“Hombre, en media hora es muy difícil…”. El comentario del presidente de la gran patronal CEOE, Antonio Garamendi, para no dar detalles del programa económico del PP al finalizar su reunión de este martes con el nuevo líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, evidenció dos cosas: la brevedad de los encuentros y la falta de detalle en la presentación de las medidas. Sus palabras no ayudaron a la coartada del recién elegido presidente del PP para no asistir a la toma de posesión de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, punto inicial del primer Gobierno con presencia de la ultraderecha desde la restauración de la democracia. Desde el PP, explicaron que la jornada valía más como “gesto” que por su “contenido”, en lo que destacaban como un paso para “recomponer” el diálogo con empresarios y sindicatos tras la era Casado.
Feijóo fue el gran ausente del acto celebrado en la mañana del martes en las Cortes de Castilla y León. Allí estuvieron Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal, entre otros. Incluso acudió el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pero no el presidente del PP. En las últimas semanas, Feijóo ya había alegado motivos de agenda, sin concretar, para evitar su presencia tanto en la investidura como en la toma de posesión.
Con esta última ya convocada desde el pasado 7 de abril, el PP informó de una cadena de reuniones con líderes sindicales y empresariales para el mismo día, a lo largo de toda la jornada, lo que impedía a Feijóo acudir a Castilla y León. La convocatoria de estos encuentros llegó a los agentes sociales la semana pasada.
Las reuniones fijadas se prolongaban durante toda la jornada: desde las 9 de la mañana hasta más allá de las seis de la tarde. Imposible ir y volver a Valladolid a tiempo. Antes de Antonio Garamendi, estaba convocado a primera hora de la mañana el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva. En el turno de tarde, encabezaba los encuentros el secretario general de CCOO, Unai Sordo, que sí estuvo en Valladolid por la mañana para denunciar la entrada de Vox en el primer gobierno autonómico y, por último, el de UGT, Pepe Álvarez, con el que Feijóo se demoró más tiempo (una hora y media).
La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, sí asistió a la toma de posesión de Mañueco y justificó precisamente la ausencia de Feijóo porque “es consciente de las prioridades del país” y también por la necesidad de “plantear soluciones con los agentes sociales” a la situación económica del momento. Al término de los encuentros, pasadas las ocho de la tarde, comparecía el vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, que calificaba la jornada de “intensa”. Lo que no está claro es que las reuniones pasaran de ser una primera toma de contacto, que oficializa el nuevo papel de Feijóo y le permite lucir su nuevo despacho, con una decoración que recuerda al Palacio de la Moncloa, donde el nuevo líder del PP estuvo hace una semana.
Propuesta aún sin papeles
El presidente Feijóo presentó las líneas generales del programa económico a los líderes de los agentes sociales, pero la falta de detalle quedó en evidencia por varias respuestas de los representantes sindicales y patronales a la salida de sus citas en la sede del partido en Madrid. A la espera de conocer la letra pequeña del planteamiento de Feijóo, la prensa que se agolpaba a las puertas de Génova para interrogar a los líderes patronales y sindicales, halló pocas aclaraciones. “Hombre, en media hora es muy difícil…”, respondía Antonio Garamendi, que precisó que en todo caso la propuesta debía presentarla el presidente del PP. “Es lo lógico”, sostuvo el presidente de la CEOE.
Garamendi apoyó la bajada de impuestos que plantea el PP, pero desde la premisa de que ya era una reclamación previa y habitual de los empresarios. De hecho, también de Pablo Casado durante su mandato. “Compartimos ese criterio, pero cuidado, porque llevamos diciéndolo desde hace cuatro años. No es un tema que venga hoy nadie a contárnoslo, llevamos aplicándolo desde hace muchísimo tiempo”, destacó el presidente de los empresarios, marcando perfil propio.
Por su parte, el líder de CCOO tampoco concretó las medidas expuestas por Feijóo, que incluyen una bajada del IRPF para “las rentas medias y bajas y que se haga con efecto retroactivo desde el pasado 1 de enero”, como recordó el líder del PP en Twitter y había adelantado tras su reciente encuentro con Pedro Sánchez. Unai Sordo advirtió que el líder del PP no había entregado por escrito su planteamiento, que no hubo papeles: “[Feijóo] ha hablado de las cosas que está hablando en público. Hemos quedado en que nos va a mandar su propuesta, porque la experiencia que tenemos es que en fiscalidad el diablo está en los detalles”.
Tampoco concretó la letra pequeña el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, con el que Feijóo se demoró más tiempo y con el que mantiene relación fluida “desde hace años”, apuntó el líder sindical. Álvarez sostuvo que el sindicato dará su opinión sobre las medidas cuando tenga el documento, que aún está por cerrar, según reconoció Juan Bravo.
Los sindicatos mayoritarios recordaron, no obstante, que no comparten las bajadas generalizadas de impuestos. CCOO y UGT reclamaron además al nuevo líder del PP que cambie el rechazo del partido que protagonizó Casado respecto a dos grandes consensos sociales con el Gobierno: el de la reforma laboral y el de las pensiones. El responsable económico del PP respondió en rueda de prensa que la agenda de reuniones pretenden ser un “gesto” de Feijóo sobre la intención de “recomponer” el diálogo con los agentes sociales, lo que sonó a reproche a su antecesor, pero esquivó en numerosas ocasiones posicionarse sobre ambos pactos sociales. “La posición del presidente es clara, escuchar y dialogar. Si lo que se plantea es bueno para los ciudadanos, el PP lo apoyará”, zanjó Bravo.