Negacionista del cambio climático, muy crítico con las “paguitas” y ayudas que el Gobierno concede a jóvenes y colectivos vulnerables; detractor de cualquier medida que beneficie a la inmigración, azote de los líderes del procés, a los que considera “criminales”.... José María Figaredo (Gijón, septiembre de 1988), encaja a la perfección en el perfil que le gusta a Vox, partido al que este abogado asturiano de 35 años se afilió en 2013 y del que es diputado por Asturias desde 2019, recién llegado a la treintena.
Figaredo finge saber de lo que habla, gesticula con modales de coaching y declama con rotundidad datos absolutamente falsos. Nada diferente a los perfiles de jóvenes neoliberales que inundan las redes. Pero él desde su escaño del Congreso dejó este miércoles perplejos a diputados de todas las bancadas al asegurar que los trabajadores que cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) tienen que pagar el 54% de IRPF, cuando en realidad están exentos de tributar. La respuesta de la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero fue un rapapolvo inaudito.
Hasta esta semana, en que se ha convertido en carne de memes y escarnio en las tertulias, José María Figaredo era uno de los diputados más desconocidos de la bancada de la extrema derecha, pese a que su nombre sonó con fuerza para reemplazar a Iván Espinosa de los Monteros después de la renuncia de este a su cargo como portavoz de Vox en el Congreso , oficialmente, “por motivos personales”. Sin embargo, para su contrariedad, se tuvo que conformar con seguir como secretario general del grupo parlamentario, una responsabilidad que había asumido tras otra abrupta salida, la de Macarena Olona, del partido de extrema derecha.
Sus orígenes hay que situarlos en el seno de una de esas estirpes que no han pasado estrecheces en el último siglo. Su abuelo fue un importante empresario de la minería y su padre se dedicó al negocio de la edición y la impresión y más tarde al de la hostelería. José María, hijo único, estudió en los Jesuistas, en el Colegio San Ignacio de Oviedo antes de trasladarse a Madrid, donde residió en el Colegio Mayor Universitario Elías Ahúja, que en 2022 fue centro de la polémica por los cánticos y gritos machistas que profirieron un grupo de sus alumnos desde las ventanas contra las mujeres residentes en otro colegio mayor.
Figaredo cursó luego Derecho en la Universidad Pontificia de Comillas, salvo el sexto curso de la carrera que lo pasó en la Universidad Estatal de Carolina del Norte con un programa de intercambio de estudiantes. A su licenciatura en Derecho en 2011 unió un año después otra en Administración y dirección de empresas. Como abogado se ha especializado en arbitraje trabajando en el bufete González-Bueno & Asociados.
En 2013, cuando aún no había cumplido 25 años, se afilió a Vox y desde el año pasado preside el partido en Asturias. En 2019 logró su acta de diputado por Asturias, que ha revalidado ya en tres ocasiones.
Figaredo es sobrino de Rodrigo Rato, circunstancia que le han recordado algunos rivales políticos, que le han hecho revolverse en su escaño. Una de las primeras en hacerlo fue la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con la que desde hace tiempo mantiene fuertes encontronazos en las sesiones de control de los miércoles.
Entre los más sonados, uno de abril de 2021, también a cuenta de la lucha de Figaredo contra la política fiscal de Sánchez, aunque en aquel caso su pregunta versaba sobre el impuesto de patrimonio y sucesiones que debían recaudar las comunidades autónomas. Las acusaciones que en su intervención lanzó, asegurando que el contribuyente español que paga impuestos ve como estos “van destinados a pagar putas y coca de los señores consejeros o presidentes” del Gobierno del PSOE, hicieron saltar a Montero, que le espetó: “Usted es sobrino del señor Rato y tiene el cuajo de subirse aquí a hablar de cuestiones que tienen que ver con la corrupción”. Ante el revuelo que su comentario causó en la bancada de la extrema derecha, la ministra replicó: “Tienen ustedes la mandíbula de cristal después de las barbaridades que plantean”. El diputado, muy molesto, le afeó que “mentara a su familia”, algo que consideró “innecesario”. “Quiere que pague por la herencia de mis padres y debe querer que pague por los aciertos y errores de mis antepasados. Si un tío mío comete errores ¿debo pagar yo por ellos? Sin embargo, si mi padre obtiene una riqueza no puedo heredarla”, se defendió entonces.
