Feijóo desbarata la estrategia del PP al abrirse a una moción de censura con Puigdemont

Aitor Riveiro

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“No le voy a presentar una moción de censura en estos momentos porque ha comprado el apoyo de sus socios con la dignidad de todos los españoles”. La frase la pronunció el pasado 28 de abril Alberto Núñez Feijóo. Ese día, Pedro Sánchez anunció su intención de seguir al frente del Gobierno tras un periodo de “reflexión” de cinco días. Un mes después, y a una semana de las elecciones europeas, el líder del PP no quiso este lunes descartar que recurrirá a una “herramienta” que, en sus propias palabras, puede ser “útil” en “el contexto adecuado”. Hace apenas una semana pidió elecciones anticipadas.

Las palabras de Feijóo durante una entrevista en Antena 3 provocaron la reacción del PSOE, que salió en tromba contra el líder del PP ya que no tiene números sobre la mesa para una moción de censura. Sus 136 diputados, sumados a los 33 de Vox y al de UPN, suman 170. Si Coalición Canaria volviera a apoyar a Feijóo, 171. Estarían a cinco de la mayoría absoluta (176 diputados) que exige el Reglamento del Congreso para desbancar al presidente del Gobierno, por lo que el PP tendría que sumar a alguno de los actuales aliados del Ejecutivo: PNV (5), EH Bildu (6), Junts (7) o ERC (7). 

El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, criticó que a Feijóo “le da igual cómo y con quién”. “Lo único que quiere es un Gobierno con Abascal de vicepresidente”, dijo en Twitter. También el ministro de Justicia, Félix Bolaños, cargó contra la “campaña” del PP contra la amnistía: “Es un engaño total, son capaces de pactar con la ultraderecha en Europa y con la ultraderecha en España, y pedirle por favor a Puigdemont que les apoye. Su campaña contra la amnistía es puro teatro”.

También desde el otro socio de la coalición de Gobierno, Sumar, señalaron el “nerviosismo” del PP. Su portavoz, Ernest Urtasun, dijo que las declaraciones de Feijóo “demuestran dos cosas”. “Por un lado, la impotencia de Feijóo ante un gobierno progresista y en segundo una muestra de nerviosismo por unas perspectivas electorales cada vez más exiguas para el PP”, apuntó.

Feijóo ya intentó una aritmética similar para su investidura fallida, en de 2023. Pese a que Vox se comprometió públicamente a apoyar al candidato del PP sin reclamar su parte en un Gobierno de coalición (una idea que en privado luego han desechado), Feijóo no pudo sumar ni un solo voto. Y perdió. El líder del PP lo intentó, y mucho. Sus opciones más factibles eran convencer a las derechas vasca y catalana, PNV y Junts. Con los primeros hubo reuniones ocultas, “discretas”. Es decir, sin comunicar de forma inicial. Pero tampoco se negaron los acercamientos. 

Aquello no salió bien y Feijóo se lo tomó casi como una ofensa personal. Desde que el PNV le negara su apoyo (posición que el partido nacionalista mantuvo inamovible en público), el líder del PP elevó la presión e incluso intentó ridiculizarles en algunos debates con frases que intentaban atraer a parte del tradicional votante conservador vasco. Incluso provocó que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, le espetara en una intervención parlamentaria: “Algún día quizá contaré lo que nos llegaron a ofrecer”.

Lo que sí ocultó todo lo que pudo el PP fueron sus contactos con Junts. De hecho, los de Feijóo solo han asumido las conversaciones a golpe de informaciones periodísticas. Primero fue un “contacto informal” en el ámbito de la política municipal de Barcelona. Luego se reconocieron contactos autonómicos. Hasta que Esteban González Pons, uno de los principales colaboradores de Feijóo, confesó que él mismo había hablado con Carles Puigdemont.

De la amnistía a los indultos

El PP nunca desveló qué le ofreció a Puigdemont por darle sus votos a Feijóo. Hasta que el expresident amenazó desde Bruselas con desvelar el contenido de aquellas conversaciones.

Fue en el arranque de la campaña de las elecciones gallegas del pasado mes de febrero. Y la respuesta llegó a los pocos días. Una fuente de primer nivel de la dirección del PP confirmó que el partido había estudiado “durante 24 horas” la amnistía para Puigdemont. Una opción que, siempre según esta versión, se descartó inmediatamente. 

