Feijóo prepara al PP para una guerra ideológica total contra el Gobierno de coalición
El líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo, ha renovado su dirección con la intención de hacer una oposición total al Gobierno de coalición, con especial ahínco en las banderas sociales de la izquierda. Dar la “batalla cultural” que tantas veces ha exigido el ala dura del partido que lidera Isabel Díaz Ayuso, y que él había despreciado. Hasta ahora. De hecho, la presidenta de Madrid gana peso en la ejecutiva y se iguala con Andalucía, que da un paso atrás. La oposición será dura, en “bloque” con Vox. Y para ello ha optado por los perfiles más duros: Miguel Tellado como portavoz, mientras recupera a Cayetana Álvarez de Toledo y a Rafael Hernando.
El PP intenta recuperarse del ‘shock’ de haber perdido el Gobierno cuando ya se estaban repartiendo las carteras ministeriales. La dirección que planeó Feijóo cuando asumió el liderazgo tras descabalgar a Pablo Casado era casi de transición. En la derecha nadie concebía la posibilidad de no gobernar hasta bien entrada la noche electoral del 23 de julio. Hubo quien necesitó incluso más días.
Cuatro meses después de los comicios, con Pedro Sánchez reelegido presidente por el Congreso, Feijóo ha reorganizado su dirección para hacer oposición al Gobierno de coalición de PSOE y Sumar.
El líder se ha tomado su tiempo desde que anunciara los cambios a principios de octubre. De hecho, uno de sus principales colaboradores, el malagueño Elías Bendodo, estuvo dos meses sin saber qué iba a ser de él desde que su jefe le comunicó tras perder su investidura que iba a reordenar el Comité de Dirección.
Bendodo ha sido precisamente uno de los que ha perdido peso en la nueva ejecutiva. Aunque él defiende que tiene las mismas competencias que antes, a las que suma la coordinación autonómica y municipal, la realidad es que deja de ser el auténtico número tres orgánico (como coordinador general) para pasar a competir por ser el número tres virtual. “Las cornadas que no son mortales, te fortalecen”, dijo este viernes en un acto en Andalucía.
Papel para el que tendrá una dura competencia: Carmen Fúnez, ascendida a vicesecretaria de Organización, o Miguel Tellado, nuevo portavoz parlamentario. De la tricefalia que dominaba el PP (Bendodo, Tellado y la secretaria general, Cuca Gamarra), solo la riojana mantiene el estatus, siquiera de forma ornamental, como ‘número dos’ “a tiempo completo”. Ella y Fúnez heredan la gestión de un partido pacificado, al menos sobre el papel, con muchísimo poder territorial y que solo tiene pendiente de resolver el relevo en Catalunya, donde Alejandro Fernández se resiste a dejar paso a otras opciones planteadas desde Madrid.
De la “gestión” a las “banderas”
Pero la nueva dirección del PP no tiene como objetivo el control de un partido cuyos territorios, de momento, están detrás de su líder. Los barones autonómicos tienen que gobernar, y eso implica negociar con el Gobierno de Pedro Sánchez, como ya ha hecho un Juan Manuel Moreno que incluso ha insinuado la construcción de una suerte de bloque andaluz en el Congreso que combine diputados de diferentes partidos para presionar a favor de lograr inversiones en su comunidad.
Feijóo no tiene previsto transitar por el terreno de la oposición constructiva, del bautizado por el propio Moreno como “espíritu de Doñana”. Todo lo contrario. Su estrategia es plantar cara al Gobierno en todos los terrenos. No solo en lo que a unidad nacional y valores patrióticos se refiere. Con eso no logró una mayoría suficiente para lograr la investidura. También, y sobre todo, en las banderas ideológicas de la izquierda.
El jueves, Feijóo presentó en sociedad a su amplia ejecutiva, que definió como “un equipo que no regalará ninguna bandera ni al PSOE ni a sus socios”. Y añadió: “Porque no son suyas la igualdad, la cultura, la sanidad o la educación. Ni la representación de la diversidad territorial de un país donde gobierna mayoritariamente el PP. Ni tampoco el desarrollo sostenible, ni el reto demográfico, que venimos denunciando desde hace décadas, y que los distintos gobiernos han tenido escasa sensibilidad para la mayor parte del territorio despoblado de nuestro país”.
Dicho y hecho. El PP ha eliminado su histórica vicesecretaría de Políticas Sociales, un contenedor donde cabía todo lo “social”, para convertirla en varias vicesecretarías con peso propio: Desarrollo Sostenible recae en la senadora y exconsejera de Madrid Paloma Martín; Igualdad y Conciliación será para la diputada Ana Alós; Sanidad y Educación la dirigirá Esther Muñoz; y Movilización y Reto Digital, para la diputada madrileña Noelia Núñez.
Feijóo sigue así el ejemplo de Isabel Díaz Ayuso. La madrileña asumió el mando del PP de Madrid en mayo de 2022, apenas un mes después de la entronización del gallego. Entonces abogó por “defender principios e ideas”, y por “combatir” otras que calificó de “perversas”. “El centro derecha no puede dejar que la izquierda colonice problemas y pervierta hasta las palabras y pasar después a arreglar solo la economía mientras se asientan las transformaciones ideológicas de la izquierda”, dijo en su discurso al asumir el liderazgo regional.
