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Feijóo remodela la dirección del PP en pleno derrumbe de su valoración

ValoraciónFeijóo

Aitor Riveiro / Victòria Oliveres

17 de enero de 2023 22:55 h

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El 'efecto Feijóo' se ha evaporado. Las encuestas constatan que la valoración del líder del PP se estancó hace meses y que, en los últimos, no ha parado de caer. En este contexto y tan solo nueve meses después de llegar a la presidencia del partido, Alberto Núñez Feijóo ha ejecutado la primera remodelación de su dirección reclutando a perfiles más centristas –como Borja Sémper, Íñigo de la Serna o Daniel Sirera– con la intención de ofrecer una imagen más moderada. El cambio coincide con el inicio de un trepidante año electoral en el que se renovará buena parte del poder institucional español y en el que el PP pugna con Vox por lograr el respaldo del electorado de derechas, pero también busca al votante de centro en los restos de Ciudadanos y entre españoles descontentos con la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. La valoración de Feijóo ha caído, no obstante, entre los votantes de prácticamente todas las fuerzas políticas, incluidos los del PP. La única excepción son los de Vox, entre quienes experimentó un repunte en el tramo final del año.

La euforia (real) de hace menos de un año en la sede de la madrileña calle Génova no casa con la euforia (impostada) de este arranque de 2023 en el que el dirigente gallego se lo juega todo. Feijóo comenzó su mandato con una buena percepción entre los votantes de todos los partidos. Pero rápidamente sufrió un descenso que, más o menos pronunciado, no se ha detenido. Si en el inicio del segundo trimestre de 2022 Feijóo aprobaba para un 42,6% de los españoles, en enero de 2023 este porcentaje se ha derrumbado al 24,8%, según los sondeos de Simple Lógica para elDiario.es.



Hace un año, y ahora, la mejor valoración está, obviamente, entre los suyos: en abril de 2022, el 73,9% de los votantes aprobaba a su líder. Hoy, ese porcentaje ha caído al 65%. La caída es mucho mayor entre quienes recuerdan haber votado a opciones progresistas en 2019. Un 47,75% de los votantes que recordaban haber elegido al PSOE en 2019 tenía una buena opinión del entonces presidente de la Xunta de Galicia. Hoy, ese porcentaje se ha ido al 15,3%. Entre los electores de Unidas Podemos la progresión es similar: del 34,8% al actual 6,6%.

La tendencia de descenso se ha corregido un poco en el último tramo de 2022 y el arranque de 2023 en el caso de la ultraderecha. El mandato de Feijóo comenzó entre los votantes de Vox con una aprobación del 41,8%, que escaló hasta un 59% en julio del año pasado coincidiendo con la ruptura de las negociaciones para renovar el CGPJ.

Pero a la vuelta del verano, su popularidad se hundió hasta el 35,3%. Coincidió con el primer cara a cara largo con Pedro Sánchez en el Senado, en el que Feijóo ofreció al presidente del Gobierno su apoyo “puntual”. Anatema para la ultraderecha, según se ve en la evolución de su valoración entre los votantes que se reconocen en Vox, que comenzó a repuntar en noviembre. Justo cuando el PP volvió a romper con el Ejecutivo y Feijóo dijo aquello de “los pactos de Estado llegarán con otro PSOE”.

Después llegó la reforma del Código Penal, la polémica por la aplicación de la ley del 'solo sí es sí' y los intentos del PP de torpedear la renovación del Tribunal Constitucional. Hoy, la valoración de Feijóo entre los votantes de Vox es del 46,3%, más que cuando asumió su cargo.



Quizá en estos datos se esconden los motivos de la entrada de Borja Sémper en el Comité de Dirección. Un cambio muy relevante en la cúpula del PP apenas nueve meses después de su nombramiento.

Relevante porque supone recuperar a una figura política que se fue a la empresa privada harto de la influencia de Vox en el discurso de su partido y vuelve ahora que ambos gobiernan en coalición en Castilla y León con los derechos de las mujeres en el punto de mira. De hecho, el pasado lunes Sémper compareció ante los periodistas tras la reunión del Comité de Dirección del PP, pese a que fue presentado el lunes anterior como “portavoz de la campaña” del partido. 

