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Fernández Díaz elige el Valle de los Caídos para “meditar”

Muchos años después de la muerte de Franco, un coche oficial ha vuelto a acceder al Valle de los Caídos. Tras los cristales tintados del vehículo se oculta un miembro del actual Gobierno, Jorge Fernández Díaz. Según ha podido saber eldiario.es, el ministro del Interior visita de forma esporádica la abadía para rezar y conversar con los monjes benedictinos a cuya orden el dictador encomendó el sitio en 1957.

Ajeno a la controversia sobre qué hacer con este símbolo de la represión franquista, Fernández Díaz recurre al Valle de los Caídos para pasar “un rato de oración”, como reconoce el abad, Anselmo Álvarez. “Subió por primera vez hace años, uniéndose a otras personas, y así nos conocimos”, relata a esta redacción.

El ministro del Interior nunca ha ocultado sus convicciones religiosas, hasta el punto de que éstas le han llevado a discrepar públicamente con otros miembros del Ejecutivo y su partido. Por ejemplo, con motivo del rechazo del recurso del Tribunal Constitucional a la ley del matrimonio homosexual. Fernández Díaz cree que las uniones entre parejas del mismo sexo “no deben tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural”. “La pervivencia de la especie no estaría garantizada”, ha llegado a decir.

En la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, Fernández Díaz respira un credo fundamentalista. Allí, todos los años se conmemora una misa en recuerdo del “anterior jefe del Estado”, denominación con la que los monjes se refieren a Franco. Ellos disculpan el oficio religioso porque es “en recuerdo” del fundador de la Abadía. El otro personaje por el que se reza ese día es José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange, al que el abad denominó en 2009 “la última víctima de la reconciliación de los españoles”.

La Ley de Memoria Histórica no se respetó en el Valle de los Caídos ni siquiera Ni recién aprobada. Aunque la Guardia Civil no deja introducir parafernalia fascista en el lugar desde entonces, los ultraderechistas asisten cada año al oficio religioso, cantan el ‘Cara al Sol’ con el brazo el brazo en alto y gritan ‘vivas’ a Franco.

Muy cerca de donde resposan 35.000 cadáveres de la Guerra Civil por orden del dictador, Fernández Díaz pasa “un tiempo de meditación”. El abad se resiste a confesar con qué frecuencia Fernández Díaz pone rumbo al Valle de los Caídos. “Muy de tarde en tarde”, se limita a decir. Cuando acude, el ministro participa en alguna de las horas del oficio divino, el conjunto de oraciones que la Iglesia marca para siete momentos diferentes del día. “Excepcionalmente ha participado en la oración del final del día”, añade el abad.

Fernández Díaz tiene aprecio al lugar, según el relato de Álvarez. “Si hay algún acto de comunidad cuando viene, participa en él y luego conversa conmigo o con otros monjes”, afirma. “Este es un lugar de recogimiento, de silencio y oración. Me consta que visita otros lugares semejantes a este”, dice del ministro.

Anselmo Álvarez se refiere, entre otros lugares, a distintas iglesias de Madrid donde se ha visto al ministro asistir a oficios religiosos con independencia del día de la semana que sea. En el caso del Valle de los Caídos, el coche oficial y la escolta deben recorrer 58 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta a Madrid.

“Una dimensión espiritual”

¿Y de qué hablan el abad que celebra misas en recuerdo de Franco y el ministro del Interior? “Charlamos de cosas relacionadas con acontecimientos de tipo religioso, del presente o del pasado, pero siempre en una dimensión espiritual”, explica Anselmo Álvarez. ¿Y de política? “Por convencimiento recíproco, no lo hacemos”, contesta.

Los monjes benedictinos siguen en la Abadía del Valle de los Caídos gracias a la gestión de CiU durante la tramitación de la Ley de Memoria Histórica. Los nacionalistas catalanes hicieron suyo el deseo de los monjes que residen en la Abadía de Montserrat, con la promesa de que allí no se realizarían exaltaciones del régimen franquista.

El Gobierno de Zapatero puso en marcha durante la segunda legislatura una comisión de expertos para analizar el futuro del Valle de los Caídos. Días después de las elecciones generales de 2011, la comisión propuso retirar del lugar los restos del dictador. El actual Ejecutivo ha hecho caso omiso de esas y otras propuestas y se ha limitado a aprobar una partida de 300.000 euros para restaurar la portada de la Basílica.

Con motivo de esa medida, el diputado socialista Ramón Jáuregui preguntó en mayo de 2013 al Gobierno, si consideraba “más importante reparar la escultura de La Piedad que dignificar los osarios de los 33.847 muertos allí depositados”. “El turismo (en el Valle de los Caídos) constituye una profanación de la memoria del bando vencido en la guerra”, añadía Jáuregui.