La Fiscalía destaca la “asombrosa” capacidad de influencia de Ulibarri gracias a sus medios de comunicación
La Fiscalía considera que la “capacidad de influencia de José Luis Ulibarri”, al que se considera cabecilla de la trama Enredadera, es “asombrosa” y “en gran medida fruto del dominio que ejerce sobre los medios de comunicación”. En un informe del pasado mes de abril, que apoyaba la entrada en sus oficinas de Madrid para colocar micros y cámaras, se refirió a su condición de propietario de medios de comunicación y a “las posibilidades con que cuenta a la hora de premiar o castigar a quienes no accedan a sus pretensiones”.
Según ha desvelado la investigación, esa capacidad de influencia era la baza de la trama para conseguir el amaño de concursos públicos de varios tipos, desde los relacionados con los semáforos y la gestión de multas, hasta el tratamiento de basuras, cuidado de jardines, o mantenimiento de calles.
Prueba de ese dominio de medios de comunicación (Ulibarri es propietario de Diario de León, Diario de Valladolid-El Mundo, El Correo de Burgos, el 50% de Radio Televisión Castilla y León, así como emisoras de radio que ahora explota de la mano de EsRadio) son las conversaciones que figuran en el sumario con directivos de sus medios. En una de ellas, fechada en enero de este año, animaba al director de Diario de León a seguir con informaciones críticas sobre el presidente de la Diputación de León, Juan Martínez Majo, quien se había quejado de un titular. “¿Y no le has dicho que tú no te dedicas al periodismo?”, le preguntó Ulibarri. “Apriétale más eh”, le indicaba, porque según sus informaciones “está haciendo la batalla por su cuenta, a su aire total”, “tú dale una vuelta de tuerca o dos”, insistía.
Esos pinchazos telefónicos han sido fundamentales para la investigación. Así lo considera el Ministerio Fiscal cuando ha apoyado cada prórroga de las escuchas solicitada por la Policía con la única excepción de la solicitada a finales de mayo, y porque en el último mes las escuchas a Ulibarri no habían revelado, sorprendentemente, ni una sola charla interesante.
Hasta ese momento “las conversaciones interceptadas habrían permitido obtener importantes indicios, a todas luces esenciales al objeto de lograr el esclarecimiento de los hechos objeto de autos así como su autoría”, señala en su informe el ministerio público. A juicio de la Fiscalía, los indicios “difícilmente” se habrían obtenido por otras vías, “pues sólo gracias la interceptación de las telecomunicaciones de los investigados resulta posible conocer de un modo aproximado los municipios en que obtienen adjudicaciones de modo irregular, el modo en que las obtienen (presentando ofertas mendaces que simulan ser de su competencia, concertándose con las autoridades y funcionarios para intervenir en la redacción de los pliegos que rigen los concursos al objeto de introducir cláusulas que impiden a la competencia competir en condiciones de igualdad con los investigados, ofreciendo dádivas, aprovechando los medios de comunicación de que son propietarios, obteniendo información privilegiada que les coloca en el mercado en posición de superioridad, etc...)”.
Se les abrían las puertas de las concejalías
Sobre Ulibarri y su socio, Ángel Luis García, escribe el fiscal en el sumario que son “los dos pilares fundamentales” con quienes cuenta Gespol para influir en los funcionarios y autoridades municipales de varias localidades de la zona de León y Asturias.
Su relevancia gracias a la notoriedad adquirida por ser “empresarios de éxito y propietarios de varios medios de comunicación” les ha abierto las puertas de las concejalías y alcaldías de múltiples Ayuntamientos. “Se cuentan por centenares” las entrevistas y citas de Ángel Luis García, acreditadas gracias a las conversaciones interceptadas, con los alcaldes y concejales de aquellos municipios en los que Gespol quería adjudicaciones.
Además, señala cómo la intervención directa de José Luis Ulibarri, apodado por los otros miembros de la trama como “dios” o “el jefe”, aceleró las negociaciones para obtener concursos de los ayuntamientos de San Andrés del Rabanedo o Villaquilambre (León).