La realidad es que Sémper ejerce como portavoz de la dirección del PP, en contra de la apuesta inicial de Feijóo, quien expresamente renunció a tener un único rostro asociado a su cúpula. Desde que fue elegido líder, se han turnado en el puesto su secretaria general, Cuca Gamarra, el coordinador general, Elías Bendodo, y vicesecretarios generales, especialmente Esteban González Pons y Juan Bravo.

Pero hasta ahora solo él era el portavoz del partido. Feijóo era, o estaba llamado a ser, la cara del “nuevo” PP, moderado, centrado, “ni de izquierdas ni de derechas”, gestor, amable y cualquiera de los epítetos que la sociología tradicional recomienda a los candidatos.

Tras nueve meses en primera línea, varios cara a cara con el presidente Pedro Sánchez en el Senado, la ruptura de las negociaciones para renovar el CGPJ, los señalamientos al Tribunal Constitucional (a cuyo nuevo presidente, Cándido Conde-Pumpido, no considera “adecuado”) y la asimilación de parte de la agenda de Vox, en el PP han detectado que necesitan reforzar ese perfil porque su líder ya no es suficiente.



Y han aprovechado la polémica de Castilla y León, todavía viva, para intentar poner tierra dialéctica de por medio con Vox. Pero solo de palabra. La mano derecha de Feijóo en los territorios, su hombre fuerte para controlar lo que pasa en cada sede de cada rincón de España, Miguel Tellado, dijo este martes que el acuerdo de gobierno de coalición de Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo “no está en peligro”.

Pese a que el presidente autonómico y el vicepresidente se han llamado mentiroso el uno al otro, y pese a las palabras que dirigentes del PP y de Vox se han cruzado en los últimos días, las elecciones del 28 de mayo están los suficientemente cerca, y la dependencia mutua es tal, que romper no parece ahora mismo una posibilidad siquiera remota. Y eso que Sémper dijo que el Gobierno que lidera su compañero Mañueco no es “sensato”.

Al final, y pese a los intentos de Feijóo por desentenderse del conflicto abierto por los derechos de las mujeres, el presidente del PP tuvo que salir al paso e intentar reducir a una mera cuestión de “competencias” las profundas discrepancias con Vox que, de paso, han vuelto a aflorar las históricas contradicciones de la derecha acerca del aborto. 

Feijóo precisamente modificó durante la entrevista en Telemadrid la posición de su partido sobre el aborto 13 años después del recurso de constitucionalidad contra la ley de plazos. El líder del PP dijo que la única discrepancia con la ley está en la posibilidad de las mujeres de 16 y 17 años de abortar sin el consentimiento paterno. El recurso del PP, que por fin estudiará el tribunal de garantías de forma inminente, iba mucho más allá de eso.

Feijóo, lejos de los problemas de la gente

El sondeo de Simple Lógica para elDiario.es revela además que la mayoría de los encuestados considera que Feijóo no “entiende los problemas de los españoles”. Un 46,5% desaprueba al líder de la oposición en este aspecto, por un 20,2% que le aprueba.



Además, los españoles tampoco ven con buenos ojos cómo ha gestionado Feijóo los acercamientos al Gobierno para intentar alcanzar algún acuerdo con el PP. Casi la mitad de los encuestados lo desaprueban.

El líder del PP tampoco aprueba en el que ha intentado que sea su tema estrella ante los españoles, la economía. El 45,7% desaprueba “la actuación de Alberto Núñez Feijóo proponiendo medidas para mejorar la economía de los ciudadanos”.

Solo el 20,6% la aprueba. Incluso un 29,7% de los votantes de Vox no están cómodos con las propuestas del PP, que ha visto cómo los resultados positivos de las diferentes medidas aprobadas por el Gobierno de coalición, y que siempre han sido despreciadas por el líder de la oposición, han conseguido paliar al menos en parte los problemas derivados de la pandemia, primero, y de la guerra de Ucrania, después.



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