos, porque preside la OTAN. La capacidad de negociación tiene que depender siempre de la libertad, la democracia y el diálogo y esto no ha existido en este caso, porque se hace entre instituciones (la UE y las Naciones Unidas) que no pueden expresarse libremente porque tienen derecho a veto. Lo primero ahora es hacer un alto al fuego para parar esta barbarie y al mismo tiempo, y sin disminuir ni un ápice la responsabilidad de Putin, 'deber de memoria'.
Hay periodistas sobre el terreno documentando los ataques contra civiles en Ucrania. ¿Qué posibilidades tiene la Corte Penal Internacional de juzgar a Rusia por los crímenes de guerra?
Yo soy muy partidario de que de que la Corte Penal Internacional funcione y que todo el mundo la acepte, porque ha habido un descrédito de todo lo que tiene que ver con las Naciones Unidas. Yo he sido director general de la UNESCO durante 12 años y se lo puedo asegurar. Lo que tenemos que hacer es fortalecerla y, en la medida en que se pueda, penalizar a Rusia por estas actividades que ha tenido. Por otra parte, recordemos todas las guerras. No podemos hacer excepciones. Por fortuna, sabemos lo que está pasando en Ucrania y hay que castigarlo, pero ¿por qué no tenemos información de lo que está ocurriendo en Yemen? ¿qué está pasando ahora mismo en Siria? ¿por qué dejamos que se ahoguen en el Mediterráneo los migrantes de Libia?
"Lo primero para un alto al fuego es que la OTAN deje de ser el interlocutor con Rusia y pase a serlo la Unión Europea. Tenemos que dejar de hablar en términos militares para hablar en términos civiles y de responsabilidad compartida"
La guerra en Ucrania dura ya más de un mes y medio y no parece que vaya a resolverse pronto. ¿Cómo se puede articular ese alto al fuego que mencionaba?
Lo primero es que la OTAN, que es una institución militar, deje de ser el interlocutor con Rusia y pase a serlo la Unión Europea. Esto es cosa de la UE, no de la OTAN. Tenemos que dejar de hablar en términos militares para hablar en términos civiles y de responsabilidad compartida. Este sería un buen momento para hacer una pausa y decir que esto va a acabar mal porque estamos enviado únicamente armas, más armas y más armas. Ahora lo que hacen falta no son más armas, sino más palabras.
¿Cree que solo con eso ya se podría gestionar un alto al fuego? Hay quien puede pensar que es una idea algo utópica.
Podría ir acompañado de un reconocimiento por parte de la OTAN de que quien tiene que tomar la palabra es la UE y que quien debe tener un papel en que se eviten los vetos son las Naciones Unidas. Somos 196 países y tenemos derecho a hablar los 196. Desde el G-6 de Reagan en los años 80, hemos estado con el G-6, el G-7, el G-20... ¿qué es eso? Ya sabemos que todos estos 'G' en realidad son un G-1. Somos 196, vamos a cambiarlo entre todos.
Lo que Ucrania está pidiendo ahora mismo son armas.
No quiere decir que a mí me parezca bien todo lo que pide Ucrania, lo que me parece muy mal es que haya habido una intervención militar cuando se tenía que haber resuelto por la palabra. Hay que reconocer que hay unos acuerdos en Minsk que no se están cumpliendo y que se firmaron precisamente para evitar lo que está sucediendo. Desde el origen de los tiempos siempre hemos visto la guerra. Ahora tenemos que decir, de una vez, si vis pace, para verbum. Prepara la palabra, prepara la capacidad de negociación. Pero esa negociación no se hace con bombas, sino sentándose y buscando las fórmulas. Ahora, por ejemplo, Ucrania ya acepta la neutralidad, que ha sido el origen de todo este jaleo.
El envío de armas a Ucrania ha supuesto un choque entre los partidos del Gobierno. Usted compartió un acto con la ministra Belarra. ¿Cree, como ella, que la guerra ha despertado un “furor belicista”?
