El PP ha tardado 72 horas en chocarse con su primera contradicción tras llegar a un pacto de gobierno con Vox. Ha sido a cuenta de la violencia de género de la que el partido de Santiago Abascal reniega y cuya negación se ha hecho explícita este viernes a través del número 2 de la formación en la Comunidad Valenciana. “La violencia de género, la violencia machista no existe”, ha declarado a los periodistas José María Llanos. Cuando el asunto comenzaba a salir en todos los informativos de mediodía, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo ha reaccionado a través de Twitter asegurando que la “violencia de género existe” y pidiendo no dar “ni un paso atrás”. No obstante, sus palabras llegan después de que su partido haya rubricado, con su consentimiento, un acuerdo con la extrema derecha en el que aluden a la “violencia intrafamiliar” y no a la de género.
“La violencia de género existe y cada asesinato de una mujer nos conmociona como sociedad. Desde el Partido Popular no daremos ni un paso atrás en la lucha contra esta lacra”, ha expresado el candidato del PP a la presidencia del Gobierno en un tuit que concluye con un enigmático: “No vamos a renunciar a nuestros principios, cueste lo que nos cueste”. Génova ha avalado el acuerdo suscrito en la Comunidad Valenciana.
Sus palabras han sido replicadas a continuación por el portavoz de la campaña, Borja Sémper, elegido por Feijóo por tener apariencia de un perfil más moderado. “Cero bromas con lo serio. Ni un paso atrás, cueste lo que cueste”, ha dicho siguiendo el argumento de su jefe de filas, aunque por el momento la dirección nacional ha avalado el pacto con Vox que, entre otras cosas, elude la violencia de género al referirse a la violencia intrafamiliar.
Génova ha dado el visto bueno a ese acuerdo, a pesar de dejar fuera la violencia machista, que sólo en lo que va de año se ha cobrado la vida de 20 mujeres (1.204 han sido asesinadas desde 2003, cuando comenzaron a registrarse). “Respeto absoluto a nuestros compañeros”, señalaban hasta ahora en la dirección nacional.
Y es que el PP ha asumido el marco ideológico de la extrema derecha para pactar gobiernos autonómicos y municipales. Así, el acuerdo que llevará a Carlos Mazón al Palau de la Generalitat incluye la derogación de las leyes de memoria histórica o la creación de una oficina 'antiocupación'. También suprimirán en la Comunidad Valenciana el mismo requisito lingüístico que el propio Feijóo implantó en Galicia.
El propio Mazón ha salido al paso de las palabras del que será su socio de gobierno. “La violencia de género y la violencia sí existen. Es una lacra contra la que no voy a dejar de luchar. El Gobierno que presida no solo no va a dar un paso atrás, sino que reforzará cualquier medida de protección sobre la mujer contra cualquier forma de violencia”, ha asegurado tras haber aceptado el discurso de Vox en su acuerdo programático.
En lo que respecta a la violencia de género, el PP ha asumido el posicionamiento de Vox más allá de lo discursivo. Por ejemplo, en Andalucía se puso en marcha un “teléfono de atención a las víctimas de la violencia intrafamiliar” por exigencia de la ultraderecha a Juanma Moreno Bonilla. En Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que tiene de vicepresidente al ultra Juan García-Gallardo, aceptó una Ley de Violencia Intrafamiliar como parte del acuerdo con Vox que le permitió retener el poder tras adelantar las elecciones en 2022. El PP dijo no estar de acuerdo, pero lo aceptó, con el gasto correspondiente.
En Andalucía, Murcia o Madrid, el PP asumió el denominado PIN parental en los colegios impuesto por la extrema derecha, que supone el control ideológico de las materias curriculares que se imparten en la educación pública en asuntos relacionados con la igualdad o los derechos de las personas LGTBI.
El PP ha cedido a Vox el control de la cartera de Cultura en la Comunidad Valenciana al torero Vicente Barrera, que será el vicepresidente, y también en ciudades como Burgos. En el caso de Elche, que fue el primer pacto suscrito, parte del entendimiento ha pivotado en torno a salvar una cruz en homenaje a “Los Caídos” en la contienda provocada por el levantamiento fascista de 1936.