Lo cierto es que es rara la semana que el parlamentario de extrema derecha no interpela a Montero como un martillo pilón sobre el mismo tema: la subida de impuestos que asegura que su departamento aplica sin piedad a los españoles y que el diputado asturiano ha llegado a calificar de “sadismo fiscal”. Lo hizo en diciembre de 2023. “Sus impuestos han sido un pinchazo. Parece que van a subir más los impuestos y que lo harán a las clases trabajadoras porque son quienes al final cargan con el coste de su fiesta”, le dijo Figaredo, mientras Montero le replicaba: “¿Se ha mirado los datos? Entonces no los sabe leer”. “La recaudación aumentó un 5%. Lamento que su partido tenga que hacer política a costa de enfrentar territorios o de negar la libertad del colectivo LGTBI porque los datos no avalan su tesis. Utilizan la mentira y las falsas noticias para alimentar sus tesis y no se sostienen por sí mismas”, remató.
El pasado miércoles, durante la última sesión de control al Gobierno, Figaredo volvió a la carga y con su habitual desparpajo reprochó a la ministra que los trabajadores que cobran el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) paguen más de la mitad en IRPF, un dato completamente falso. “¿Justicia social? Depende de a quien le pregunta. Un español que perciba 15.876 euros, el salario mínimo, Hacienda y el Estado se llevan 8.400, un 54%”, afirmó el diputado, lo que obligó a Montero a dejarle en evidencia recordándole que esos sueldos están exentos de tributación por una modificación del Gobierno. “No sé si es mala fe o desconocimiento”. “¿Cómo que un salario de 15.800 euros paga en España 8.000 de IRPF?”, le cuestionó. “¿Quién le ha dado ese dato? ¿Los mismos que le dan los datos al PP?”, ironizó.
Pese a su metedura de pata, que abochornó a la práctica totalidad del hemiciclo, Vox publicaba minutos después un vídeo de Figaredo dando lecciones de fiscalidad bajo la insistente premisa de que “¡el Gobierno nos roba!”, vídeo que según el partido de extrema derecha “se ha hecho viral” en las redes.
En 2015, según recordó el diario El Plural, Figaredo escribió un polémico artículo en contra de los refugiados sirios en un blog llamado El Club de los Viernes (muy ligado a Vox y Hazte Oír) en el que se preguntaba retóricamente si en España “tenemos miedo de enfrentarnos cara a cara con las enfermedades que generan la oleada de refugiados”. Ese mismo año también dudó de la autoría del 11M. En un tuit del dirigente de Vox que capturó y reprodujo ese medio se podía leer: “Hay quien se sigue agarrando a la dinamita asturiana. Que hablen con alguien que trabajó en la Mina Conchita”.
En el Congreso el sueldo anual de este diputado alérgico “a las paguitas” supera los 104.000 euros. Según se puede comprobar en su declaración de bienes actualizada en octubre de 2023 (en la primera, registrada en agosto de ese año, se le 'olvidó' declarar varias viviendas), Figaredo desvela que Vox le paga 9.600 euros como secretario general del grupo parlamentario; asegura cobrar como abogado 13.332 euros y otros 720 euros por ejercer la docencia en una universidad privada.
Además, declara tener seis viviendas, tres en Madrid y otras tres en Asturias –cuatro de ellas con garaje y fruto de “herencias”–, y una nave industrial en Asturias, también heredada. Es propietario de tres motocicletas de distinta cilindrada adquiridas casi todas en 2021 y de un Volkswagen Polo, también de 2021. Tiene pendientes dos créditos hipotecarios, el primero pedido en 2018 de 304.000 euros, del que debe 252.400; y otro en 2022 al 50%, de 340.000 del que ha devuelto 334.165 euros, año en el que solicito otro crédito personal “al 50%” de 35.000 euros de los que aún debe 30.000. Figaredo declara haber pagado en el último ejercicio cerca de 27.500 euros de IRPF. El balance de todo lo anterior es lo que Figaredo y los suyos llaman “infierno fiscal”.