Una “costumbre”. Es el motivo esgrimido por Felipe VI para justificar su decisión de proponer a una investidura que apunta al fracaso al candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo. Y el principal argumento, casi el único, planteado por la derecha para exigir una designación que está llamada al fracaso. De hecho, esta misma tarde lo ha definido como una “condición inexcusable”. Feijóo ha reunido 172 votos a favor de su investidura, pero salvo improbable cambio de opinión de algún grupo, en concreto el PNV, tendrá 178 en contra, por lo que decaerá su candidatura.
En un comunicado remitido a los medios este martes a primera hora de la noche, el jefe del Estado asegura que el líder de la derecha “ha trasladado (...) su disposición a ser el candidato”, y recuerda que el PP fue “el grupo político que ha obtenido mayor número de escaños” en las elecciones del 23J.
“En ese sentido”, añade, “conviene señalar que, salvo en la Legislatura XI [la legislatura corta de 2016], en todas las elecciones generales celebradas desde la entrada en vigor de la Constitución, el candidato del grupo político que ha obtenido el mayor número de escaños ha sido el primero en ser propuesto por Su Majestad el Rey como candidato a la Presidencia del Gobierno”.
El comunicado de la Casa del Rey concluye: “Esta práctica se ha ido convirtiendo con el paso de los años en una costumbre”. El rey asegura en el comunicado: “En el procedimiento de consultas llevado a cabo por su majestad el rey no se ha constatado, a día de hoy, la existencia de una mayoría suficiente para la investidura que, en su caso, hiciera decaer esta costumbre”.
Lo que no indica la nota remitida por Zarzuela es que en 2016 Felipe VI postuló a Pedro Sánchez, que había quedado segundo en las urnas y sin tener tampoco atados los apoyos necesarios. Hasta el punto de que el secretario general del PSOE fracasó en la investidura y se produjo la primera repetición electoral de la democracia.
La diferencia con lo ocurrido entonces es que Rajoy le comunicó al rey que no contaba con los apoyos y que, por lo tanto, no podía asumir el reto de la investidura. Algo que Feijóo no ha hecho esta vez. Pero, además, en 2016 Sánchez todavía tenía margen para negociar un acuerdo con Ciudadanos y Podemos que le permitiera ser investido presidente, pero el líder del PP tiene ahora un techo de 172 'síes' frente a 178 'noes', según las declaraciones públicas de los portavoces y dirigentes de los partidos implicados.
Feijóo y la “condición inexcusable”
Este mismo martes por la tarde, en su comparecencia en el Congreso ante los medios, Feijóo ha informado de que ha reclamado ante el rey ser el candidato por su condición de “ganador de las elecciones”. Una “condición inexcusable” para ser el elegido “que debería mantenerse”.
Feijóo ha dicho en su rueda de prensa que al postularse sin tener opciones cumple con su “deber”, pese a ser “consciente de las dificultades que entraña el logro de una investidura” ya que “ningún partido dispone de mayoría absoluta”.
“Los españoles merecen conocer en la sede de la soberanía la propuesta de la formación más votada en las urnas”, ha asegurado Feijóo, quien ha reconocido no tiene “garantizado lograr” ser designado presidente del Gobierno.
Felipe VI asume el riesgo de “nuevas elecciones”
En el comunicado, el rey asume que Feijóo tiene difícil lograr la investidura y, en un apartado que Zarzuela llama “consideraciones”, constata el hecho de que la elección del líder del PP conlleva poner en marcha la cuenta atrás de dos meses para que el Congreso elija al presidente del Gobierno y evitar así una repetición electoral.
“De conformidad con lo previsto en el apartado 3 del artículo 99 de la Constitución, si don Alberto Núñez Feijóo obtiene la confianza de la Cámara, será nombrado Presidente del Gobierno”, apunta la nota, que añade: “De conformidad con lo previsto en el apartado 4 del artículo 99, de no obtener la confianza de la Cámara, su majestad el rey tramitará sucesivas propuestas en la forma prevista en dicho artículo para que el Congreso de los Diputados pueda decidir si otorga o no otorga la confianza al candidato propuesto”.
El texto zanja: “Y en ausencia del otorgamiento de esa confianza, su majestad el rey procedería, en los términos previstos en el apartado 5 del artículo 99 de la Constitución, a la disolución de las Cámaras y a la convocatoria de nuevas elecciones generales con el refrendo de la Presidenta del Congreso de los Diputados”.