CRÓNICA

Feijóo se lanza al mundo juvenil de YouTube: zzzzzz

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Tiene que ser un bajón que seas un influencer aguerrido y provocador con un montón de seguidores, uno que sólo necesita un móvil para grabar un mensaje airado en el coche, que consigas una entrevista con Alberto Núñez Feijóo y que luego este te meta una chapa espectacular, como si fuera la típica conversación con Susanna Griso con la que uno se duerme por la mañana. Para una vez que el líder del Partido Popular se enfrenta a una audiencia nueva que no sigue mucho los medios de comunicación y resulta que repite dos veces la palabra “trazabilidad”, el típico concepto de señor mayor con el que no entusiasmas a nadie en YouTube.

Si Feijóo quería llegar a un público joven de ideas de extrema derecha y convencerles de que la apuesta segura continúa siendo el PP de toda la vida y que hay que rechazar imitaciones, no se puede decir que la conversación con Pedro Buerbaum emitida a través de YouTube haya sido un exitazo. La única concesión a la informalidad de la cita es que Feijóo iba en camisa arremangada y sin chaqueta ni corbata. Como el señor Burns con un gorro y camiseta.

La aparición del partido de Alvise Pérez en las elecciones europeas fue un toque de atención para Vox. ¿Qué hace un ultra cuando surge otro ultra más ultra que él? No es tan fácil multiplicar el nivel de furia cuando ya has llegado a lo que crees que es el límite. Lo que es llamativo es que ese voto de protesta que se alimenta del resentimiento que existe en la extrema derecha haya llamado la atención del Partido Popular. O al menos le ha hecho pensar si necesita actualizar los instrumentos de propaganda. 

En el PP, hubo un momento de perplejidad que se puede resumir en la frase atribuida a Feijóo: “Un tipo con un teléfono móvil ha sacado 800.000 votos”. Es una forma de confundir la parte por el todo. El tema no era el móvil o el canal de Telegram, sino el mensaje. La conclusión es que tenían que hacerlo mejor en las redes.

Este jueves, el líder del PP se puso en faena con la entrevista con un influencer de los que están ahí para hacer negocio y extender ideas ultraliberales y que ha entrevistado dos veces a Alvise. Será que hay que buscar votos hasta en el infierno. 

Buerbaum, un joven tinerfeño nacido en 1995, se hizo algo famoso con una cadena de tiendas que vendían gofres con forma de pene, los pollofres (tamaño: 17 centímetros). Con una lógica irrebatible, las llamó 'La Pollería'. De ahí y otros negocios, pasó a su videopodcast emitido por redes (en YouTube le siguen 937.000 personas) con sus mensajes ultraliberales en los que el Estado es el horror.

“Socio parásito medio famosete”, llamó un día a Hacienda en un vídeo, enfurecido porque tenía que pagar impuestos. “Esto es una puta vergüenza”, decía. Dónde se ha visto una cosa así. Pagar para tener servicios públicos. Ha labrado una imagen de éxito que se basa en lo que él dice que gana y esa reputación le sirve para presentarse como un supuesto as de los negocios. Su modelo de negocio es él mismo.

El producto son cursos para ser un experto en emprendimiento y finanzas, lanzar el mensaje de que ser rico es fácil –sólo hay que esforzarse y no tener miedo al fracaso– y una imagen de hombre cachas que sería la antítesis del hombre debilucho que promueve la sociedad desde que las mujeres no se quedan en casa.

Hay gente dispuesta a pagar por ello. Montó una copia de campamento de instrucción de marines en el que los participantes pagaban 897 euros para que les hicieran sufrir durante una semana. El sadomaquismo siempre ha tenido un público, no muy grande pero apasionado.

Podía haber sido una entrevista diferente. Pero Feijóo no se quita el traje del personaje que creó hace tiempo –como él dice: “Tengo una cierta trazabilidad”– y Buerbaum no se atrevió a interrumpirlo ni a reprocharle posiciones del PP por ser demasiado moderadas. Ya con la primera pregunta después de los prolegómenos, Feijóo le endosó varios minutos de respuesta y el influencer se quedó frito. Seguro que se lo pasó mejor con Alvise.

Al comenzar, Buerbaum le preguntó si le podía tutear. Claro que sí, dijo Feijóo, que inmediatamente después le llamó “don Pedro”, con lo que el encanto de la informalidad se perdió de inmediato. No hay forma de que este hombre se relaje. Luego, le dijo si era la primera vez que aparecía en un podcast o programa similar en internet. “He hecho un podcast con Felipe González”, respondió, el colmo de la modernidad.

La pregunta más esperada tenía que ser sobre Alvise Pérez, el motivo indirecto de que Feijóo estuviera ahí. Lo primero que dijo fue que la culpa venía a ser... del Gobierno de Pedro Sánchez. “Cuando hay un Gobierno populista, se producen este tipo de movimientos sin estructura”, dijo. Como quien planta unos tomates y además crecen lechugas. También dijo que todavía hay clases, pero con otras palabras: “La política no es eso. La política es prepararse, formarse, tener un proyecto y una estructura. No es sólo votar contra”.

Feijóo estaba diciendo que Alvise Pérez es un amateur, alguien que puede protestar, pero que no llegará muy lejos, porque no cuenta con lo que tiene el PP, ocho millones de votos, muchos gobiernos autonómicos o un programa.

“Una cosa es votar con las entrañas y otra, un cambio de Gobierno”, dijo para resumir que es su partido el único que puede quitar a la izquierda del Gobierno.

Buerbaum sacó el tema del fichaje de David Broncano por TVE, una obsesión de los ultras. “Parece ser que va a quitarle audiencia a 'El Hormiguero', que no recibe dinero público”, comentó Feijóo, que dijo también que eso era “moralmente rechazable”. Será que TVE no tiene derecho a competir contra las televisiones privadas. Para comprobar cuánto hiperventilan algunos con el tema de Broncano, Feijóo recordó que el nuevo programa tendrá un presupuesto anual de catorce millones y Buerbaum lo corrigió y dijo que creía que eran 32 millones. La cifra buena es la que mencionó Feijóo.

Feijóo puede quitarse la corbata, pero no es tonto. El influencer le preguntó por dónde habría que recortar gasto público y el líder del PP no contestó. Se dedicó a marearlo con comentarios catastrofistas sobre la economía y la deuda. Buerbaum afirmó que el coste del despido es muy alto y obviamente a Feijóo ni se le ocurrió darle la razón, no sea que diera un titular que no le interesara.

Al final, Buerbaum no se comportó como uno de esos ultraliberales que adoran a Milei y odian los impuestos. No lanzó ninguna filípica contra el Estado del bienestar y por ahí no puso en aprietos al invitado. Feijóo pudo así sestear con el discurso de costumbre.

Lo malo para él es que es poco probable que la cita le sirva de mucho. Para los jóvenes furiosos de la extrema derecha, continuará siendo uno de esos políticos aburguesados que no tienen lo que hay que tener para machacar a la izquierda. No se merecía un pollofre de tamaño XL firmado por Buerbaum.