Feijóo invoca en Valencia al PP del pasado ante las elecciones de mayo

Aitor Riveiro

Valencia —
4 de febrero de 2023 20:31 h

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El PP cerró este sábado en Valencia el experimento que inició en el verano de 2018 con la elección de Pablo Casado como jefe de filas. De intentar romper con un pasado plagado de casos de corrupción a echarse en brazos de la generación que dirigió aquél partido. Un PP que comenzó a tocar poder de verdad en las elecciones municipales de 1995 y fue desalojado de Moncloa con la primera moción de censura victoriosa de la democracia, en 2018. Casi tres décadas después de aquellos comicios que propulsaron el proyecto de Aznar, el PP lanza en la capital valenciana la precampaña de los comicios locales del próximo mes de mayo. Alberto Núñez Feijóo ha rescatado para la ocasión a algunos de los pesos pesados de hace 30 años: Aznar, Rajoy, Rudi, Villalobos, ... Y una presencia espiritual que ha sobrevolado la primera jornada del encuentro: Rita Barberá.

El PP ha convertido su convención intermunicipal en un acto de desagravio con la que fuera alcaldesa de Valencia y uno de los principales referentes del PP que llevó a José María Aznar a la Moncloa en 1996. El partido no se ha recuperado anímicamente de la muerte de Barberá en noviembre de 2016: sola, en una habitación de hotel, después de renunciar por petición directa de Mariano Rajoy a la militancia del que había sido su partido desde su fundación como Alianza Popular de la mano de siete exministros franquistas.

Siete años después, la causa judicial que acorraló a Barberá sigue abierta y quien fuera su mano derecha, Alfonso Grau, se sentará en el banquillo junto a otros altos cargos de entonces por la financiación de las campañas electorales del 2007 y del 2011, en las que el PP manejó millones de euros en entregas opacas de contratistas municipales al margen de la contabilidad oficial.

“La mejor alcaldesa del mundo”, en palabras de Celia Villalobos, exalcaldesa de Málaga, una de las referentes que ha recuperado Feijóo para este cónclave, y que insiste en la estrategia del PP de dividir el feminismo en dos, uno bueno y otro malo. Bajo el título “El municipalismo llegó de manos de nuestras alcaldesas”, Villalobos ha compartido escenario con Luisa Fernanda Rudi (alcaldesa de Zaragoza en aquel 1995) y Teófila Martínez (Cádiz).

Las tres, compañeras generacionales de Barberá, tuvieron palabras de recuerdo para la fallecida exalcaldesa de Valencia. “Falta una persona que fue destrozada por un partido que no se merece gobernar”, dijo Villalobos, mientras Rudi reveló que cuando Aznar le encomendó la candidatura por Zaragoza ella respondió que no sabía nada de municipalismo. “Ya lo aprenderás”, le replicó el por entonces líder del PP. Rudi llamó a Barberá para pedirle consejo. “Tienes que estar siempre de guardia, como una funeraria”, le replicó la entonces alcaldesa de Valencia.

Casi todos los intervinientes de la jornada tuvieron una palabra de recuerdo para Barberá. Desde José Luis Martínez Almeida a Cuca Gamarra, quien inauguró la jornada con una frase que anticipaba el tenor del resto del día: “Rita va a seguir con muchísima atención esta intermunicipal”.

Feijóo intenta recoser así el hilo que se propuso romper Pablo Casado en 2018. Unos años antes, como vicesecretario de Comunicación de Mariano Rajoy, fue quien asumió en primera persona la estrategia de separación de la dirección nacional que dirigía el gallego del goteo continuo de escándalos de corrupción que asediaban al partido del Gobierno. El expresidente del PP, de cuya defenestración está a punto de cumplir un año, consideraba en 2016 “insuficientes” las explicaciones de Barberá. Su diagnóstico era compartido por quien fue luego su portavoz en el Senado, Javier Maroto, quien hoy mantiene el cargo con Feijóo al frente.

La presencia de Barberá en el cónclave de Valencia contrasta precisamente con la atronadora ausencia de un Casado con el que el que su partido pone cada vez más y más distancia. Mientras el PP de Feijóo se pone en pie para aplaudir la memoria de la exalcaldesa, ni los que estuvieron más cerca del expresidente del partido guardan hoy poco más que palabras de aprecio y condescendencia con quien una vez fue su jefe.

De hecho, sí hubo referencias veladas, pero al final de la jornada y quizá por quien menos se podía esperar. Rajoy, quien elevó a Casado al Comité de Dirección tras la irrupción de Podemos y, después, de Ciudadanos, dejó un mensaje cifrado en el discurso con el que clausuró la jornada: “Feijóo no ha confundido regeneración con juventud, ni cambio con inexperiencia. Ha buscado a los mejores, sea cual sea la edad, sean estos quienes sean y vengan donde vengan”.

