Los políticos ponen fin a la legislatura más estéril

Han pasado más de cuatro meses desde el 20D. Los partidos han sido incapaces de ponerse de acuerdo para formar un gobierno. Y dan por finiquitada la legislatura y por inaugurada una larga precampaña hasta el 26J con un empeño fundamental: convencer al votante de que la culpa de la repetición electoral es del resto.

Por el camino, el Gobierno ha eludido todo control parlamentario en una legislatura estéril en la que se han ido aprobando una serie de propuestas que decaen con la repetición de los comicios: quedarán sin efecto aquellas que apelan al Gobierno a que haga cambios legislativos y se anularán las que se han admitido a trámite. Solo se han rechazado tres de las 15 iniciativas que se han debatido en el Pleno y cuatro han sido respaldadas por abrumadora mayoría –entre ellas la Ley 25 y el voto a los 16 años–. PSOE, Podemos y Ciudadanos han votado lo mismo en siete de esas 15 ocasiones y Albert Rivera se desmarcó de los socialistas en la votación de la LOMCE, pese a que figuraba en su acuerdo.

La última ronda de consultas convocada por el rey, celebrada este lunes y martes, ha concluido con la constatación de que ningún candidato goza de suficientes apoyos para una sesión de investidura. Y con los mismos discursos que se han repetido desde el 20D, con el mismo empeño por imponer cada uno su relato para conjurar diferentes miedos, a veces entrecruzados: aparecer como responsables de la repetición electoral; de que Mariano Rajoy se perpetúe en el Gobierno y de no haber hecho lo posible por llegar a un acuerdo en estos 125 días. Es decir, insisten en los mismos argumentos que han llevado, a sabiendas, a una vía muerta y a la repetición electoral.

El único que hizo un intento, fallido, fue el socialista Pedro Sánchez, que ha llegado con los mismos apoyos que en la fracasada votación a la que se sometió a principios de marzo: sus 90 votos, los 40 de Ciudadanos –en virtud del acuerdo que suscribieron en el pacto del abrazo–, y el de Coalición Canaria. En total: 131. Pero la apuesta socialista por el pacto con Ciudadanos no ha logrado sumar más apoyos en estas semanas.

Sánchez ha insistido este martes en su vocación de “mirar a izquierda a derecha” y en señalar a quienes, a su juicio, han impedido “un Gobierno de cambio y progresista”, según sus palabras: “Hay un bloque del bloqueo formado por el señor Rajoy y el señor Iglesias. Los sillones han impedido el cambio: a todo el señor Iglesias ha dicho que no, ha antepuesto sus sillones a las soluciones, al cambio en nuestro país. Yo más no puedo hacer”. Y ha buscado abrir brechas en Podemos y sus aliados: “Doy las gracias a Mónica Oltra y Joan Baldoví, ojalá Íñigo Errejón, el moderado, tuviera más peso en Podemos”.

Tampoco ha seducido a sus interlocutores la propuesta de Mariano Rajoy de formar un Gobierno en torno a él con el concurso del PSOE y Ciudadanos. Esta gran coalición o Gobierno de concertación fue desechada desde el principio por Pedro Sánchez.

El propio Rajoy este martes ha vuelto a culpar a Sánchez por ello –“no es normal que dos grandes fuerzas políticas no dialoguen porque uno no quiere hacerlo. Eso hay que corregirlo para el futuro”– y ha defendido su gran coalición, “de moderación”, según él: “Esa propuesta era la más razonable, la mejor para los españoles, para España y la sigo defendiendo en el día de hoy”.

Albert Rivera, al igual que Rajoy, también defendió desde el primer día un “Gobierno constitucionalista” entre Ciudadanos, PP y PSOE y ha estado invitando reiteradamente al PP a sumarse a su acuerdo con el PSOE al tiempo que insistía en que Rajoy no podía “liderar un Gobierno de reformas y regeneración”.

El mismo Rajoy a quien Rivera sirvió en bandeja su apoyo en el cierre de la última campaña electoral:

Gobierno a la valenciana

Tampoco ha tenido éxito el “Gobierno a la valenciana” que ha propugnado Podemos –que no participa en el Gobierno valenciano de PSOE y Compromís– por el pacto del PSOE con Ciudadanos y por la negativa socialista –resolución del Comité Federal del PSOE mediante– a aceptar que ERC y DiL facilitaran su investidura: la consulta catalana constituye una doble línea roja, tanto para el PSOE, en un sentido, como para Podemos, las confluencias y los partidos catalanes en el sentido opuesto.

Y, por eso, el Acuerdo del Prado propuesto por Compromís ha tenido tan poco recorrido, porque el PSOE insistía en ir de la mano de Ciudadanos y porque el gobierno a la valenciana es de coalición y los socialistas han hablado de “gobierno de Pedro Sánchez con independientes”. La propuesta, así mismo, ha sido despreciada tajantemente por Rivera: “No voy a opinar de tres páginas para un gobierno de cuatro años conformado por seis partidos”.

“El PSOE ha dicho que no a la propuesta de Compromís”, ha afirmado este martes el líder de Podemos, que se ha apoyado en las declaraciones de la vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, quien ha mostrado su contrariedad ante la contrapropuesta lanzada por el PSOE al documento que esta mañana ha puesto sobre la mesa Compromís. La dirigente de la coalición valenciana ha considerado “un insulto a los españoles” la respuesta del portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando. “¿De qué van?”, ha espetado Oltra.

Iglesias ha calificado de “cristalina” esta declaración y ha lamentado los, en su opinión, “continuos noes del PSOE”. Y los ha contrapuesto a las distintas propuestas lanzadas por Podemos. “No hemos parado de hacer cesiones”, ha asegurado Pablo Iglesias. Noes de los que también ha hablado Sánchez, pero en sentido inverso. “Iglesias ha dicho no a todo”, ha afirmado el secretario general del PSOE.

Así, el 26 de abril el discurso de los partidos, lo que ahora se llama relato que no es más que cómo se intenta hacer hegemónico en la sociedad tu interpretación de los hechos, es el mismo que en las últimas semanas y, previsiblemente, el mismo que en las que vendrán hasta el 26 de junio, dentro de dos meses: intentar convencer al votante de que la culpa de que no se haya producido un gobierno es del adversario político, sobre todo de aquel con el que te disputas votos, mientras, paralelamente, se señala al “enemigo” a quien te está impidiendo batir la posición política de ese adversario.

Es decir, Iglesias y Garzón culpan Sánchez de perpetuar a Rajoy en Moncloa por pactar con Ciudadanos; y Sánchez culpa a los dos primeros por “no anteponer lo que nos une a lo que nos separa” y Rivera señala a Iglesias y Rajoy. “Ciudadanos considera que si Rajoy e Iglesias quieren repetir las elecciones, guste o no guste, tendrá que haber acuerdos, que nadie espere varitas mágicas”, ha agregado este martes.

Mientras tanto, Rajoy culpa a todos de “no aceptar el resultado electoral del 20D, que señaló un partido ganador, el PP, con siete millones de votos”.

Y entre reproche y reproche, los partidos dan por finiquitada la legislatura y por inaugurada una larga precampaña hasta el 26J con un empeño fundamental: convencer al votante de que la culpa de la repetición electoral es del resto; de que el otro es el culpable de que pueda seguir Rajoy en Moncloa; de que los demás son los responsables de que no haya Ggobierno “moderado”, “reformista”, “de cambio”, “de progreso”, “a la valenciana”, según quién hable. Y, por el camino, ese empeño por imponer el relato de estos cuatro meses puede llevar a pesar más que los cuatro años anteriores de Rajoy.