París, 12 feb (EFE).- Los jefes de la diplomacia de Francia, Alemania y Polonia, dialogaron este lunes sobre la forma de coordinarse frente a las múltiples maniobras de desinformación dirigidas desde el régimen ruso, y sobre su voluntad de compartir ideas con todos sus socios de la Unión Europea (UE).
“Tenemos que proponer ideas para toda Europa”, señaló la ministra alemana, Annalena Baerbock, en una comparecencia conjunta ante la prensa al término de esta reunión en el formato de lo que se conoce como el Triángulo de Weimar en Saint-Cloud, en el extrarradio de París.
Baerbock, que se refirió a una “enorme red prorrusa” de desinformación que se ha desmantelado recientemente en su país, indicó que los europeos no pueden permitirse que la confianza de sus sociedades sea socavada “por fuerzas exteriores”.
“Necesitamos -añadió- un plan común para luchar contra la desinformación”, una idea que quedó reflejada en una declaración común al término del encuentro.
El titular francés de Exteriores, Stéphane Séjourné, hizo hincapié en que este es particularmente un año sensible a esas operaciones de desinformación, por las muchas elecciones que se celebran y para Francia también porque organiza los Juegos Olímpicos de París este verano.
Los mecanismos de alerta que se quieren poner en común buscan, por una parte, demostrar que esas maniobras de injerencia existen y ponerlas en conocimiento de la opinión pública.
En un documento publicado por el Ministerio francés de Exteriores se hace un repaso de algunos de los modos de acción más comunes utilizados por Rusia, como la creación de medios de comunicación, fundaciones o centros de ideas controlados por el régimen, el uso de cientos de miles de cuentas falsas en redes sociales.
O la colocación, a cambio de dinero, de artículos que transmiten posiciones favorables a los intereses rusos en medios de comunicación convencionales.
En el documento, se recuerda uno de los últimos episodios de esas maniobras atribuidas a Rusia en Francia: la aparición de numerosas pintadas de estrellas de David, símbolo de los judíos, en muchas fachadas de París y de ciudades de los alrededores, como una forma de generar discordia entre comunidades religiosas.
El ministro polaco, Radoslaw Sikorski, explicó que los regímenes como Rusia se aprovechan de que en democracia el espacio público está abierto para lanzar operaciones de injerencia, sabiendo que lo contrario es prácticamente imposible.
También destacó que una maniobra de ese tipo en periodo electoral puede hacer bascular el resultado final de unos comicios si consigue cambiar el voto de sólo un pequeño porcentaje del electorado.