El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha elegido bando en la negociación entre Gobierno, sindicatos y patronal para establecer el salario mínimo interprofesional para 2023. En una entrevista en Antena 3 este viernes, el líder de la derecha ha respaldado la posición de la CEOE y ha reclamado una subida limitada, “equilibrada con la competitividad de las empresas”.
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, negocia con la CEOE y los principales sindicatos la subida del salario mínimo interprofesional para 2023. Un indicador que, según el grupo de expertos que asesora a Díaz, debería situarse entre los 1.046 y los 1.082 euros el año que viene. La decisión depende en exclusiva del Ejecutivo de coalición, pero las conversaciones con los agentes sociales son obligatorias.
Las negociaciones, al menos las públicas, están estancadas ya que la patronal plantó a sus interlocutores en una reunión. Los empresarios han intentado año tras año las subidas del SMI que ha impulsado el Gobierno y que han situado el indicador en los actuales 1.000 euros en 14 pagas. En 2018, último mandato del PP, estaba en 735,9 euros por paga.
Los empresarios apuestan por una subida por debajo de la horquilla que han propuesto los expertos. El lobby que preside el recientemente reelegido Antonio Garamendi ha pedido por carta un incremento del 4%, por debajo de la inflación, hasta los 1.040 euros. Y siempre que haya medidas complementarias: subvenciones públicas y permitir la revisión de contratos en ejecución para incrementar los precios pactados.
Sin decir una cifra concreta, Feijóo sí ha respaldado las peticiones de la patronal. “Claro que creemos que es necesario incrementar el SMI”, ha dicho. Pero, inmediatamente, ha añadido: “De forma coherente y equilibrada con la competitividad de las empresas”.
Feijóo ha dicho que el Gobierno debe tener claras sus prioridades. Y la “primera” es “mantener el puesto de trabajo”. Luego ya se plantea “adecuar los salarios al incremento de los precios”, que probablemente cierren el año en el entorno del 6% o el 7%, más de lo que plantea la CEOE. El líder del PP ha dicho que la subida del SMI “supone siempre un equilibrio y una discusión entre los agentes sociales”, pese a que la patronal ni siquiera se ha sentado a negociar. Y ha añadido: “Con una inflación del 13% los dos últimos años y con un incremento exponencial de las hipotecas de 200-300 euros de media al mes, es evidente que hay que subir el salario mínimo, pero de forma proporcionada al mantenimiento de la competitividad de las empresas y del tejido productivo español, para no perder los trabajadores su puesto de trabajo”.
“Las dos cosas son fundamentales”, ha apuntado Feijóo, quien ha azuzado el miedo a que la subida del SMI afecte al empleo, pese a las evidencias que indican justo lo contrario: que no hunde el empleo y sí reduce la pobreza.
Los sindicatos, por su parte, han planteado una subida que está en la banda alta de la propuesta de los expertos. CCOO reclama entre un 8,2% y un 10%, lo que dejaría el SMI entre los 1.082 y los 1.100 euros brutos al mes. UGT pide directamente esos 1.100 euros.
Feijóo sigue así la estela de su predecesor, Pablo Casado, quien desde 2018 se opuso una y otra vez a las subida del SMI que ha encadenado el Gobierno de coalición. Pese a los datos que indican que la subida de 2019, la primera que se acordó con Pedro Sánchez en la Moncloa, redujo la desigualdad y los índices de pobreza laboral, el PP ha instruido de forma habitual a sus dirigentes y portavoces contra los incrementos del indicador con argumentos muy similares a los defendidos por el nuevo líder de la organización, como que se iba a “destruir tejido productivo, ralentizar la creación de empleo y disminuir la prosperidad”.