El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, tiene a su grada inquieta. El líder de la oposición ha imprimido un cómodo ritmo a su aterrizaje en Madrid desde que el pasado 2 de abril fuera confirmado al frente de la organización. Desde entonces apenas ha avanzado en lo interno. Aquel mismo fin de semana en Sevilla designó a su círculo más cercano de colaboradores en la sede nacional. Pero sigue pendiente de nombrar a los secretarios de área, tiene sin definir las portavocías, además de los responsables sectoriales parlamentarios, ha aplazado una reunión con los grupos e, incluso, planteó su propia llegada al Senado para el mes de junio. Pero con el viento a favor en las encuestas, y cierto nerviosismo entre sus filas, el gallego ha decidido pisar el acelerador.
La agenda de Feijóo se aprieta en las próximas semanas. El lunes 23, el presidente del PP ha convocado a su Comité Ejecutivo Nacional (CEN), al que asistirán todos los barones, y en el que se terminará de perfilar el organigrama del partido. Feijóo comunicó el pasado 3 de abril la composición del Comité de Dirección. La ejecutiva, los cargos que cada semana determinan la estrategia política y mediática de la formación: la secretaria general, el coordinador y cinco vicesecretarios. Siete personas en total. Desde entonces, silencio orgánico.
El equipo de asesores de Feijóo quiso taponar el debate interno que había abrasado a su predecesor, Pablo Casado. “El partido no es noticia”, respondían a los periodistas que preguntaban por los tiempos del dirigente gallego. Como su referente político, Mariano Rajoy, Feijóo ha hecho del control de los tiempos uno de sus principales rasgos. Para bien y para mal, porque entre los cargos del PP comenzaba a cundir el nerviosismo e incluso la desesperación.
Los mismos diputados que en las primeras semanas se dejaban querer en los corrillos del Congreso para alabar la templanza y el saber hacer de Feijóo han dado muestras en los últimos días de que la impaciencia comenzaba a instalarse entre quienes aspiran a ocupar puestos de responsabilidad al menos en lo que resta de legislatura. El presidente del PP mantiene en la interinidad a todos los cargos parlamentarios, desde los portavoces de Congreso y Senado a los responsables de las diferentes materias.
Algunos, incluso, verbalizaron su miedo a ser señalados por hablar con los periodistas. Un temor que debe de estar extendido por el PP a tenor del ensordecedor silencio que provocó el pronunciamiento del número tres, Elías Bendodo, de que “España es un Estado plurinacional”. Incluso Isabel Díaz Ayuso dejó pasar la oportunidad de reivindicar su “Madrid es España”, aunque es probable que no se repita en el congreso de encumbramiento de este fin de semana.
El lunes comenzarán a disiparse estas dudas con el nombramiento de los secretarios de área (Justicia, Interior, Análisis y Programa, Igualdad, etcétera). Este paso además permitirá fichar al personal que asistirá a estos cargos y cuyos contratos dependen directamente del mandato de cada secretario. Desde el 2 de abril, en la sede del edificio del número 13 de la madrileña calle de Génova hay muchas mesas y sillas vacías.
El martes, 24 de mayo, por la tarde se producirá la designación de Feijóo y del vicesecretario de Organización Territorial, Miguel Tellado, como senadores por parte del Parlamento de Galicia. La fecha y hora de celebración del Pleno se confirmó este miércoles. Este mismo jueves, menos de 24 horas después, el equipo del dirigente gallego abría la puerta a anticipar su llegada a la Cámara Alta, prevista en principio para la primera semana de junio. Feijóo podría tomar posesión el mismo miércoles 25 de mayo, lo que iniciaría el proceso de recomposición del grupo parlamentario en el Senado. Además, merced al artículo 66 del Reglamento del Congreso, podría asistir a todas las sesiones del Congreso sentado entre los diputados, aunque sin intervenir.
El jueves, 26, está prevista la comparecencia monográfica del presidente, Pedro Sánchez, para informar del espionaje con Pegasus. Fuentes próximas a Feijóo desinflan las opciones de que el presidente del PP busque algún tipo de golpe de efecto que le permita su condición de senador. Son muchos los que recuerdan el calvario que pasó el propio Sánchez para ubicarse desde que fue reelegido como secretario general hasta la moción de censura que lo colocó en Moncloa. En ese tiempo, sin presencia parlamentaria, su labor de oposición flaqueó.
El primer cara a cara entre ambos, así, no llegará hasta el mes de junio. El presidente suele asistir a una sesión de control al Gobierno en el Senado. Ese mes, hay dos días posibles: el 7 o el 21.
Feijóo vive un momento dulce tras su llegada a la Presidencia del PP. Las encuestas le sitúan empatado con el PSOE, en el peor de los casos. Hay sondeos que aventuran una amplia mayoría absoluta si suma sus diputados a los de Vox. Incluso el tan criticado CIS plantea en su último barómetro mensual un empate técnico. En el PP se alborozan en que ni siquiera la “cocina” de José Félix Tezanos puede maquillar el efecto Feijóo.
Este fin de semana se cierra el traspaso de poderes en Galicia. Feijóo cede el cetro de su PP a Alfonso Rueda. En Madrid, mientras, Ayuso ascenderá al liderazgo del PP regional, que también era ya suyo tras su triunfo el 4M. Una entronización que se llevó por delante a (casi) toda la dirección nacional previa, Pablo Casado incluido. Dos relevos que la número dos del partido calificaba este jueves como “un ejemplo para la sociedad española de cómo funciona el PP”.