No. Aquí está todo el mundo, todo el día, hablando de que hay un gobierno de coalición. Un gobierno de coalición es precisamente de coalición. A mí me parece muy bien que haya puntos de vista distintos y me parece muy bien que al final haya un predominio y una resolución democrática en el seno del Gobierno sobre qué es lo que se va a hacer y que el presidente tenga las facultades resolutivas que tiene que tener. Pero esto no es culpa de España. Desde el primer momento se ha dicho que hay que tener una gran capacidad de recepción para los refugiados y que hay que enviar armas. Enviar armas es muy peligroso porque fomenta la guerra en lugar de potenciar la negociación. Si desde el principio toda Europa y todas las naciones le hubieran dicho a Putin que parase porque íbamos a llegar a un acuerdo y Ucrania no podía pertenecer a una organización militar, que estaba muy claro desde el principio... pero no han ido las cosas por ahí y ha habido esa visión de que tenía que haber enfrentamientos, que es un disparate.
Se argumentaba que dar esa respuesta suponía vulnerar la soberanía de Ucrania.
Exacto, pero la soberanía de Ucrania no puede interpretarse exclusivamente en términos militares. Que Ucrania no iba a pertenecer a la OTAN era algo que se venía procurando desde hacía muchos años. Olof Palme ya advertía de que no nos acercásemos a Rusia con las armas, sino con la neutralidad, se firmaron los acuerdos de Minsk, estaban los acuerdos de Gorbachev cuando se suprimió el pacto de Varsovia. Yo lo que digo es que tenemos que tener 'deber de memoria' y saber lo que ha pasado. Aquí han sucedido muchas cosas y en los últimos años ha habido muchos accidentes en la democracia a escala mundial. Vamos a ponernos a pensar y vamos a ser responsables.
"Hay que acabar con esta gobernanza plutocrática y neoliberal y establecer un sistema multilateral, unas Naciones Unidas sin vetos, con una democracia real, genuina, a escala personal, local, regional e internacional"
Usted es un firme defensor de un nuevo multilateralismo
Por primera vez, es posible ese “nosotros, los pueblos” con el que empieza la Carta de las Naciones Unidas y gracias a la tecnología podemos expresarnos. Ya no tenemos que estar callados. Tenemos que decir que no queremos que siga habiendo una gobernanza plutocrática a escala mundial. Que se ha acabado que las Naciones Unidas sean únicamente una institución humanitaria sin capacidad de negociar si una de las partes establece, como ha sucedido, el veto y que la Unión Europea esté callada porque la que tiene toda la palabra es una institución militar llamada OTAN. También hemos olvidado totalmente nuestras responsabilidades en relación a la habitabilidad de la Tierra y de la aplicación de la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Tenemos que decir ya todos los ciudadanos que no queremos más una gobernanza que desprecie lo que a nosotros nos parece fundamental.
Ahora, lo primero, es el alto al fuego y el inicio de un proceso de paz pero, al mismo tiempo, 'deber de memoria'. Hay que acabar con la gobernanza que tenemos en estos momentos, plutocrática y neoliberal, y establecer un sistema multilateral, unas Naciones Unidas sin vetos, con una democracia real, genuina, a escala personal, local, regional e internacional. Eso es lo único que podría resolver la situación.
¿Eso es posible con un actor como Putin en el tablero internacional?
Claro que es posible. Si hubiera esta reacción a escala mundial, claro que sí. Como Putin y como tantos otros. Fíjese en Hitler o en Mussolini. Tenemos que pensar que hay soluciones y que estas soluciones no son las de la fuerza, sino las de la democracia, la negociación y la palabra. Ahora tenemos la capacidad de movilizarnos.
Usted aboga por una nueva composición de la Asamblea General de las Naciones Unidas. ¿Cómo sería ?
Como ahora, cada país tendría un representante, pero se multiplicaría por dos el número de asistentes y el resto serían miembros de la sociedad civil, que representen a la gente. Sería lo que dice la Carta de las Naciones Unidas, “nosotros, los pueblos”. Lo que no tienen esos pueblos es veto, ninguno. Tiene que tener un reparto equilibrado y ponderado. No puede ser que el peso del voto de la India sea el mismo peso que el voto de España. Tiene que haber un equilibrio. Lo único que se necesita es decir que queremos un sistema democrático, en lugar de tener esta gobernanza plutocrática a escala mundial.