No lo sabía nadie al margen de su equipo más próximo. El único en el que parece confiar, al menos de momento, el inminente presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Este martes, el dirigente gallego anunciaba con una nota de prensa su primera decisión como futuro líder del partido: “Crear una Oficina paralela a la estructura del Partido Popular para canalizar aportaciones de personas ajenas a la política”. El entrecomillado es del propio comunicado oficial remitido a los periodistas con el membrete del PP que utiliza en la campaña de candidato único al congreso extraordinario de este fin de semana.
Pero en la dirección provisional del partido no lo sabían. Ni tampoco en el Comité Organizador, tal y como ha confirmado elDiario.es. El anuncio de Feijóo apenas a tres días de que se celebre el cónclave de Sevilla aumenta las dudas en el seno de un PP hecho por y para el presidente dimisionario, Pablo Casado.
El “hermetismo” del gallego, que presume de que en sus 13 años al frente de la Xunta nunca se ha filtrado el nombre de uno de sus conselleiros antes de anunciarlo él, tiene en vilo a un partido que en 2018 se enfrentó a una profunda renovación tras la marcha de Mariano Rajoy. Feijóo podrá modificar la estructura orgánica del partido a partir de este domingo, cuando se reunirá por primera vez el Comité Ejecutivo Nacional del PP. Aunque no tiene obligación de señalar este fin de semana en Sevilla a la persona que ocupará la Secretaría General, el congreso sí debe votar a 35 de los integrantes de uno de los órganos clave en la vida interna del PP. De los integrantes de esa lista saldrá la futura, o futuro, número dos.
Pero el actual grupo parlamentario es otra cosa. Está definido de arriba a abajo por el líder saliente. En las dos elecciones de 2019 hizo uso de los estatutos del PP, que confieren a la dirección nacional la última palabra en las listas electorales de ámbito estatal. También en las de diferentes niveles, aunque aquí la capacidad de negociación (o resistencia) de los territorios es mayor. Así se pudo comprobar en los comicios del 4 de mayo de 2021 con la disputa sobre la inclusión de Toni Cantó en las listas de Isabel Díaz Ayuso. Un primer conato de la guerra interna que ha terminado con Casado y su número dos, Teodoro García Egea, fuera de Génova.
Feijóo tendrá que operar con este grupo parlamentario un tiempo indeterminado, aunque todo apunta a que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apurará la legislatura todo lo que pueda. El límite, el final de 2023. Es decir, el presidente del PP podrá hacer el partido que quiera, pero las caras y las voces que lo defenderán en el Congreso son las que son. Y lo serán durante el próximo año y medio. En las últimas semanas se ha producido una rotación de diferentes portavoces aprovechando las sesiones de control que en el partido han asumido como una suerte de ensayo-error para definir la futura dirección del grupo parlamentario.
Aunque él mismo vaya al Senado, sus cara a cara con Sánchez serán limitados. Y no podrá plantear directamente su programa de oposición en el debate del estado de la nación, previsto para antes del verano. Tendrá que hacerlo por vía interpuesta, y de momento ni siquiera la actual portavoz y coordinadora general interina, Cuca Gamarra, tiene asegurado mantener su puesto.
Con todo, el PP está inmerso en la preparación del XX Congreso Nacional (extraordinario). Y en plena vorágine organizativa, con el Gobierno aprobando un plan anticrisis, Gamarra preparando su enfrentamiento del miércoles con Pedro Sánchez en su comparecencia ante el Pleno para informar del Consejo Europeo y la crisis de Ucrania, y el debate centrado en las medidas económicas para paliar el encarecimiento de la cesta de la compra, Feijóo sorprendió con el anuncio de esa “Oficina paralela a la estructura del Partido Popular”.
Esta estructura no responderá a los dirigentes del PP, solo ante el futuro presidente. Será él quien decida quién la integra y quién no. La idea, según el comunicado, es incluir “a profesionales independientes” ajenos que “quieran complementar y mejorar” el “ideario” del partido “desde la vida civil”. Según la nota de prensa, todo surge “ante la proliferación de profesionales que (...) han mostrado interés en colaborar con el nuevo proyecto”. “Servirá para buscar soluciones políticas desde fuera de la política”, añade el comunicado.
La “Oficina del Presidente”, prosigue, “pondrá a disposición del partido el trabajo” que expongan las personas convocadas por Feijóo, que no necesariamente se sabrá quiénes son. “Será un órgano discreto, sin perfil comunicativo”, afirma, y “contará con integrantes fijos, su composición será dinámica y estará abierta a colaboraciones puntuales”.
Sin otros partidos en el congreso
La Oficina del Presidente “contará también con aportaciones de personas integradas en el presente o en el pasado reciente en el PP, pero en todo caso tendrá la puerta abierta a todo tipo de sensibilidades políticas e ideológicas”, sostiene la nota de prensa remitida el martes por el equipo de Feijóo.
Esta última afirmación contrasta con la unicidad orgánica que se verá en el congreso de este fin de semana. Es habitual que los partidos inviten a otras formaciones, más o menos afines ideológicamente, a sus cónclaves. Pero en el XX Congreso Nacional del PP solo habrá PP.
Fuentes del Comité Organizador que preside Esteban González Pons aseguraban este lunes que no se han cursado las clásicas invitaciones a otros partidos. “El PP quiere ser el único partido del centro-derecha”, apuntan las mismas fuentes.
Sí se cursó esa invitación “por educación” y “a título individual” a los consejeros que conviven con el PP en el Gobierno andaluz que preside Juan Manuel Moreno. Andalucía debe afrontar este año sus elecciones y, tras el tropiezo de Castilla y León, todo son nervios en el Palacio de San Telmo. Moreno necesita que Ciudadanos resista ante el empuje de Vox para no verse en la misma situación que Alfonso Fernández Mañueco, que ha aceptado cogobernar con la ultraderecha que ya la está devolviendo la confianza retrasando su investidura más allá del encumbramiento de Feijóo.
Un escenario poco apetecible para el gallego, que quería que ese acuerdo con los de Santiago Abascal pudiera relacionarse con el mandato de Casado, no con el suyo. En el PP todavía resuenan las palabras del presidente del partido a nivel europeo, Donald Tusk, quien arremetió contra la idea de negociar con la ultraderecha. El embajador alemán en España también lo ha hecho.
“Competimos con ellos”, justificaban el lunes desde la organización del congreso. Pero la invitación ha caído en saco roto. Ni Juan Marín ni el resto de consejero de Ciudadanos acudirá al congreso, informa Daniel Cela. Marín sí participó en el congreso del PP andaluz de finales de 2021, pero esto son palabras mayores para alguien que está en la dirección nacional de su partido, que fue víctima de una opa hostil por parte de la ya anterior dirección del PP, con Egea y Fran Hervías a la cabeza de la operación.
Feijóo ha asegurado desde que dio el paso de sustituir a Casado aupado por los barones que quiere recuperar el partido “de los 11 millones de votos”, en referencia a la mayoría absoluta que logró Mariano Rajoy en noviembre de 2011. Son continuas las referencias al congreso de refundación de 1990, que se celebró en Sevilla y que dio plenos poderes a José María Aznar para pilotar la transición de la Alianza Popular de Manuel Fraga al PP que le llevó a la Moncloa.
Ahora no quieren hablar de “refundación”, pero sí de “reinicio”. Para hacerlo, el futuro presidente del PP ya ha tomado su primera decisión: “Un comité asesor ajeno a la estructura orgánica del partido”.