A la vez, justo a la vez, Feijóo hacía lo contrario: apostar por la “gestión”, por “gobernar”, y huir de “cortinas de humo”.
Año y medio después, y un fiasco mediante, Feijóo parece haber asumido el modelo de Ayuso, cuyo peso aumenta en la nueva ejecutiva de Feijóo. Más allá de Paloma Martín, que ya estaba en la ejecutiva en segundos niveles y ha coincidido con el líder en el Senado, la baronesa madrileña ha metido en la cúpula a la diputada y concejala de la oposición en Fuenlabrada, Noelia Núñez, quien tendrá entre sus competencias “afrontar los problemas, especialmente detectados en edades tempranas, de uso excesivo y no responsable de la tecnología y las redes sociales”.
Un asunto que preocupa a familias y educadores, y que se ha colocado entre los temas de referencia en los medios de comunicación. Una materia que, hasta ahora, había asumido Borja Sémper, partidario de un control de los dispositivos móviles y, especialmente, de obligar a las grandes tecnológicas a asumir un papel relevante ante los problemas que genera el abuso en niños y adolescentes.
Pero asumir esas batallas culturales no implica creérselas, sino intentar intervenir en ellas ideológicamente. Es el caso de la igualdad entre hombres y mujeres. Mientras el PP la convierte por primera vez en una vicesecretaría propia, el máximo rango interno para un área concreta, Feijóo prometió en campaña eliminar el Ministerio de Igualdad. De hecho, en ayuntamientos donde el PP gobierna con Vox esto ya ha ocurrido: en Valladolid, Toledo, Burgos, Huelva, Talavera de la Reina, Orihuela, Molina de Segura y Ponferrada no hay concejalías de Igualdad.
En cuanto al desarrollo sostenible, la tesis del PP es que el respeto al medio ambiente o la lucha contra el cambio climático no puede frenar el crecimiento económico. La nueva responsable de la materia, Paloma Martín, tiene como gran plan para afrontar el tema de la vivienda regalar a las constructoras suelo público dotacional (es decir, destinado a servicios públicos).
Nombres duros para la guerra
Para la batalla ideológica que propugna, Feijóo ha recurrido a los más duros del lugar. Como portavoz parlamentario ha recuperado a uno de sus más fieles escuderos: Miguel Tellado.
Tellado es capaz de negar el acoso a un diputado, de pedir que Pedro Sánchez huya del país en el maletero de un coche tras acusarle de “fraude” o de decir que la “democracia está en peligro” en España.
Feijóo ha sumado a Tellado dos reincorporaciones a la primera línea política. Cayetana Álvarez de Toledo será portavoz adjunta en el Congreso y quien lidere al PP en la Comisión Constitucional, una de las más relevantes políticamente dentro de la Cámara Baja.
Ambos ponen fin así a años de desencuentros públicos. Ella dijo de él en sus memorias parciales que era uno de los “barones blandos” contra la dureza que ella quiso imprimir al PP en el Congreso como portavoz parlamentaria en la primera época de Pablo Casado contra el primer Gobierno de coalición, cuando el por entonces líder del PP barruntaba una legislatura corta que le catapultaría a la Moncloa.
De ella Feijóo dijo que no había que “perder los papeles” cuando acusó desde la tribuna del Congreso de “terrorista” al padre de Pablo Iglesias.
La historia da segundas oportunidades, para repetirse, y Feijóo contó con Álvarez de Toledo en la lista por Madrid que él encabezó el 23J, y ahora le da un papel muy relevante en la proyección mediática del proyecto con el que quiere oponerse a Sánchez.
El otro recuperado guarda similitudes: Rafael Hernando. Histórico diputado del PP, alcanzó en 2014 su máximo rango en la política al convertirse en portavoz parlamentario del PP de Mariano Rajoy. Y eso después de intentar agredir físicamente en el propio Congreso al por entonces ministro del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba.
Hernando logró fama pública por sus exabruptos, y ha mantenido su trayectoria incluso tras ser relegado de las primeras filas del poder. Desde su cuenta de Twitter se ha prodigado en los últimos años en la propagación de todo tipo de bulos. Recientemente, llegó a defender la actuación de Israel en Gaza y sugirió que España debería hacer lo mismo si existieran organizaciones terroristas, aunque rectificó sobre la marcha.
Hernando será portavoz en la Comisión Mixta para la Seguridad Nacional, cuya relevancia es menor. Pero su valor radica más en su extensísimo conocimiento de los vericuetos parlamentarios. Ha sido diputado en las V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, y XV legislaturas, además de senador en la IV y XIII.
Es decir, parlamentario ininterrumpido desde 1989. Hernando será fundamental para que el PP ahonde en el uso del reglamento y de las costumbres en el Congreso para, cuando menos, lastrar el trabajo del Gobierno, que tendrá que hacer muchos equilibrios para mantener la mayoría que le dio la investidura a Sánchez.
Feijóo cambia así la estrategia que definió hace año y medio cuando aterrizó en Madrid. Desde abril de 2022 ha pasado de enorgullecerse de parar a Vox a gobernar en decenas de ciudades y comunidades con la extrema derecha. Y ha cambiado su perfil de “gestor” por el de líder ideológico de la derecha. El resultado comenzará a verse pronto.
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