Aznar y Rajoy, otra vez juntos

El discurso de Rajoy, el más largo del día, sirvió también para que el expresidente del PP se reconciliara consigo mismo, aunque sin asumir un gramo de responsabilidad en el final de Barberá. “Echamos de menos su energía y vitalidad. Transformó la ciudad, la puso en el mapa. La calumniaron, la acusaron y le amargaron la vida injustamente porque no podían ganarle en las urnas [perdió las elecciones de 2015]”.

Hoy el referente es Feijóo. Y todos están volcados en su carrera a la Moncloa. El quid pro quo es evidente: el impulso inicial de Feijóo cuando llegó a la planta noble del 13 de la madrileña calle de Génova catapultó a algunos candidatos, que ahora le tienen que de volver el favor.

Mayo es crucial para las aspiraciones del gallego, pero su efecto anda de capa caída. La Comunidad Valenciana es el nuevo gran objetivo, toda vez que Castilla-La Mancha parece muy difícil para Paco Núñez. Carlos Mazón, el candidato del PPCV para batir a Ximo Puig, es también un remedo de aquel partido que en 1996 llenó el antiguo campo de fútbol de Mestalla. Un mitin histórico, en plena ola que llevó a la derecha por primera vez al gobierno en democracia. Pero que fue uno de los epítomes de la corrupción del PP: organizado por El Bigotes y bajo la lupa de la justicia.

Financiaciones aparte, aquél acto constató el empuje de un PP que Aznar había tramoyado hacia el centro. Decenas de miles de personas llenaron un campo de fútbol en una campaña que llevó a la derecha a Moncloa. Aquél gobierno contó de forma continua con la presencia de Rajoy, quien acabó heredando el liderazgo de Aznar.

La alocución de Rajoy vino precedida de otra la de José María Aznar. Ambos juntos de nuevo en un escenario en un acto del PP. Por primera vez desde 2015, cuando el expresidente original le echó en cara a su sucesor que no hubiera respetado su herencia. La reunión debió producirse en el congreso de Sevilla del año pasado, pero el Covid lo impidió. Ahora, ambos han arropado a un Feijóo que fue transparente en su turno de palabra: “Solo quiero dar las gracias al presidente Rajoy y al presidente Aznar por este momento. Por estar aquí, por estar los dos juntos, es decir todos juntos”. Todos, menos Pablo Casado. El predecesor de Feijóo, aupado al liderazgo del PP por Aznar y que quiso romper con el pasado que en 2018 encarnaba a Rajoy y, en la lejanía, a Aznar.

Los dos expresidentes compartieron hilo argumental en sus respectivas diatribas con el objetivo puesto en Pedro Sánchez. Rajoy incluso lo calificó de “monstruo”, con elipsis incluida: “La sigla PP es percibida como la única solución viable para poner fin a la disparatada situación a la que nos ha llevado Frankenstein. El PP es el único que puede acabar con lo que el monstruo significa”. “Frankenstein o PP. PSOE, Junqueras y Bildu, o PP. No hay más”, añadió.

El gallego gozó de mucho más tiempo que los demás, muestra de su gran sintonía con Feijóo, a quien calificó en numerosas ocasiones como “el mejor”. Pero tuvo tiempo de repetir el “honor” que supuso ser ministro y vicepresidente de Aznar, quien en su turno mostró más cercanía e incluso humanidad: “Querido amigo y colega de tantos años y tantas batallas”.

Con todo, Aznar sigue silenciando a todo el PP de una forma distinta a como lo hacen los demás prescriptores de la derecha. El refundador de la Alianza Popular de Manuel Fraga ha apostado por mantener la “continuidad histórica del PP” que, parece, otros no mantuvieron. El expresidente planteó que España está ante una “encrucijada vital” porque “está en rumbo equivocado (...) de colisión contra muchas cosas: contra el trabajo de lo ciudadanos, contra la seguridad de las mujeres, el crédito de las mujeres en el mundo, las clases medias, el futuro de nuestros jóvenes. Contra la estabilidad económica y fiscal, contra los empresarios, contra la Constitución”.

“El PSOE no se presenta a las elecciones” dijo quien atacó con todas sus fuerzas a quien mejor ha representado ese socialismo que ahora ya parece no existir, el de Felipe González, para continuar: “Bajo la apariencia del PSOE se presentan la coalición negativa de populistas de extrema izquierda, secesionistas y antiguos terroristas. Tenemos que decirle a los votantes socialistas que cuando emitan su voto piensen bien a quién están votando exactamente. Sánchez es la cabeza de un frente radical”.

El PP se la juega en mayo y desde la sede nacional del 13 de la calle de Génova han movido hilos para que acuda a Valencia todo el mundo. Isabel Díaz Ayuso, que no iba a asistir, llegó bien entrada la tarde del sábado para aplaudir a los tres hombres que hablaron desde el escenario y hacer una breve declaración. El único ausente, Casado aparte, fue Juan Manuel Moreno. El presidente andaluz estará presente el domingo en la jornada final para apoyar a su amigo. Los dos nombres llamados a sustituir en el futuro a Feijóo, sea cuando sea ese futuro, estarán el domingo en primera fila para ayudar a invocar al PP de 1996.