Pero había un plan b: los indultos. Una opción con implicaciones: entrega, sometimiento a la Justicia, acatamiento de la pena y, tras cumplirla en parte, solicitar el perdón del Gobierno. No está claro si el PP se lo ofreció a Junts, si estos lo rechazaron o si es una opción todavía sobre la mesa.

Lo que sí quedó establecido fue que el PP también buscó una fórmula para lograr la “reconciliación” en Catalunya y que implicaba un apoyo a la investidura de Feijóo. También que entre ambos partidos existe una “interlocución” difícil de concretar.

Adelanto electoral o censura

Feijóo se lamenta de su suerte desde que perdió la investidura, de la que apenas le separaron un puñado de escaños. El líder del PP acusa a Vox de haber impedido su triunfo al dividir el voto de derechas, y también a los partidos nacionalistas de derechas por ser rehenes de Sánchez.

Desde entonces, Feijóo ha animado o descartado la idea de una moción de censura. En función del día. “Si la legislatura colapsa, presentaré una moción de censura para convocar elecciones”, dijo el pasado mes de diciembre en una entrevista con la agencia Colpisa. “Con independencia de que salga o no”, añadió.

En abril negó esta opción, en plena tormenta por la decisión de Sánchez sobre su futuro al frente del Gobierno. Entonces no hizo falta preguntarle. Fue él mismo quien en una comparecencia ante la prensa cerró la puerta a una moción de censura. “Adelanto que no le voy a presentar una moción de censura en estos momentos porque ha comprado el apoyo de sus socios con la dignidad de todos los españoles”, dijo.

Desde la “reflexión” de Sánchez, la estrategia del PP pasa por dar por amortizada la legislatura. Los de Feijóo defienden que el Gobierno solo ha podido sacar adelante la ley de amnistía (una afirmación incorrecta), y atacan al Ejecutivo por no haber presentado siquiera el proyecto de Presupuestos para 2025.

En este contexto, Feijóo reclamó a Sánchez en la apertura de la campaña la disolución de las Cortes y una convocatoria electoral anticipada. Es la misma tesis que ha defendido su candidata para el 9J, Dolors Montserrat, quien en una entrevista para el grupo Prensa Ibérica respondió a una pregunta expresa sobre la moción de censura: “Nosotros nunca, jamás, ni vamos a ser el salvavidas de Sánchez ni el de Puigdemont. Nosotros no vamos a vender nuestros votantes ni les vamos a defraudar”.

Este mismo lunes, en una entrevista en El Mundo, Feijóo ya no fue tan tajante y no negó completamente la opción de una censura a Sánchez. En Antena 3 pasó a ser una “herramienta útil” a usar en función del “contexto”. La frase de Feijóo desató nervios en las filas del PP, que intentaron redirigir los titulares con mensajes a algunos periodistas con los que intentaron matizar las palabras de su jefe de filas.

Incluso en Vox dejaron la puerta abierta a sumar sus votos a los de Junts, siempre que no pidan nada a cambio. “Sabemos que eso no va a ocurrir”, dijo su portavoz. “Los separatistas gratuitamente no hacen nada ni han hecho jamás nada por el bien de España”, añadió, aunque quiso dejar “claro” que la extrema derecha española es “incompatible con Junts”. La respuesta, después de las elecciones del próximo domingo.

Por la tarde, Feijóo tenía previsto un acto de Santa Cruz de Tenerife. Allí no citó expresamente la polémica de la moción de censura, pero dejó dos frases para la hemeroteca. “Vox y el PSOE se han aliado para tumbar el presupuesto del Ayuntamiento de Sevilla”, lamentó. “La campaña de Vox parece que está diseñada por Sánchez”, dijo.

Feijóo anunció algunas de sus medidas estrella en materia de inmigración para el 9J, como exigir a las personas “que vengan a trabajar” un “compromiso de adhesión” a los “valores europeos”. El líder del PP volvió a relacionar migración con delincuencia, y asumió el marco que la extrema derecha ha impuesto en Europa en los últimos años.

El líder del PP se refirió a Puigdemont, aunque sin citarlo. “Manda un prófugo de la Justicia y el presidente le obedece porque es presidente gracias al prófugo”. Y zanjó: “Es curioso que los que no quieren ser españoles decidan quién es el presidente de España”.